viernes, 25 de junio de 2021

Viernes, 25 de junio de 2021

Viernes de la 12ª semana de tiempo ordinario


1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San  Mateo 8, 1-4

En aquel tiempo, al bajar Jesús del monte, lo siguió mucha gente.
En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo: .
Señor, si quieres, puedes limpiarme.
Extendió la mano y lo tocó diciendo: ¡Quiero, queda limpio ! Y enseguida quedó limpio de la lepra.
Jesús le dijo: No se lo digas a nadie, pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Se acercó un leproso: enfermo, marginado, necesitado de salud y de amistad. No lo tuvo fácil: se acercó rompiendo la ley que les prohibía aproximarse a las personas sanas.
            “Señor, quiero acercarme a ti,
              enséñame a reconocer mis enfermedades, del cuerpo y del alma
              y dame fuerza para superar los obstáculos que me separan de ti”

Se arrodilló. Reconoció así su pequeñez y la grandeza de Jesús. Se arrodilló para pedir sin poder dar nada a cambio. Se arrodilló con humildad y confianza, ahogando el orgullo que le pudiera quedar.
¿Cómo te acercas tú a Jesús, con las actitudes del leproso? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Hace 2000 años, Jesús hizo el milagro. Hoy, ahora mismo, Jesús está deseando hacer un milagro contigo, con cada persona. Pídelo con fe. Y espera en el Señor. Él te dará mucho más de lo que pidas; su don desbordará tus expectativas.

Si quieres, Señor, puedes purificarnos...
de nuestra desmesurada búsqueda de comodidad y "bienestar";
de nuestros horizontes chatos;
de nuestra mirada miope que incluye a los nuestros y deja al margen a tantos...

Si quieres, Señor, puedes purificarnos...
de los prejuicios con que reducimos a los demás por miedo,
de la violencia con la que nos tratamos,
de la indiferencia incluso con los más cercanos...

Si quieres, Señor, puedes purificarnos...
de nuestras hipocresías,
de nuestros cansancios y desencantos,
de vivir como si no existieras,
de buscar sólo tus regalos y olvidarnos de Vos...

Si quieres Señor, puedes purificarnos...
de nuestras faltas de confianza,
de nuestras inseguridades,
de nuestro regateo de amor.

Si quieres, Señor, puedes llenarnos de tu compasión,
despertarnos tus sueños,
fascinarnos con tu persona y con tu mensaje,
tomarnos el corazón para la construcción de tu Reino,
hacernos disponibles a tu llamada.

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha. 

jueves, 24 de junio de 2021

Jueves, 24 de junio de 2021

 Nacimiento De San Juan Bautista


1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 1, 57-66. 80

A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y la felicitaban.
A los ocho días fueron a circuncidar al niño, y lo llamaban Zacarías, como a su padre. La madre intervino diciendo:
-«¡No! Se va a llamar Juan.»
Le replicaron:
-«Ninguno de tus parientes se llama así.»
Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre.» Todos se quedaron extrañados.
Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios.
Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corrió la noticia por toda la montaña de Judea. Y todos los que lo oían reflexionaban diciendo:
-«¿Qué va a ser este niño?»
Porque la mano del Señor estaba con él.
El niño iba creciendo, y su carácter se afianzaba; vivió en el desierto hasta que se presentó a Israel.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Leyendo el Evangelio del Nacimiento de Juan Bautista llama la atención la importancia que se da al nombre del recién nacido.
Juan procede del hebreo Yo-hasnam, con el significado de "Dios es misericordioso". Otra etimología muy cercana es la de Jo-hanan o Jo-hannes, que significa "Dios está a mi favor".
Juan era el nombre que mejor reflejaba lo que significaba el nacimiento de aquel niño para sus padres. Dios ha cumplido su palabra: Isabel había tenido un hijo en su ancianidad. Sentían que el nacimiento de Juan era una bendición de Dios para ellos y para todo el pueblo.
Dios también bendice tu vida, es misericordioso contigo, con la humanidad. ¿Qué dices a Dios?

