Santa María Magdalena
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 20,1.11-18
El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer,
 cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Fuera, 
junto al sepulcro, estaba María, llorando.
Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de 
blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había 
estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntan: "Mujer, ¿por qué lloras?"
Ella les contesta: "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto."
Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús le dice: "Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?
Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: "Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré."
Jesús le dice: "¡María!"
Ella se vuelve y le dice: "¡Rabboni!", que significa: "¡Maestro!"
Jesús le dice: "Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a 
mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y 
Dios vuestro."
María Magdalena fue y anunció a los discípulos: "He visto al Señor y ha dicho esto."
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
María Magdalena había sido curada por Jesús. Era una mujer agradecida. 
Amaba a Jesús con toda la fuerza de su corazón. María sigue a Jesús 
cuando es abandonado por casi todos. Lo acompaña cuando Jesús sube al 
Calvario, es testigo de su muerte, está allí cuando es colocado en el 
sepulcro. Y en la mañana del domingo María la encontramos junto al 
sepulcro de Jesús, llorando.
            “Señor, dame un corazón agradecido que sepa amarte”
            “Dame la fuerza de tu Espíritu para acompañarte siempre”
            “También a mí me has curado. Te amo, Señor. Gracias”
María ama, pero no cree que Jesús pueda estar vivo. Su pena y sus 
lágrimas no le dejan ver claro: no se da cuenta de que le hablan dos 
ángeles, confunde al Señor con el hortelano...
Jesús la llama por su nombre: ¡María! Y aquella mujer se vuelve, clava 
su mirada en Jesús, su corazón se estremece y las lágrimas de la pena 
toman el brillo de la alegría: ¡Maestro!
El Señor pronuncia tu nombre. Escúchalo en el silencio del corazón para 
que tu alegría sea como la de María, y seamos, como ella, testigos de su
 resurrección.
            “También a mí me llamas por mi nombre. Te escucho, Señor”
Señor, tú expulsaste siete demonios de María Magdalena y, hoy, 
ahuyentas de mi corazón miedos y desesperanzas, egoísmos y tristezas. 
Gracias, Señor, por lo que hiciste con Magdalena y por lo que haces por 
mí.
Señor, María Magdalena fue agradecida, te amaba con todo su 
corazón de mujer y dedicó toda su vida a seguirte y servirte. Que 
también yo, Señor, sea agradecido, te ame, te siga con confianza y te 
sirva con generosidad.
Señor, Magdalena estuvo siempre a tu lado,
 en tu pasión, muerte y sepultura. Que también yo esté junto a Ti, en 
los que sufren, cuando no te sienta cerca y cuando la fe me traiga más 
problemas que satisfacciones.
Señor, tú premiaste la fidelidad de
 la Magdalena saliendo a su encuentro después de tu resurrección, para 
convertir su duelo en danzas. Señor, que también yo encuentre en Ti la 
alegría, la paz y la esperanza.
Señor, tú confiaste a María 
Magdalena la misión de anunciar tu resurrección y cuentas conmigo para 
transmitir tu vida nueva. Señor, dame tu Espíritu, para cumplir esta 
misión con la alegría y la entrega de María Magdalena. Amén.
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 22 de julio de 2021
Jueves, 22 de julio de 2021
miércoles, 21 de julio de 2021
Miércoles, 21 de julio de 2021
 Miércoles de la 16ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 13, 1-9
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él 
tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y la gente se 
quedó de pie en la orilla.
Les habló mucho rato en parábolas: Salió el sembrador a sembrar. Al 
sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo 
comieron.
Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como 
la tierra no era profunda, brotó de seguida; pero, en cuanto salió el 
sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.
Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron.
El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta.
El que tenga oídos que oiga."
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Salió Jesús de su casa, salió de la casa del Padre para encontrarse con 
la humanidad, con nosotros. En la oración, Dios toma siempre la 
iniciativa. Podríamos decir que Dios nos reza, nos llama, antes que 
nosotros le respondamos. La oración es don de Dios.
            “Señor, gracias por acercarte a mí. Gracias por poder orar”
Y la gente acudió. Dios se acerca, pero también nosotros tenemos que 
acercarnos, tenemos que salir de nuestra casa, de nuestras tareas 
cotidianas, incluso de los lugares habituales para encontrarnos con 
Jesús. La oración es tarea nuestra.
