Lunes de la 22ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 4,16-30
En aquel tiempo fue Jesús a Nazaret, donde se había criado; entró en la 
sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer
 la lectura. Le entregaron el libro del profeta Isaías y, 
desarrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: "El Espíritu 
del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido. Me ha enviado para dar 
la Buena Noticia a los pobres, para anunciar a los cautivos la libertad,
 y a los ciegos la vista. Para dar libertad a los oprimidos; para 
anunciar el año de gracia del Señor". Y, enrollando el libro, lo 
devolvió al que lo ayudaba y se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos 
fijos en él. Y él se puso a decirles: "Hoy se cumple esta Escritura que 
acabáis de oír".
Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de 
gracia que salían de sus labios. Y decían: "¿No es éste el hijo de 
José?"
Y les dijo: "Sin duda me recitaréis aquel refrán: "Médico, cúrate a ti 
mismo"; haz también aquí, en tu tierra, lo que hemos oído que has hecho 
en Cafarnaúm". Y añadió: "Os aseguro que ningún profeta es bien mirado 
en su tierra. Os garantizo que en Israel había muchas viudas en tiempos 
de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo 
una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue 
enviado Elías más que a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón.
 Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin 
embargo, ninguno de ellos fue curado más que Naamán, el sirio".
Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, 
lo empujaron fuera del pueblo hasta un barranco del monte en donde se 
alzaba su pueblo, con intención de despeñarlo. Pero Jesús se abrió paso 
entre ellos y se alejaba.
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús fue a su pueblo, a Nazaret. Tuvo que ser un día emocionante para 
él. Va a anunciar su mensaje a sus amigos, a su familia, a los 
vecinos... Jesús se presenta como las palabras del profeta Isaías: El 
Espíritu Santo está sobre mí, me ha enviado a dar la buena noticia a los
 pobres...
El Espíritu Santo está también sobre ti. Lo has recibido en tu bautismo y
 en la confirmación; lo recibes cada vez que le abres tu corazón. Y has 
recibido el Espíritu de Jesús para dar la buena noticia, para curar, 
para liberar, para liberar... Pero en muchas ocasiones no somos 
conscientes de la presencia del Espíritu en nuestra vida, no acabamos de
 creer en su fuerza...
¿Qué te dice Dios? ¿Que le dices?
Los que habían sido sus vecinos primero reaccionan con admiración, pero 
después comienzan a cerrarse: ¿No es éste el hijo de José? Aquel día 
Jesús cosechó uno de los fracasos más sonoros y dolorosos. Nos cuesta 
acoger la Palabra de Dios cuando el heraldo es un conocido, un amigo, un
 familiar...
Los nazarenos perdieron una gran oportunidad para conocer mejor a Dios, 
para vivir con más esperanza, con más alegría, con más sentido. Cada vez
 que rechazamos la Palabra de Dios, también salimos perdiendo.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Vine a los míos y los míos no me recibieron.
Me hice como uno de ellos y no me conocieron.
Busqué nuevas formas de presencia:
me prolongué en signos visibles,
me quedé en sus templos y en sus casas,
quise estar en el centro de sus encuentros,
pero ellos apenas se dan cuenta.
Me encarné en el pobre y en el que sufre;
quise hacerme presente en sus debilidades:
curar, compartir, acompañar, servir,
ser testigo firme de toda vida, aún de la más débil;
pero ellos se van por otros caminos.
Me ofrecí como alimento –sabroso pan y dulce vino–
pero el banquete les parece insípido y triste.
Me hice palabra buena y nueva,
y ellos la amordazan con leyes y normas.
Les descubrí los manantiales de agua viva,
y vuelven a las pozas y charcas contaminadas.
Tengo cada día una cosecha generosa
de dones y gracias que quiero repartir,
pero nadie la solicita, y me quedo con mis dones.
¡No hay dolor mayor que no poder darse a quien se quiere!
Tal vez equivoqué la estrategia.
Si me hubiera quedado en un lugar solamente,
seguro que todos irían a buscarme y a pedirme.