El mismo Jesús atestigua la importancia de San Juan Bautista: “Entre los nacidos de mujer, nadie más grande que Juan el Bautista". Por otra parte, es el único santo del que se celebra el nacimiento, coincidiendo con el solsticio de verano, cuando los días son más largos y las noches más cortas.
Recordemos algunos rasgos de su vida:
-    Juan llama a la conversión: Convertíos porque ha llegado el Reino de los Cielos... Dad, pues, fruto digno de conversión.
-    No busca protagonismos: Yo no soy el Cristo, sino que he sido enviado delante de él. El que tiene a la novia es el novio; pero el amigo del novio, el que asiste y le oye, se alegra mucho con la voz del novio. Esta es, pues, mi alegría, que ha alcanzado su plenitud. Es preciso que él crezca y que yo disminuya.
-    Anuncia la venida del Mesías y señala su presencia: Yo os bautizo en agua para conversión; pero aquel que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y no soy digno de  llevarle las sandalias. He ahí el Cordero de Dios. He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se quedaba sobre él.
-    No tiene miedo: Herodes había prendido a Juan, le había encadenado y puesto en la cárcel, por causa de Herodías, la mujer  de su hermano Filipo. Porque Juan le decía: «No te es lícito tenerla.»
-    Vivió la pobreza y la austeridad: Juan llevaba un vestido de pie de camello; y se alimentaba de langostas y miel silvestre.
¿Qué te dice Dios a través de la vida de Juan Bautista? ¿Qué le dices?

Señor, Tú eres Dios compasivo y misericordioso.
Estás a nuestro lado. Siempre, sin apartarte jamás.
Estás de nuestra parte. Siempre, pase lo que pase.
Estás al lado de cada persona, de todas las personas.

Tu gloria es que todos tus hijos seamos felices,
viviendo como hermanos que aman y se ayudan,
como hijos tuyos, que se dejan cuidar por ti,
que siembran justicia, paz y verdad en el mundo.

Gracias, Señor, por Juan y por todas las personas
que, con su presencia, su cariño y su palabra,
me recuerdan que Tú eres favorable y estás de mi parte.
Gracias por… (recuerdo sus nombres).

Señor, Tú me has llamado, como a Juan,
para que, a pesar de mi pequeñez y mis pecados,
yo sea una bendición para mi familia y mis amigos,
para mi comunidad cristiana y para el mundo.

Tu mano acompañaba a Juan y me acompaña a mí.
Tus manos de alfarero me formaron de barro y espíritu.
Tus manos de madre me acarician y protegen.
Tus manos de pastor me conducen a la vida eterna.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha. 

miércoles, 23 de junio de 2021

Miércoles, 23 de junio de 2021

 Miércoles de la 12ª semana del t.o.


1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 7, 15-20

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces.
Por sus frutos los conoceréis.
A ver, ¿acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos ? Los árboles sanos dan frutos buenos; los árboles dañados dan frutos malos.
Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos.
El árbol que no da fruto bueno se tala y se echa al fuego.
Es decir, que por sus frutos los conoceréis.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Jesús no se deja llevar por las apariencias. Y quiere que sigamos sus huellas. En todos los momentos de la historia han habido personas que han sido lobos rapaces con piel de oveja mansa. Mucho más en nuestra sociedad en la que la publicidad y el marketing se han desarrollado tanto. Detrás de formas amables pueden esconderse buenos manipuladores y bajo formas bruscas pueden presentarse personas sinceras y bienintencionadas. Hemos de tener cuidado. No podemos ser ingenuos.
            “Señor, no dejes que nos dejemos llevar por las apariencias”
            “Danos tu Espíritu para descubrir la verdad de cada persona”
            “Perdona y cura nuestra superficialidad”

Además de advertirnos, Jesús nos ofrece un criterio para distinguir a los falsos profetas, a los lobos con piel de oveja: los frutos, las obras... Las palabras pueden ser engañosas. Fijémonos en la vida: ¿son capaces de sufrir por los demás? ¿son fieles a las personas cuando pierden la salud o el dinero? ¿cambian de discurso según las circunstancias, para conseguir mayores beneficios personales? ¿se acercan a los pobres, los tratan con respeto?
No nos conformemos con mirar los frutos y la vida de los demás. Examinemos también nuestra vida, no sea que también seamos lobos con piel de oveja.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

¡Qué tiempos estos que nos toca vivir,
en la calle y en la iglesia,
tan convulsos y ambiguos
que, para afrontarlos,
necesitan tu palabra evangélica!

