Viernes de la 17ª semana de tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 13, 54-58
En aquel tiempo fue Jesús a su ciudad y se puso a enseñar en la 
sinagoga. La gente decía admirada: "¿De dónde saca éste esa sabiduría y 
esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y 
sus hermanos, Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus 
hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?".Y aquello les resultaba 
escandaloso.
Jesús les dijo: "Sólo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta". Y no hizo allí muchos milagros, porque les faltaba fe.
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús es rechazado como profeta en su propia tierra, entre los más 
próximos. ¿Cómo recibimos nosotros a los profetas? ¿Cómo recibimos a los
 profetas de nuestra tierra, de nuestra familia, de nuestro lugar de 
trabajo?
            “Enséñanos a reconocer tu voz en las personas más cercanas”
            “Que sepamos acoger la verdad, venga de donde venga”
Si tratamos de decir la verdad, si denunciamos las injusticias, si 
anunciamos el Evangelio, recibiremos el mismo trato que recibió Jesús en
 su pueblo. ¿Estamos dispuestos?
            “Danos un Espíritu fuerte para ser fieles,
             para ser testigos del Evangelio en nuestros ambientes,
             aunque no se entienda, aunque nos critiquen.
             Gracias por las personas que son capaces de dar la vida
             en la misión de anunciar tu Reino y luchar contra el mal”
-------------------------------------------------------------------------
La fe es abandonarse total y confiadamente en manos de Dios, sin esperar a verlo todo claro.
Auméntanos la fe.
La fe es depositar la propia vida en manos del auténtico Señor: Dios. Saber, aceptar y reconocer la propia pequeñez.
Auméntanos la fe.
La fe es el salto libre del trapecista en el vacío, seguro de encontrarse con las manos de Amigo.
Auméntanos la fe.
La fe es poner a Dios como único absoluto de la propia vida.         
Auméntanos la fe.
La fe es la brújula que orienta la vida, que la pone de cara al "norte", de cara a la felicidad y la justicia, de cara a Dios.
Auméntanos la fe.
La fe es abrirse a hacer la voluntad de Dios, que busca siempre nuestro bien y felicidad.
Auméntanos la fe.
La fe es atreverse cada día a tocar a Dios, seguros de que Él nos dará su fuerza.
Auméntanos la fe.
La
 fe es poner en manos de Dios los problemas de las personas que amamos 
y, a la vez, ponerse manos a la obra para solucionarlos.
Auméntanos la fe.
La fe es aceptar a Dios como respuesta, no siempre fácil ni evidente, a los interrogantes del ser humano.
Auméntanos la fe.
La
 fe es soñar despierto, arriesgar la vida, vivir en un sano 
inconformismo; es saber amar y esperar que es posible lo imposible.
Auméntanos la fe.
Fe es creer en la fuerza del débil, en el poder transformador de la oración, en la “eficacia” de la acción que sólo Dios ve.
Auméntanos la fe.
La
 fe es la llave que abre nuestro corazón para que Dios pueda curarlo y 
trasformarlo, llenarlo de de alegría, de compasión y de amor.
Auméntanos la fe.
Fe es esperar que después de cada noche amanece un nuevo día; que tras la muerte nos una Vida Nueva.
Auméntanos la fe.
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 30 de julio de 2021
Viernes, 30 de julio de 2021
jueves, 29 de julio de 2021
Jueves, 29 de julio de 2021
 Santa Marta
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 11,19-27
En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para 
darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba 
Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa.
Y dijo Marta a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto 
mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo 
concederá."
Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará."
Marta respondió: "Sé que resucitará en la resurrección del último día."
Jesús le dice: "Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, 
aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá 
para siempre. ¿Crees esto?"
Ella le contestó: "Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo."
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Marta está rota por el dolor. La muerte de su hermano Lázaro le pesaba 
como una losa. Pero cuando se entera de que Jesús está llegando, sale 
para acogerlo.
En sus primeras palabras se mezclan la fe y el reproche: “Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano”.
Señor:
demasiados interrogantes,
dudas y oscuridades;
a veces, demasiados golpes,
heridas y fracasos,
como para no protestar
y plantearte pleito.
Me enfado y quejo,
te reprocho, te increpo
y levanto la voz,
te acuso de ambiguo y tramposo
y me enfrento a ti sin autocensura,
mantengo el pleito.