            “Señor, perdona y cura nuestra pereza para rezar”
            “Danos fuerza para salir a tu encuentro cada día”
Les hablaba en parábolas, con sencillez, con ejemplos que pudieran 
entender, acomodándose a su forma de ser... También nosotros estamos 
llamados a anunciar el evangelio con un lenguaje apropiado, que pueda 
ser comprendido.
            “Señor danos sabiduría para proclamar el Evangelio”
Siembra,
lo importante es sembrar
-poco, mucho, todo -
el grano de la esperanza.
Siembra tu alegría,
para que resplandezca
a tu alrededor.
Siembra tu energía,
para enfrentar con fortaleza
las batallas de la vida.
Siembra tu coraje,
para alentar el coraje
de los otros.
Siembra tu entusiasmo,
tu fe o tu amor.
Siembra las cosas mínimas,
aquello que parece no contar.
Siembra y ten confianza:
cada grano enriquecerá
un rinconcito de la tierra.
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 20 de julio de 2021
Martes, 20 de julio de 2021
 Martes de la 16ª semana del t.o.
 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado", 
     "Ayúdame a sentir tu cercanía", 
     "Quiero estar contigo, Jesús". 
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 12, 46-50
En aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la 
gente, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de 
hablan con él. Uno se lo avisó: Oye, tu madre y tus hermanos están fuera
 y quieren hablar contigo."
Pero él contestó al que le avisaba: ¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?"
Y,
 señalando con la mano a los discípulos, dijo: Éstos son mi madre y mis 
hermanos. El que cumple la voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi 
hermano, y mi hermana, y mi madre."
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 
Jesús amaba con todo el corazón a su madre y a los suyos. Sin embargo, 
nunca se deja encerrar en los muros de la familia. Jesús tiene una 
familia más amplia, abierta a todos.
            “Señor no dejes que nuestras familias, nuestras comunidades
             y nuestros grupos se encierren en sí mismos.
             Concédenos amar como tú a los más cercanos
             y a los que no son de nuestra sangre”.
Para
 formar parte de la familia de Jesús es preciso cumplir la voluntad del 
Padre. María fue la criatura que mejor cumplió la voluntad del Padre, 
por eso es de la familia de Jesús por partida doble: por ser la mujer 
que lo acogió en sus entrañas y lo dio a luz y por vivir siempre de 
acuerdo con la Palabra del Padre.
            “Gracias Jesús por acogerme en tu familia”
            “Virgen María, enséñame a cumplir la voluntad del Padre”
Quiero ser dueño de mi camino y vida,
no renunciar a la libertad alcanzada,
gozar de tantas cosas buenas,
entregarme a los míos,
y tener esa serena paz del deber bien cumplido.
Pero también puedo ser... discípulo.
Puedo cargar con mi cruz, quizá con la tuya;
también complicarme la vida
y complicársela a otros con osadía,
hablar de la buena noticia
y soñar nuevas utopías.
Pero también puedo ser... discípulo.
Anhelo hacer proyectos,
proyectos vivos y sólidos
para un futuro solidario;
deseo ser eficaz, acertar,
dar en el clavo y ayudar.
Pero también puedo ser... discípulo.
Soy capaz de pararme y deliberar,
escuchar, contrastar y discernir;
a veces, me refugio en lo sensato,
otras, lanzo las campanas al vuelo
y parece que rompo moldes y modelo.
Pero también puedo ser...discípulo.
No siempre acabo lo que emprendo;
otras arriesgo y no acierto,
o me detengo haciendo juegos de equilibrio;
me gusta apuntarme a todo
y dejar las puertas abiertas, por si acaso.
Me asusta tu oferta, consejos y preguntas....
Pero también puedo ser...discípulo.
Podría seguir así,
tirando más o menos como hasta ahora:
manteniendo el equilibrio prudentemente,
justificando mis opciones dignas,
diciendo sí cuando todo es a medias,
dejándome llevar por la corriente,
buscando seguridad en meras insinuaciones...
Pero también puedo ser...discípulo.
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 19 de julio de 2021
Lunes, 19 de julio de 2021
 Lunes de la 16ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 12, 38-42
En aquel tiempo, algunos de los escribas y fariseos dijeron a Jesús: Maestro, queremos ver un signo tuyo."
Él les contestó: -Esta generación perversa y adúltera exige un signo; 
pero no se le dará mas signo que el de Jonás. Tres días y tres noches 
estuvo Jonás en el vientre del cetáceo; pues tres días y tres noches 
estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra.