En ellos,
hay cosas que brillan y brillan tanto
que nos deslumbran antes de conocerlas;
y las hay también que nos seducen
al primer golpe,
o al cabo de un rato,
o al caer de la tarde,
o en plena noche,
porque tienen tantas caras y brillos
como oscuridades;
y también las hay que juegan a camuflarse
y engañan a los caminantes
perdiéndolos entre debates,
dogmas
y yermas verdades.

Aunque más duro y triste
es encontrarse con personas
de cultura y fe reconocida y solvente,
que, humildemente y en tu nombre,
se proclaman servidores
mas se creen jefes y señores
sin descubrir sus contradicciones.
Se arrogan tu representatividad,
hacen sufrir a sus semejantes
y traicionan a tantos y tantos creyentes...

Pero Tú nos dijiste para momentos así:
"Tened cuidado, no os dejéis engañar;
y aunque desplieguen gran parafernalia,
no los sigáis... ni a orar ni a tomar cañas.
Permaneced firmes en mi palabra
y tendréis vida en abundancia".

Florentino Ulibarri


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha. 

martes, 22 de junio de 2021

Martes, 22 de junio de 2021

 Martes de la 12ª semana del t.o.


1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 7, 6. 12-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; las pisotearán y luego se volverán para destrozaros.
Tratad a los demás como queréis que ellos os traten; en esto consiste la ley y los profetas.
Entrad por la puerta estrecha.
Ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos.
¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas a los cerdos. ¡Qué duras son las palabras de Jesús! Son tan duras como verdaderas. A veces ofrecemos lo mejor de nosotros mismos, los tesoros de nuestra fe, las perlas de nuestra intimidad a personas que, con culpa o sin ella, no están  capacitadas para comprender, para acoger con respeto, para valorar el don que se les ofrece.
No nos quiere decir Jesús esas personas no merezcan nuestro amor. El amor debe ser generoso, pero no puede ser ciego, ha de ser inteligente. Un amor ciego no ayuda ni al amante ni al amado.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Para actuar así hay que ponerse en la piel del otro, descubrir las necesidades profundas y tratar de responder a esas necesidades. No significa simplemente dar a cada uno lo que pide. A veces necesitamos ánimo, otras veces freno; en algunas ocasiones precisamos comprensión, en otras crítica; hay momentos en los que nos hace bien un pellizco y en otros un caricia...
Tratad a los demás como queréis que ellos os traten.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Entrad por la puerta estrecha y avanzad por el camino angosto. Entrad porque conducen a la Vida.
¿Cómo son las puertas y el camino de tu vida? ¿A dónde conducen? ¿Qué le dices a Dios?

Mi equipaje será ligero,
para poder avanzar rápido.
Tendré que dejar tras de mí la carga inútil:
las dudas que paralizan
y no me dejan moverme.
Los temores que me impiden
saltar al vacío contigo.
Las cosas que me encadenan y me aseguran.
Tendré que dejar tras de mí
el espejo de mí mismo,
el “yo” como únicas gafas,
mi palabra ruidosa.

Y llevaré
todo aquello que no pesa:
Muchos nombres con su historia,
mil rostros en el recuerdo,
la vida en el horizonte,
proyectos para el camino.
Valor si tú me lo das,
amor que cura y no exige.
Tú como guía y maestro,
y una oración que te haga presente:

“A ti, Señor, levanto mi alma, en ti confío,
no me dejes. Enséñame tu camino,
Mira mi esfuerzo. Perdona mis faltas.
Ilumina mi vida, porque espero en ti".

José M. R. Olaizola

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Son tantos los lugares recorridos
y tantos los sueños tenidos
creyendo y afirmando
que no hay más caminos
que aquellos que marca el caminante,
que hoy mi palabra duda y teme alzarse.