Y Tú, no te incomodas
ni te impacientas,
ni rompes los lazos de seducción y amor
que un día forjaste;
toleras nuestras impertinencias
aunque se repitan.
Pero no sé si te ríes
o eres todo misericordia
rompiendo nuestros esquemas.
Quizá te agrade nuestra libertad,
frescura y rebeldía,
y temas más el silencio
y la incomunicación de tus hijos
que nuestros cuestionamientos
y salidas de tono.
Sabes que este pulso sucede,
aunque no lo parezca,
en nuestro huerto y bodega;
y que es reflejo de nuestra trayectoria vital
que se asemeja a un arco de tiro
que, al tensarse, une los dos extremos
con los que juega y se manifiesta.
Cuanto más nos tensamos,
más juntos están en nosotros
la rebeldía y la confianza,
la protesta y la obediencia,
el grito y el abrazo,
el no y el amén;
y más veloz sale la flecha
con los anhelos más cálidos y vivos,
dejando las cañadas oscuras,
hacia la tierra prometida
y el regazo de quien le da acogida.
Y después de tantas quejas y protestas,
o en medio de ellas,
la única respuesta que descubrimos
está ya tatuada en la historia
y en la Buena Noticia:
Si tenéis fe,
¡cómo no voy a hacer justicia!
Florentino Ulibarri
En la conversación con Jesús, la fe va ganado la partida al reproche 
hasta que desaparece el reproche y brilla con toda su fuerza la fe: “Sé 
que resucitará en la resurrección del último día ... Señor, yo creo que 
Tú eres el Mesías que tenía que venir.”
A veces, cuando sufrimos no queremos saber nada de Dios. Sin embargo, 
María nos enseña a acercarnos a Dios, aunque sea para quejarnos. Tenemos
 que dar la oportunidad a Dios para que poco a poco transforme nuestro 
dolor en una fe más recia.
¿Qué te dice Dios? ¿qué le dices?
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 28 de julio de 2021
Miércoles, 28 de julio de 2021
 Miércoles de la 17ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 13, 44-46
En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: "El reino de los cielos se parece
 a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a 
esconder, y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el
 campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante en 
perlas finas, que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo 
lo que tiene y la compra."
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Cada persona tiene su forma de valorar lo que tiene y lo que no tiene:
-          Hay cosas que no nos gustan
-          Otras nos parecen buenas sin más
-          Nos gustaría tener algunas
-          Hay cosas por las que estamos dispuestos a hacer un esfuerzo
-          Finalmente, hay tesoros, por los que estaríamos a dar todo lo que tenemos.
¿Qué lugar ocupa en tu corazón y en tu vida la fe, la oración, el 
compromiso por los necesitados, la comunidad cristiana, la familia...? 
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
            “Señor, hazme descubrir el valor de la amistad que me ofreces,
             inclina mi corazón a las cosas que de verdad son importantes
             no dejes que entregue mi vida a causas que no merezcan la pena.
             Gracias por el tesoro de la fe, de la oración, de la amistad...
             Hazme capaz de darlo todo por la perla preciosa del Evangelio”
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Señor, la vida está llena de encrucijadas,
llena de caminos que se abren a mi paso,
aunque a veces no soy consciente
y elijo sin pensar, sin darme cuenta,
dejándome llevar por la rutina, por la pereza,
por la prisa, por lo que otros esperan de mí…
Ayúdame a valorar la libertad que me diste
y a utilizarla con responsabilidad;
a rechazar lo malo y elegir lo bueno,
a desenmascarar la mentira y buscar la verdad,
a desechar el rencor y optar por el perdón,
a descartar una vida cerrada a los demás
y construir una vida compartida y entregada.
a vencer al egoísmo y escoger el amor.
Dame luz para encontrar el tesoro escondido,
y valor para renunciar a cuanto me aleje de él.
Ayúdame a escoger, entre lo bueno, lo mejor,
el camino que más me ayude a crecer y ser feliz,
el camino en el que sirva más y mejor,
el camino que me acerque más a ti y a tu amor.
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Te tengo y no te tengo
porque, creyendo en tu palabra,
renuncié a poseer cosas y personas
en mi casa, en mi corazón y en mis entrañas.