Cuando juzguen a esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y 
harán que la condenen, porque ellos se convirtieron con la predicación 
de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.
Cuando juzguen a esta generación, la reina del Sur se levantará y hará 
que la condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra, para 
escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que 
Salomón."
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús esta “harto” de curar toda clase de dolencias y llegan los fariseos y escribas y le piden ver un signo.
A veces pensamos y actuamos de la misma manera. Dios ha hecho mucho por 
nosotros, nos ha salvado de muchos peligros, nos ha resucitado de muchas
 “muertes”. Pero nunca estamos conformes. Nos gustaría ver algo más.
            “Señor gracias por las maravillas que salen de tus manos,
             enséñanos a descubrirlas y a agradecerlas.
             Fortalece nuestra fe en ti”.
Los ninivitas se convirtieron por la palabra de Jonás. Jesús es mucho más que Jonás y nos llama a la conversión
¿Vas descubriendo los caminos de conversión que Jesús te señala? ¿Cómo los sigues? ¿Qué dices a Dios?
Bendito seas, Padre,
por este tiempo tan oportuno,
para la conversión y el encuentro,
que tú concedes gratis
a todos tus hijos e hijas
que andamos desorientados o perdidos
por los caminos de la vida.
Bendito seas, Padre,
porque llamas a cada hombre y mujer,
sea cual sea su historia y vida,
a emprender cada día,
de manera más personal y consciente,
su compromiso de seguir a Jesús,
tu Hijo y nuestro hermano.
Bendito seas, Padre,
por despertamos de nuestros dulces sueños,
tan vaporosos e infecundos,
por interpelarnos en lo radical de la vida,
por liberarnos de nuestras falsas seguridades,
por poner al descubierto nuestros ídolos secretos
que tanto defendemos e intentamos justificar.
Bendito seas, Padre,
porque nos das tu Espíritu,
el único que puede convertimos,
el único que puede atravesar nuestros pensamientos,
el único que puede darnos un corazón de hijos,
el único que puede guiarnos por la senda del Evangelio,
el único que hace posible nuestra vuelta a tu seno.
¡Bendito seas, Padre,
por este tiempo tan propicio!
Florentino Ulibarri
La Reina del Sur fue a Jerusalén desde los confines del mundo para 
escuchar la sabiduría de Salomón. Jesús es mucho más que Salomón.
¿Qué haces y que podrías hacer para conocer y vivir la sabiduría de Jesús? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 18 de julio de 2021
Domingo, 18 de julio de 2021
Domingo de la 16ª semana del t.o.B
 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado", 
     "Ayúdame a sentir tu cercanía", 
     "Quiero estar contigo, Jesús". 
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 6, 30-34
En aquel tiempo, los Apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
El les dijo: Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.
Porque
 eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para 
comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los 
vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron
 corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al 
desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque 
andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 
El detalle de convivencia entre el Señor y los discípulos de 
este evangelio puede servirnos para nuestra propia relación con Cristo: 
Reunidos con Él, le contaban lo que habían hecho y descansaban 
pacíficamente. Los momentos de oración pueden ser también momentos de 
reposo con el Señor, de trato amistoso con él, como hacemos con tantos 
otros amigos.
Descansar en Ti,
a la sombra,
junto al arroyo,
sintiendo la brisa
y con la cabeza en tu hombro.
Descansar en Ti,
sin temores,
sin nostalgias,
sin sucedáneos,
sin ansias, enamorado.
Descansar en Ti,
gozando el momento,
libre de atillos y cargas,
sin prisas para nada
y soñando esperanzas.
Descansar en Ti,
serenamente,
ahora y a cualquier hora,
hasta habituarme
al gozo y a la gracia que me donas.
¡Descansar en Ti
después del éxito
o del fracaso
y compartir gratuitamente
tus más íntimas emociones!
Descansar en Ti,
y darte gracias,
con palabras o sin ellas,
por tu presencia solidaria
en la gente sencilla y llana.
¡Descansar en Ti!
Florentino Ulibarri.
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Tú, que nos hiciste a tu imagen;
Tú, que nos diste el mundo entero por casa;
Tú, que nos despiertas todas las mañanas;
Tú, que nos quieres con entrañas de misericordia;
Tú, a quien debemos que angustias y desgracias
no nos hundan en pozos negros
de soledad y desesperanza:
¡Háblanos sin prisas!