¡Me tienen al alcance de la mano,
pero ellos prefieren ir a encontrarme
a oscuros y estériles rincones!
A pesar de todo, renuevo mi presencia.
Me quedo con vosotros.
Me quedo en el centro de vuestra vida.
No me busquéis lejos.
Buscadme en lo más profundo de vuestro ser,
en lo más querido de vuestros anhelos,
en lo más importante de vuestras tareas,
en lo más cálido de vuestros encuentros,
en lo más claro de vuestra historia.
Buscadme en el dolor y en la alegría,
siempre en la esperanza y en la vida.
Os espero.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 30 de agosto de 2021
Lunes, 30 de agosto de 2021
domingo, 29 de agosto de 2021
Domingo, 29 de agosto de 2021
 Domingo de la 22ª semana del t.o.B
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 7, 1‑8. 14‑15. 21‑23
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un grupo de fariseos con algunos 
escribas de Jerusalén, y vieron que algunos discípulos comían con manos 
impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Los fariseos, como los demás 
judíos, no comen sin lavarse antes las manos restregando bien, 
aferrándose a la tradición de sus mayores, y, al volver de la plaza, no 
comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de 
lavar vasos, jarras y ollas.)
Segun eso, los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: —«¿Por qué 
comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los 
mayores?»
Él les contestó: —«Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como 
está escrito: "Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está
 lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que 
enseñan son preceptos humanos." Dejáis a un lado el mandamiento de Dios 
para aferraros a la tradición de los hombres.»
Entonces llamó de nuevo a la gente y les dijo: —«Escuchad y entended 
todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale
 de dentro es lo que hace impuro al hombre. Porque de dentro, del 
corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, 
robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, 
desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas 
maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro.»
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Los fariseos no amaban al Señor. Al contrario: lo odiaban. Y cualquier razón era buena para criticarlo.
    "Señor no dejes que domine en nosotros el odio"
    "Ayúdanos a descubrir lo bueno de cada persona"Algunos
 judíos hacían muchas cosas "piadosas", pero el corazón estaba lejos de 
Dios. Nosotros vamos a la Eucaristía, tenemos grupos de vida, estamos 
comprometidos... Pero ¿dónde está nuestro corazón? ¿qué te dice Dios? 
¿qué le dices?
Lo importante es lo que sale del corazón. Por lo tanto, nuestra tarea 
más importante es "cuidar nuestro corazón". ¿Cómo podemos cuidarlo? 
Podemos estar atentos para descubrir malos deseos, endurecimientos, 
falta de ilusión...  y sobre todo, podemos encontrarnos con Jesús, en la
 oración y en los sacramentos. Él nos lo cuidará mejor que nadie.
Rompedor
de esas costumbres sociales
que nos favorecen y engrandecen
dándonos seguridad
y manteniéndonos al frente.
Rompedor
de prejuicios e intereses,
tan arraigados en el corazón y la mente,
que marcan diferencias favorables
para engordar el currículo vital.
Rompedor
de toda norma que segrega
y pone donde no quieres a ciegos,
inválidos, emigrantes y pobres,
a quiénes no tienen apellido ni dote.
Rompedor
si te invitamos a nuestra casa,
y si nos invitas a tu banquete;
y si nos invita otro cualquiera,
¡mantienes tu palabra evangélica!
Rompedor
en fiestas y actos oficiales,
en los grandes banquetes
y en las comidas y cenas de siempre,
pues todos los hechos son importantes.
Rompedor
aunque se trate de familiares
o de amigos y vecinos con euro-dólares.
Tú nos quieres vacíos y libres
Para recompensarnos con tus dones.
¡Rompedor, como siempre!
Florentino Ulibarri.  
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 28 de agosto de 2021
Sábado, 28 de agosto de 2021
 Sábado de la 21ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 25, 14-30
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "Un hombre 
que se iba al extranjero llamó a sus empleados y los dejó encargados de 
sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro 
uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió 
cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El
 que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que 
recibió uno, hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a
 ajustar cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco 
talentos y le presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me 
dejaste; mira, he ganado otros cinco". Su señor le dijo: "Muy bien. Eres
 un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un
 cargo importante; pasa al banquete de tu señor". Se acercó luego el que
 había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; 
mira, he ganado otros dos". Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un 
empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un 
cargo importante; pasa al banquete de tu señor".