Y ahora que vivo así,
huérfano de propiedades,
yermo de posesiones,
sin redes, sin cadenas, sin ventosas,
sin paredes, cárceles y murallas,
sin presiones, sin estafas, sin trampas,
es cuando más rico me encuentro
y más libre me siento
para agarrarte y agarrarme,
para retenerte y retenerme
en este espacio vacío
que es mi casa, mi corazón y mis entrañas,
y que Tú habitas libremente
con ternura infinita, humana y divina,
desde que existe.
Y así, a la contra como quien dice,
la fe empieza a invadirme
por todos los poros, vías y heridas;
y yo me dejo llevar por tu brisa, huellas y melodía
a un encuentro sorprendente.
Gracias porque es posible tenerte y retenerte,
y por tenerme y retenerme
a tu manera, Señor.
¡Esto es un tesoro que merece la pena!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 27 de julio de 2021
Martes, 27 de julio de 2021
 Martes de la 17ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 13, 36-43
En aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos 
se le acercaron a decirle: "Acláranos la parábola de la cizaña en el 
campo". El les contestó: "El que siembra la buena semilla es el Hijo del
 hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del 
Reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la 
siembra es el diablo; la cosecha es el fin del tiempo, y los segadores 
los ángeles. Lo mismo que se arranca la cizaña y se quema, así será al 
fin del tiempo: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles, y arrancarán 
de su Reino a todos los corruptores y malvados y los arrojarán al horno 
encendido; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los 
justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga 
oídos, que oiga".
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
A los discípulos más cercanos les cuesta entender a Jesús. Cuando se van
 a casa preguntan las dudas y Jesús les explica con paciencia.
Es normal que también nosotros tengamos dudas a la hora de entender 
algunas páginas del Evangelio y tenemos que buscar los medios para poder
 aclararlas.
Jesús no mantiene con todos la misma relación. Predica a la gente, a la 
multitud. Comparte momentos de más intimidad con sus discípulos y ellos 
le preguntan en privado lo que no han entendido. Es más con Juan, Pedro y
 Santiago mantiene una amistad especial.
No estamos a ser discípulos del montón. Nuestra relación con Jesús ha de crecer cada día en profundidad.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Jesús nos recuerda el efecto del pecado: la tristeza y la muerte (en 
esta tierra y por toda la eternidad); y el destino de los que cumplen la
 voluntad de Dios: la vida junto a Dios.
Es una llamada a la conversión para vivir más felices, más plenamente.
Señor, me impresiona la paciencia
que tienes conmigo y con todos tus hijos.
Cuando te acercas y yo me alejo,
Tú esperas y alientas mi regreso.
Cuando me enfado contigo y con los hermanos,
Tú esperas y sigues ofreciéndome tu mejor sonrisa.
Cuando me hablas y no te contesto,
Tú esperas y sigues ofreciéndome tu palabra.
Cuando no me atrevo a elegir y a renunciar,
Tú esperas y sigues dándome luz y valor.
Cuando me cuesta servir y entregarme,
Tú esperas y das tu vida por mi, sin reservarte nada.
Cuando soy egoísta y no doy buenos frutos,
Tú esperas, me riegas y me abonas.
Cuando me amas y yo no correspondo,
Tú esperas y multiplicas tus gestos de cariño.
En tu paciencia se esconden mis posibilidades de mejorar, de crecer,
de ser yo mismo, de cumplir lo que Tú has soñado para mí, de ser plenamente feliz.
Señor, que no me pase la vida sin aprovechar las oportunidades
que tu paciencia me brinda, para ser cada día menos cizaña y más trigo.
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 26 de julio de 2021
Lunes, 26 de julio de 2021. San Joaquín y Santa Ana
 Lunes de la 17ª semana de tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 13, 31-35
En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente: "El Reino 
de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su 
huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más 
alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas,
 y vienen los pájaros a anidar en sus ramas".
Les dijo otra parábola: "El Reino de los cielos se parece a la levadura;
 una mujer la amasa con tres medidas de harina, y basta para que todo 
fermente". Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas, y sin 
parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: 
"Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré lo secreto desde la 
fundación del mundo".
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Mucha gente cree que para cambiar el mundo se necesita dinero y poder. 
Jesús nos presenta otro camino en este evangelio, un camino más humilde,
 pero a la larga más eficaz:
- Jesús confía en los pequeños compromisos, en los pequeños gestos para que el mundo cambie.