Pero desde este lugar en que me encuentro,
a veces sin rumbo y perdido,
a veces cansado y roto,
a veces triste y desilusionado,
a veces como al inicio,
te susurro y suplico:

Enséñame, Señor, tus caminos;
tus caminos verdaderos,
tus caminos desvelados y ofrecidos,
seguros, limpios y fraternos,
tus caminos de gracia, brisa y vida,
tus caminos más queridos,
tus caminos de "obligado cumplimiento",
tus caminos a contracorriente
de lo que la propaganda ofrece,
que se recorren en compañía
y nos dejan a la puerta de tu casa solariega.

Llévame por tus avenidas de paz y justicia,
por tus rotondas solidarias y humanas,
por tus autopistas de libertad y dignidad,
por tus cañadas de austeridad y pobreza,
por tus sendas de utopía y novedad,
y si es preciso, campo a través siguiendo tus huellas
y por la calle real de la compasión y misericordia.

Y que al llegar a la puerta de tu casa solariega
pueda lavarme y descansar en el umbral,
oír tu voz que me llama, y entrar
para comer y beber contigo
y sentirme hijo y hermano en el banquete
preparado por ti y tus amigos.

Florentino Ulibarri


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha. 

lunes, 21 de junio de 2021

Lunes, 21 de junio de 2021

 Lunes de la 12ª semana del t.o.


1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 7, 1-5

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: No juzguéis y no os juzgarán.
Porque os van a juzgar como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros.
¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: «Déjame que te saque la mota del ojo, teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita: sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Dicen que todos los aficionados al fútbol tienen alma de seleccionador nacional. Pero parece que todavía tenemos más afición a ser jueces, jueces de los demás, por supuesto; jueces de lo que hacen, de lo que dicen, de lo que callan... Juzgamos la ropa y el peinado, las apariencias y el corazón, la alegría y la tristeza del vecino... Si somos clásicos juzgamos y criticamos a los más modernos, y viceversa.
No juzguéis y no seréis juzgados –dice el Señor-.
        
Padre bueno,
que nos descubriste, mediante tu Hijo,
la alegría del perdón,
la valentía del amor al enemigo,
el imperativo de  "no juzgar",
te pedimos que borres tus reclamaciones de nuestro libro,
como haremos nosotros con las nuestras.

Así conseguiremos un libro blanco y limpio,
dispuesto para los mensajes de alegría,
de bondad, de fraternidad, de amor.

Haznos sentir el perdón
como un tesoro recibido de ti
y generador de convivencia pacifica,
hasta tal punto
que no necesitemos volver a reclamar,
porque todos los rencores
quedarán ahogados.

Tú, que nos conoces por dentro
y que podrías llenar mil páginas
con los fallos de nuestra biografía personal,
pero prefieres la indulgencia,
haznos capaces de imitarte
en nuestras relaciones difíciles con el prójimo.

Te lo pedimos por Jesucristo,
tu hijo y Señor nuestro. Amen.


Qué bien está quitar la mota del ojo del prójimo si antes nos dejamos quitar la viga del nuestro. A veces parecemos estar muy dispuestos a ayudar a los demás, llenos de buena intención, olvidando que también nosotros necesitamos ayuda, conversión y curación. Amar y ser amados, curar y ser curados... Esta es nuestra vocación.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha. 

domingo, 20 de junio de 2021

Domingo, 20 de junio de 2021

Domingo de la 12ª semana del t.o. B


1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 4, 35-40

Aquel día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos: Vamos a la otra orilla.
Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban.
Se levantó un fuerte huracán y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua.
El estaba a popa, dormido sobre un almohadón.
Lo despertaron, diciéndole: Maestro, ¿no te importa que nos hundamos? Se puso en pie, increpó al viento y dijo al lago: ¡Silencio, cállate! El viento cesó y vino una gran calma.
El les dijo: ¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe? Se quedaron espantados y se decían unos a otros: ¿Pero, quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen!