Tú, que venciste a la muerte en su victoria;
Tú, que acunas con ternura todos nuestros días.
Tú, que nos vuelves hacia Ti;
Tú, que nos haces dignos de ser escuchados;
Tú, que nos despojas de lo que no es
para revestimos de lo que es:
¡Háblanos sin prisas!
Tú, que sueñas y preparas nuestro porvenir;
Tú, que nos amas como a las niñas de tus ojos;
Tú, que nos maduras a tu ritmo y calor;
Tú, que cantas y aplaudes nuestro caminar;
Tú, por quien tenemos sed del agua
que, una vez bebida, nos sacia para siempre:
¡Háblanos sin prisas!
Tú, que nos purificas y preparas;
Tú, que nos abres la puerta;
Tú, que nos alzas hasta tu rostro;
Tú, que escuchas nuestro jadeo y nuestro silencio;
Tú, por cuya gracia lo mejor de nosotros
no se ve esclavizado por el poder del Malo:
¡Háblanos sin prisas!
Tú, Padre bueno,
detén nuestro vagar,
acógenos en tu regazo y...
¡Háblanos de Ti, sin prisas!
Florentino Ulibarri
Estar
 con el Señor tiene un efecto sobre el corazón: lo hace atento a los 
otros, lo hace compasivo. ¿Somos sensibles a las necesidades de los 
demás? ¿Eso nos hace más disponibles, nos da iniciativa, nos hace 
adelantarnos al servicio de los hermanos? ¿Nuestra compasión alcanza 
todo el mundo, hasta los problemas acuciantes de tantos países?
Recibir
 y dar. Ese debería ser el movimiento ordinario y contagioso de un 
cristiano: atento a los múltiples dones de Dios y de los otros, los 
acoge con alegría y los comparte. Y se crea entonces un efecto 
multiplicador, de acción más que de palabras, que genera una atmósfera 
de paz, de serenidad, de comprensión mutua. Recibir y dar.
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
sábado, 17 de julio de 2021
Sábado, 17 de julio de 2021
 Sábado de la 15ª semana del t.o.
 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado", 
     "Ayúdame a sentir tu cercanía", 
     "Quiero estar contigo, Jesús". 
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 12, 14-21
En aquel tiempo, los fariseos, al salir, planearon el modo de acabar con
 Jesús. Pero Jesús se enteró, se marchó de allí y muchos le siguieron. 
El los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran. Así se cumplió 
lo que dijo el profeta Isaías: "Mirad a mi siervo, mi elegido, mi amado,
 mi predilecto. Sobre él he puesto mi espíritu para que anuncie el 
derecho a las naciones. No porfiará, no gritará, no voceará por las 
calles. La caña cascada no la quebrará, el pabilo vacilante no lo 
apagará, hasta implantar el derecho; en su nombre esperarán las 
naciones".
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? 
Jesús es el Siervo, que hace la voluntad del Padre, el Elegido para 
llevar la salvación de Dios a toda la humanidad, el Amado con un amor de
 predilección. Imagina por un momento cómo es la relación de Jesús con 
su Padre, imagina el amor que siente el Padre por su Hijo y el Padre por
 el Hijo. Pues bien, Dios Padre te ama a ti de la misma manera.
¿Qué le dices a Dios?
El estilo de Jesús lo describe siglos antes el profeta Isaías:
- No porfiará, no gritará, no voceará por las calles. Es el hombre del 
amor discreto, casi escondido. No obligará a nadie a seguir su palabra. 
Su arma fundamental es la misericordia, nunca la violencia.
- La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará. Ha 
venido más bien a fortalecer a los débiles, a alimentar a los 
hambrientos con su propio cuerpo... Cuenta con los que no cuentan para 
nadie.
- No se cansará hasta que el derecho reine en la humanidad, hasta que la justicia brille en lo más alto.
- Ha venido para levantar las esperanzas derrotas, para ser esperanza del mundo.
“Gracias Señor por tratarme siempre con ternura,
 porque respetas y ensanchas mi libertad,
 por contar con mi vida, pobre ya a veces casi apagada,
 Dame la fuerza de tu Espíritu
 para luchar contigo por la justicia
 y levantar la esperanza del mundo”
Jesús,
 Tú eres el amor discreto, casi escondido. No obligas a nadie a seguir 
tu camino. Tu arma nunca es la violencia. Tu fuerza es el amor que sirve
 y da la vida. Gracias,
Señor, por tratarme siempre con ternura, 
porque respetas y ensanchas mi libertad, por contar con mi vida, pobre y
 a veces casi apagada. Gracias, Dios mío, porque me has formado y 
sostienes mi vida, porque me miras con amor, me has cogido de la mano. y
 me das tu Espíritu, el Espíritu de Jesús.