- Tenemos que sembrar el campo del mundo, de la familia, de la Iglesia, 
de la economía, del mundo laboral... sin olvidar el campo de nuestro 
corazón
- Pero no se puede sembrar cualquier semilla, no se puede echar 
cualquier sustancia en la masa. Nuestra semilla es el Evangelio, nuestra
 levadura es el amor.
- Hay que tener paciencia. Hay que esperar. La pequeña semilla de 
mostaza no se convierte en un gran arbusto en un día. La levadura no 
fermenta la masa en un minuto.
¿Qué puedes semillas siembras o podrías sembrar en los ambientes en los 
que se desarrolla tu vida? ¿Qué te dice Dios ¿Qué le dices?
Señor, tengo entre mis dedos un grano de mostaza
Es pequeño, como una cabeza de alfiler. Parece insignificante.
Si se hubiese perdido,
nadie habría hecho problema.
nadie se habría enterado.
Es pequeño. Parece insignificante.
Descubierto en el suelo,
es más fácil pisarlo que admirarse,
más fácil despreciarlo
que recogerlo como un pequeño tesoro.
Es pequeño. Parece insignificante.
Aquí está, en mi mano. Solo.
Sin embargo, bajo su piel tostada
encierra un secreto de vida.
En él hay un gran árbol dormido,
en el que las aves podrán anidar
y cuidar a sus polluelos.
Si cada uno sembramos nuestro grano,
junto al del hermano…
tendremos muchos árboles,
un gran bosque que acogerá a una multitud de animales.
Señor,
¿Y si este grano fuera el último que queda en el planeta,
y yo el único responsable de cuidarlo?
¿Y si éste fuese el último grano de mostaza que yo podré sembrar?
¿Qué voy a hacer con este grano?
¿Qué esperas de mí, Señor? ¡Di!
¿Lo encerraré en la urna de un empolvado museo,
etiquetado con su nombre científico?
¿Lo ofreceré como alimento a un pájaro o a una hormiga?
¿Lo enterraré, mientras mi corazón reza por su futuro?
¿Lo sembraré?
Sí. Lo importante es sembrar.
Y confiar en la tierra que lo acoge
y en Ti, Señor, que lo harás crecer.
Sin que yo sepa cómo,
tu fuerza lo convertirá en un árbol precioso.
Señor, el grano de mostaza que acojo en el cuenco de mi mano
es mi sonrisa, mi tiempo, mi trabajo, mi alegría, mi fe, mi vida, mi amor.
Señor, dame generosidad para sembrar, para sembrarme.
Dame paciencia, confianza y fe, para esperar los mejores frutos. Amén.
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 25 de julio de 2021
Domingo, 25 de julio de 2021
Santiago Apóstol
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 20,20-28
En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición.
Él le preguntó: "¿Qué deseas?"
Ella contestó: "Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda."
Pero Jesús replicó: "No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?"
Contestaron: "Lo somos."
Él les dijo: "Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi 
izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo 
tiene reservado mi Padre."
Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos.
Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: "Sabéis que los jefes de los pueblos
 los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre 
vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro 
servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro 
esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, 
sino para servir y dar su vida en rescate por muchos."
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Santiago y su hermano se acercan a Jesús acompañados por su madre, 
buscando honores y privilegios. Sin embargo, el Señor les va cambiando 
el corazón, poco a poco descubren que ser grande y ser servidor es lo 
mismo y que el mayor título de un seguidor es dar la vida como el 
Maestro.
            “Señor, a veces te seguimos buscando sólo ventajas
             cambia nuestro modo de pensar
             y haznos buenos seguidores tuyos.”
         
No sabemos porque se enfadan los otros discípulos. Quizá ellos estén 
buscando lo mismo que los Zebedeos, aunque no se atrevan a expresarlo. 