Finalmente se acercó el que había recibido un talento y dijo: "Señor, 
sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no
 esparces; tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí 
tienes lo tuyo". El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y 
holgazán; ¿conque sabías que siego donde no siembro y recojo donde no 
esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al 
volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento
 y dádselo al que tiene diez. Porque el que tiene se le dará y le 
sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese
 empleado inútil echadlo fuera, a las tinieblas, allí será el llanto y 
el rechinar de dientes"".
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
onocemos muy bien esta parábola. Pero no se trata solamente de conocer 
bien. Se trata de descubrir en cada momento qué nos está queriendo decir
 Dios en cada momento de la vida.
Nos podemos preguntar:
- ¿Qué talentos he recibido a lo largo de mi vida? ¿Qué talentos he recibido hoy? Damos gracias.
- ¿Qué he hecho con los talentos que he recibido? ¿Qué talentos he 
trabajado, cuáles han acabado escondidos bajo tierra? Damos gracias y 
pedimos perdón.
- ¿Qué ocurre cuando trabajo los talentos recibidos? ¿Qué ocurre cuando 
los escondo? Le pedimos a Dios que nos ayude a aprender de las 
experiencias del pasado.
- ¿Qué me dice Dios en este momento de mi vida? ¿Qué le digo?
Señor, tú nos has confiado muchos talentos, muchas capacidades, muchas posibilidades de crecer y servir. (los recordamos)
Hay talentos muy vistosos: la simpatía, la facilidad de palabra, la 
fuerza física... Otros talentos están más ocultos: la capacidad de amar,
 de escuchar, de rezar...
Señor, gracias por todos los talentos he recibido a lo largo de mi 
vida. Dame sabiduría para reconocer hasta los talentos más ocultos y 
aquellos que crecen en mí cuando me acerco a ti  a los hermanos.
No permitas que, en vez de agradecer los talentos recibidos, esté continuamente echando de menos los que han recibido otros.
Señor, gracias por todas las personas, por todas las situaciones 
complicadas que me ayudan a descubrir y desarrollar talentos nuevos, 
desconocidos.
Gracias por ayudarme a poner mis capacidades al servicio del prójimo
 y del necesitado, de un mundo más hermoso, de una iglesia más 
evangélica y evangelizadora.
Te pido perdón porque no he trabajado todos los talentos, porque muchos han acabado escondidos bajo tierra.
Señor, ayúdame a conocer, valorar, agradecer y trabajar los talentos
 recibidos. Así crecerá la alegría en mis hermanos y en mi corazón y en 
el tuyo. Amén.
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 27 de agosto de 2021
Viernes, 27 de agosto de 2021
 Viernes de la 21ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 25, 1-13
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "El Reino de 
los cielos se parecerá a diez doncellas que tomaron sus lámparas y 
salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran 
sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en 
cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El 
esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se 
oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!" Entonces se 
despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus 
lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un poco de 
vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas". Pero las sensatas 
contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, 
mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis". Mientras iban a 
comprarlo llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él 
al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también 
las otras doncellas, diciendo: "Señor, señor, ábrenos". Pero él 
respondió: "Os lo aseguro: no os conozco". Por tanto, velad, porque no 
sabéis el día ni la hora".
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A primera vista parece que las vírgenes sensatas son egoístas, pero con 
su actitud nos están enseñando algo importante: hay cosas que nadie 
puede hacer por nosotros. Nadie puede tener fe por nosotros, nadie puede
 amar por nosotros, nadie puede rezar por nosotros, nadie puede esperar 
al Señor por nosotros...
Señor, hazme diligente en la fe,
Cura mi pereza y hazme entender que…
nadie puede velar en lugar de mí,
nadie puede amar en lugar de mí,
nadie puede rezar en lugar de mí,
nadie puede aprender en lugar de mí,
nadie puede caminar en lugar de mí
nadie puede sufrir y gozar, en lugar de mí
nadie puede vivir en lugar de mí.