Que también yo sepa 
contar con los que no cuentan, con los débiles, los pequeños y los 
ignorantes, con los que viven en la tiniebla de la enfermedad, la 
soledad y la pobreza, para implantar un derecho nuevo y construir una 
sociedad nueva, en la que todos vivamos como hermanos, como hijos tuyos.
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A veces es el cuerpo,
siempre alerta
mientras duerme el alma,
el que recibe primero
tu llegada impredecible
en medio de la noche.
Has entrado sin ruido
en mi casa cerrada,
has distendido mis nudos
y has abierto el último balcón
de mis pulmones a la brisa.
Tu levedad de aurora
se ha encarnado por sorpresa.
Entonces mi espíritu despierta
y se da cuenta que has llegado.
Me dejaste tu presencia
encaminando tu visita
por mis huesos y memorias,
y ya te has ido en silencio
dejando mi ventana abierta
a todo el sol de la mañana.
Benjamín González Buelta, sj
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 16 de julio de 2021
Viernes, 16 de julio de 2021
 Viernes de la 15ª semana del t.o.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 12, 1-8
Un sábado de aquéllos, Jesús atravesaba un sembrado; los discípulos, que
 tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas. Los 
fariseos, al verlo, le dijeron: "Mira, tus discípulos están haciendo una
 cosa que no está permitida en sábado". Les replicó: "¿No habéis leído 
lo que hizo David cuando él y sus hombres sintieron hambre. Entró en la 
casa de Dios y comieron de los panes presentados, cosa que no les estaba
 permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes. ¿Y 
no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en 
el templo sin incurrir en culpa? Pues os digo que aquí hay uno que es 
más que el templo. Si comprendierais lo que significa "quiero 
misericordia y no sacrificio", no condenaríais a los que no tienen 
culpa. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado".
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Los cristianos tenemos sólo un Dios. No podemos adorar a una ley, por 
buena que sea. La ley nos sirve en la medida en que nos ayuda a seguir a
 Jesucristo.
            “A veces utilizamos la ley para atacar y no para salvar. Perdona”
            “Enséñanos a cumplir la ley sin absolutizarla”
Jesús pone por encima de todo la misericordia, el amor. Si no tengo 
amor, no sirve de nada la oración, el compromiso, las misas, las 
reuniones. El amor da sentido a todo, el amor ha de ser como el licor 
que da sabor a toda nuestra vida.
            “Enséñanos a vivir en el amor, con el amor, por el amor”
            “Cambia nuestra vida, llena de muchas cosas, casi vacía de amor”
            “Perdona nuestra falta de misericordia”
Tú
 no eres Señor, un Dios impasible, no eres distante y duro con los 
hombres. Tú conoces nuestra debilidad, nuestras tendencias orgullosas, 
violentas y egoístas. Conoces bien todas nuestras miserias. Tú eres 
misericordioso y compasivo Tú padeces y com-padeces, Tú eres compasión. 
Compadécete de nosotros.
Ven, Señor, a socorrernos, y danos un 
corazón nuevo, un corazón limpio y sincero, un corazón lleno de 
compasión, Qué sintamos la impotencia del caído y le ayudemos a 
levantarse. Qué compartamos el dolor del enfermo y le acompañemos. Qué 
miremos con misericordia al que se equivoca y le enseñemos el Camino. 
Qué suframos el miedo del cobarde y le animemos. Qué padezcamos la 
decepción del engañado y le mostremos la Verdad. Qué comprendamos el 
vacío del violento y le ayudemos a buscar la paz. Qué soportemos el 
pesimismo del desilusionado y sembremos esperanza. Qué probemos la 
necesidad del hambriento y le ofrezcamos pan y cariño. Qué hagamos 
nuestra la rabia del golpeado y lo tratemos con dignidad.
Que nos
 compadezcamos del egoísta y le amemos. Acompáñanos con la presencia de 
tu Espíritu, y quédate con nosotros, dulce huésped, o métenos dentro de 
tu inmenso Corazón. Amén.
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.