En todo caso, esa no es la actitud adecuada, el que está equivocado 
necesita comprensión y paciencia. Sólo así podrá cambiar.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Santiago, como todos los apóstoles, es mensajero del Evangelio. Según 
dice la tradición, evangelizó España, en medio de toda clase de 
dificultades. Hoy es un buen día para dar gracias a Dios por el tesoro 
del Evangelio, anunciado por Santiago y por los cristianos que tomaron y
 transmitieron la antorcha de la fe hasta llegar a nosotros, una 
antorcha que tenemos que seguir transmitiendo. Buenos días!!!! En la 
fiesta del apóstol Santiago, compartimos esta oración:
Señor
 Jesús, Tú me llamas, como llamaste a Santiago, cuando estaba en la 
barca con su padre y su hermano. Y yo quiero responderte como él, sin 
excusas, sin dejarlo para mañana; quiero responder a tus llamadas, a las
 llamadas de la conciencia y de los hermanos, con prontitud, 
inmediatamente.
Señor, tu cercanía, tu amor, tus palabras 
cambiaron radicalmente la vida del Apóstol. Aquel hombre violento, hijo 
del trueno, buscador de grandezas, dispuesto a pedir fuego del cielo 
para consumir una ciudad que no te recibió; no muchos años después, 
cuando llegó el momento de morir martirizado, no se echó atrás y lo dio 
todo. Ayúdanos a estar cerca de ti, a acoger tu Palabra y tu amor, para 
que nuestra vida cambie, como se transforma el barro en manos del 
alfarero.
Señor, Tú hiciste de Santiago un gran evangelizador. 
Con la ayuda de la Virgen, tuvo claro que no se podía guardar para sí el
 tesoro de su fe y la anunció con mucho valor a pesar de dificultades y 
persecuciones, convencido de que cuantos más reciban la gracia, mayor 
será el agradecimiento, para gloria de Dios Padre. Qué nuestras palabras
 y nuestros compromisos, nuestra alegría y nuestra esperanza anuncien a 
todos que Tú, Jesús, eres el Amor que siempre nos acompaña y nos salva y
 el Camino que nos conduce a la Felicidad más grande.       
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 24 de julio de 2021
Sábado, 24 de julio de 2021
 Sábado de la 16ª semana de tiempo ordinario
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 13, 24-30
En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente: El reino de
 los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; 
pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio 
del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga 
apareció también la cizaña.
Entonces fueron los criados a decirle
 al amo: "Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale
 la cizaña?" Él les dijo: "Un enemigo lo ha hecho." Los criados le 
preguntaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?"
Pero él les 
respondió: "No, que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el
 trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega,
 diré a los segadores: 'Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas 
para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero.'"
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
El trigo y la cizaña conviven en el mismo campo, en la misma espiga,
 y a veces hasta en el mismo grano. En esta tierra nadie es trigo puro o
 pura cizaña. Por eso, no conviene actuar con precipitación, no sea que 
queriendo arrancar la cizaña, arranquemos también el trigo. Pero no todo
 da lo mismo. Al final la cizaña se quemará y el trigo se recogerá en el
 granero.
Nosotros, cada uno de nosotros somos ese campo en el 
que Dios siempre la semilla y el enemigo la cizaña. El campo nada puede 
hacer para librarse de la cizaña, nosotros, en cambio, podemos 
acercarnos al sembrador de trigo o al de cizaña.
A veces somos 
cizaña, sembradores de cizaña en nuestros ambientes. Y estamos llamados a
 ser trigo, el trigo que Dios siembra en el campo del mundo.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
¡Qué fácil vemos lo negativo de los demás!
Esta es la fragilidad del ser humano. Así nos creaste, Señor,
con maravillas y deficiencias, con generosidades y roñoserías,
con excesos y con defectos, con luces y con sombras.
Tú nos has entretejido en las entrañas maternas,
Tú tienes cada uno de nuestros cabellos contados,
Tú nos envuelves con tu abrazo,
Tú sabes más de nosotros que nosotros mismos…
Ayúdanos, Padre, a aceptarnos del todo,
a reconocer nuestras deficiencias,
a alegrarnos de nuestras cualidades personales y únicas,
a desarrollar contigo todo el potencial inmenso
que has puesto en cada uno,
a animar a que otros también desarrollen el suyo.
Enséñanos, Padre,
a perdonarnos los errores,
a convivir con nuestras incoherencias,
a ser misericordiosos con nuestra naturaleza humana
para así serlo aún más con los otros hermanos,
que también llevan el peso de su propia fragilidad y maravilla.
Gracias por crearnos así, con trigo y con cizaña, Padre.
Mari Patxi Ayerra y Álvaro Ginel
 
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.