La existencia no admite representaciones.
Despiértanos del sueño de una vida superficial,
Que cada día llenemos nuestras lámparas
en la oración, en los sacramentos, en la comunidad cristiana,
con el cariño de quienes nos quieren bien
y en el servicio a las personas que nos necesitan.
para que podamos verte, reconocerte y acogerte,
para que tú puedas compartir con nosotros tu alegría y tu paz.
Amén.
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Dichosos quienes mantienen sus lámparas encendidas
y las comparten y llevan bien altas para que alumbren
y guíen a quienes andan a ras de tierra sin ellas,
perdidos entre laberintos, heridas y quejas.
Dichosos quienes permanecen en vela,
con el espíritu en ascuas y el cuerpo en forma,
y están siempre despiertos y atentos para quien llega
a medianoche, de madrugada o cuando el sol calienta.
Dichosos quienes se comparten y entregan,
y son fieles a mi deseo y palabra más sincera
y saben vivir como hijos y hermanos,
tengan cargos o sólo mandatos en su haber humano.
Dichosos quienes no buscan quedar bien, ni excusa
en el cansancio, la edad y la dignidad,
ni en el tiempo que pasa, ni en el premio que se retarda,
y mantienen su entrega para quienes los necesitan.
Dichosos quienes, estén dentro o fuera,
no tienen miedo a tormentas ni a sequías,
ni a huracanes, ni a calmas sin brisa,
y mantienen abierta su choza o su casa solariega.
Dichosos quienes no les importa ser pocos
y, menos aún, quedarse sin nada,
porque saben que el Padre está con ellos y les ama,
y les regala cada día lo necesario para el camino.
Dichosos quienes respetan y sirven sin queja
a sus hermanos, aunque les sean extraños,
y quienes ni comen ni engordan sus cuentas
a costa de otros pueblos y de sus ciudadanos.
Dichosos quienes se saben enviados
y se sienten, sin agobio, responsabilizados,
y aceptan ser hijos y hermanos de todos,
y al servir no se sienten humillados.
¡Dichosos mis discípulos!
¡Dichosos vosotros!
¡Dichosos quienes necesitan vuestro servicio!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 26 de agosto de 2021
Jueves, 26 de agosto de 2021
Jueves de la 21ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 24, 42-51
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Estad en vela, porque no 
sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que, si supiera el dueño
 de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no 
dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso estad también vosotros 
preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del Hombre.
 ¿Dónde hay un criado fiel y cuidadoso, a quien el amo encarga de dar a 
la servidumbre la comida a sus horas? Pues dichosos ese criado si el 
amo, al llegar, lo encuentra portándose así. Os aseguro que le confiará 
la administración de todos sus bienes. Pero si el criado es un canalla 
y, pensando que su amo tardará, empieza a pegar a sus compañeros y a 
comer y a beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo 
espera llegará el amo y lo hará pedazos, como se merecen los hipócritas.
 Allí será el llanto y el rechinar de dientes".
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
El Evangelio nos llama a estar en vela, con los ojos abiertos, con la fe
 despierta, para descubrir al Señor que nos trae la salvación, la paz...
Velar significa orar, estar atentos a las necesidades de las personas, atender a los sentimientos del corazón...
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Somos administradores de los bienes de la tierra. No son nuestros. Son 
de Dios y no son sólo para nosotros, son para todos. Estamos llamados a 
distribuir la comida y todos los bienes recibidos.
Esta tarea no pertenece sólo a los grandes de la tierra. Todos podemos 
hacer algo, aunque sea poco. Podemos compartir, podemos colaborar en 
organizaciones que trabajen por unas relaciones justas entre todos los 
hombres y los pueblos, podemos presionar con el voto a los gobernantes 
para que solucionan problemas tan graves y vergonzosos como el hambre en
 el mundo...
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Llega de día, llega de noche.
Se le espera por la puerta, llega por la ventana.
Le buscamos con alegría, llega con su cruz.
Estamos de guardia, nos llama desde dentro.
Rastreamos huellas, llega por senderos nuevos.
Llega en la abundancia
y más todavía en la pobreza.
Llega cuando triunfamos
y nos acompaña en los fracasos.
Llega cuando es deseado
y se presenta cuando no se le espera.
Llega en el silencio y en el áspero y abrasador viento.
Llega también en la multitud y el ruido.
Llega para dormirnos y para despertarnos.
Llega a través de todas las caras que encontramos
a lo largo del día en nuestro camino.
Llega en el desierto de manantiales inciertos,
en las estepas de desconocidos pozos,
en los bosques frondosos en que nos perdemos,
en las altas cumbres que hollamos,
y en los valles que nos dan vértigo.
Llega a cada instante.
Llega en cada lugar.
Allí donde estamos, está.
Fiel a tu palabra
ya estás esperándonos.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.  
miércoles, 25 de agosto de 2021
Miércoles, 25 de agosto de 2021
 Miércoles 21ª semana de tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 23, 27-32
En aquel tiempo habló Jesús diciendo: "¡Ay de vosotros, letrados y 
fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros encalados! Por 
fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos y 
podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por 
dentro estáis repletos de hipocresía y crímenes.
¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros
 a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: "Si
 hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido 
cómplices suyos en el asesinato de los profetas!" Con esto atestiguáis 
en contra vuestra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. 
¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!"
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Sepulcros blanqueados. Muy bonitos por fuera y llenos de podredumbre por
 dentro. Parecéis justos, pero estáis repletos de hipocresía y crímenes.
 Estas palabras también están dirigidas a cada uno de nosotros, que 
dedicamos mucho tiempo a cuidar nuestro aspecto y poco nuestro corazón, 
que buscamos más la belleza del cuerpo que la bondad del alma.
            “Señor, ayúdanos a reconocer nuestra hipocresía
             a descubrir la verdad de nosotros mismos.
             Perdónanos y cúranos.”
Asesinos de los profetas. Los profetas son testigos de la verdad, de una
 verdad que en muchas ocasiones nos resulta incómoda. Los profetas 
denuncian nuestro pecado. Resultan insoportables para nuestro orgullo.
Hay muchas formas de matar a los profetas. Se les puede condenar al 
silencio, se les puede acusar de reaccionarios o de revolucionarios 
(según convenga)...
          
Nos jactamos de una ética personal intachable,
nos consideramos justos;
pero algo falla,
pues no acabamos de estar satisfechos
y buscamos justificarnos ante los demás,
ante ti, Señor,
y ante nosotros mismos.
Ya no subimos al templo a orar,
ni creemos en el destino,
ni tememos tu brazo extendido,
y pasamos de los oráculos eclesiásticos;
pero aunque, a veces, busquemos el silencio,
la serenidad, la paz, la interioridad,
no nos atrevemos a entrar
en nosotros mismos
ni a cruzarnos con los demás
siendo compañeros de camino.
Buscamos, como siempre,
los primeros puestos,
triunfo y éxito en lo nuestro,
estar en el centro,
tener todo bien sujeto,
no perder lo ya adquirido
y disponer de una respuesta
que justifique nuestro status;
pero no encontramos lo que necesitamos,
y nos rebelamos.
Nuestra súplica,
aunque exprese verdad,
sigue siendo una farsa,
la farsa del que se esconde al exponerse,
pues busca lucirse
y oculta su debilidad.
De nada sirve renovar gestos,
palabra y piel,
si nuestro corazón se resiste
y se queda al margen.
¡Tú nos quieres como somos,
débiles y pecadores,
antes que fariseos arrogantes!
Florentino Ulibarri.
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 24 de agosto de 2021
Martes, 24 de agosto de 2021
 San Bartolomé, Apóstol
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 1,45-51
En aquel tiempo, Felipe encuentra a Natanael y le dice: "Aquel de quien 
escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús,
 hijo de José, de Nazaret." Natanael le replicó: "¿De Nazaret puede 
salir algo bueno?" Felipe le contestó: "Ven y verás." Vio Jesús que se 
acercaba Natanael y dijo de él: "Ahí tenéis a un israelita de verdad, en
 quien no hay engaño." Natanael le contesta: "¿De qué me conoces?" Jesús
 le responde: "Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de 
la higuera, te vi." Natanael respondió: "Rabí, tú eres el Hijo de Dios, 
tú eres el Rey de Israel." Jesús le contestó: "¿Por haberte dicho que te
 vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores." Y le añadió:
 "Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y
 bajar sobre el Hijo del hombre."
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Hoy es la fiesta de San Bartolomé, llamado en el Evangelio Natanael. San
 Bartolomé recibe la llamada de Jesús a través de Felipe.
Damos gracias por las personas que nos han ayudado a encontrarnos a 
Jesús y pedimos a Dios que nos dé acierto para ayudar a otros a conocer 
al Maestro.
Natanael tiene prejuicios: “De Nazaret puede salir algo bueno?” Pero es capaz de superarlos.
¿Qué prejuicios te impiden crecer como persona y como cristiano? Pide al Señor luz para reconocerlos y fuerza para superarlos.
Natanael se impresiona cuando Jesús le dice que lo vio debajo de una 
higuera; y confiesa que Jesús es el Hijo de Dios. Jesús le asegura que 
ha de ver cosas mayores.
A veces podemos creer que ya lo hemos descubierto todo en lo que toca a 
religión. Sin embargo, creer en Jesucristo es una aventura, siempre nos 
aguardan experiencias nuevas.
Señor Jesús,
ser cristiano no es una teoría,
es una experiencia,
Es un encuentro contigo,
Es acoger el Amor del Padre.
Es dejarse llevar por el Espíritu.
Es vivir como hermanos.
Es seguir el camino de la entrega.
Es dejarme llevar por Ti.
Es abrazar la cruz del amor.
Es gozar ya de la resurrección.
Por eso, Tú no teorizas.
Tú invitas: “Ven y verás”.
Verás que el amor de Dios te llena,
Verás que el Espíritu te impulsa,
Verás que es posible apoyarse en la debilidad de los hermanos,
Verás que sólo tiene vida quien la entrega.
Verás que sólo es libre quien busca la verdad,
quien obedece a Dios y a su corazón.
Verás que la cruz es camino de felicidad,
porque es camino de amor.
Verás como tus alegrías se multiplican.
Señor,
gracias por invitarme,
gracias por haber respondido a tu llamada,
gracias porque he podido experimentar
que Tú no quitas nada y lo das todo.
Señor, quiero seguir adelante,
aunque tenga pereza y miedo.
No quiero quedarme en la orilla
Quiero remar mar adentro
y unir mi vida a la tuya
para siempre y en todo.
Señor,
gracias por contar conmigo,
para decir a mis amigos,
a los que buscan felicidad,
a los que no te conocen,
a los que te necesitan,
para decir a todos:
“Ven y verás.
Jesucristo es el Camino,
La Verdad y la Vida”.
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Cuando el amor te llame, síguelo;
aunque sus caminos sean arduos y penosos.
Y cuando sus alas te envuelvan, entrégate a él;
aunque la espada escondida bajo su plumaje pueda herirte.
Cuando el amor te hable, cree ciegamente en él;
aunque su voz derribe tus sueños
como el viento destroza los jardines.
Porque si el amor te hace crecer y florecer,
él mismo te podará.
Y nunca te creas capacitado para dirigir el curso del amor,
porque el amor si te considera digno de sí,
dirigirá tu curso por los caminos de la vida.
Esto hará el amor en ti para que conozcas los secretos del corazón.
El amor no da más que de sí mismo
y no toma más que de sí mismo.
El amor no posee nada
y no quiere que nadie lo posea,
porque el amor, se sacia en el amor.
Por eso, cuando ames no debes decir:
«Dios está en mi corazón», es mejor decir:
«Estoy en el corazón de Dios».
Kalhil Gibran
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.