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

El Evangelio de hoy es un reflejo de nuestra propia vida. ¿Cuántas veces hemos sufrido problemas que nos han turbado y quitado la paz mientras parecía que Dios estaba dormido? No pocas veces hemos gritado a Dios porque creíamos hundirnos. Pero miremos la reacción de Jesús: reprocha nuestra falta de fe. Lo contrario de la fe y del amor no es el odio, sino nuestra cobardía.
            “Jesús, tengo fe pero dudo, ayuda a mi pobre fe”
 
Jesús no nos deja de la mano, pero a veces parece que está dormido. Esto nos hace ser más fuertes, nos provoca para que andemos por nosotros mismos a la luz de la fe. Si no sentimos consuelo en la oración creemos que Dios está lejos de nosotros y nos echamos atrás. Sin embargo, Jesús es nuestro tesoro, y los tesoros están ocultos. Hay que pasar por los desiertos de la sequedad y monotonía en la oración. Hay que ser valientes en esas noches en las que no vemos ni sentimos nada. Muchos se desesperan y se cansan. Los valientes llegan hasta el final y Dios premia sus ansias y su amor, su fidelidad.
 
¿Me canso en la oración y creo que en vez de caminar hacia Dios estoy retrocediendo? Si es así es que vas en la barca con Jesús, que no tenga que reprochar nuestra cobardía. Da gracias porque viene con nosotros en medio de la tempestad y de la noche.
 
Muchos dicen que en esta barca
vamos, más que nunca, a la deriva;
que es muy antigua y nada atractiva,
que ha perdido seguridad y rumbo,
que hace aguas por todas las esquinas
a pesar de los arreglos y proclamas;
y que sus timoneles desconciertan
a quienes se acercan con fe y ganas.
 
Dicen que sólo ofrece palabras;
que coarta la libertad y la gracia;
que ata, en nombre de Dios, la esperanza
anunciándose servidora humana;
y que se cree tan verdadera y necesaria
que las personas honestas y sanas
acaban dejando que pase,
olvidándola o rechazándola.
 
Y aunque se pase las noches bregando
ya no pesca nada en las aguas que surca
ni puede compartir con otras barcas
las fatigas y gozos de las grandes redadas.
Antes de quedar varada en la orilla,
todavía puede, siguiendo tu palabra,
remar mar adentro y echar las redes,
pero se halla falta de pericia y confianza.
 
Y, sin embargo, esta barca,
tan llena de miserias, tan humana,
tan poco atractiva y desfasada,
a la que ya pocos miran
y es objeto de risas y chanzas,
es la que nos llevó por el mar de Galilea
y nos enseñó a no temer tormentas,
y a descubrirte, sereno, en la popa.
 
Esta barca a la que Tú te subiste,
para hacernos compañía y prometernos
ser pescadores y entrar en tu cuadrilla,
todavía recibe ráfagas de brisa y vida
y es, aunque no lo comprendamos,
nuestra casa, hogar y familia
para andar por los mares de la vida
a ritmo y sin hundirnos, con la esperanza florecida.
 
Florentino Ulibarri

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha. 

sábado, 19 de junio de 2021

Sábado, 19 de junio de 2021

Sábado de la 11ª semana del t.o.


1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 6, 24-34

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Nadie puede estar al servicio de dos amos.
Porque despreciará a uno y querrá al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo.
No podéis servir a Dios y al dinero.
Por eso os digo: no estéis agobiados por la vida pensando qué vais a comer, ni por el cuerpo pensando con qué os vais a vestir.
¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta.
¿No valéis vosotros más que ellos? ¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida? ¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan.
Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos.
Pues si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se quema en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir.
Los paganos se afanan por esas cosas.
Ya sabe vuestro Padre del cielo que tenéis necesidad de todo eso.
Sobre todo buscad el Reino de Dios y su justicia; lo demás se os dará por añadidura.
Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio.
A cada día le bastan sus disgustos.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

No podéis servir a dos amos. ¿En quién ponemos nuestra confianza, en Dios o en el dinero y en las cosas que podemos comprar con dinero? ¿A quién o a qué dedicamos nuestra vida, nuestro tiempo? Necesitamos el dinero para vivir, pero sería absurdo vivir para tener dinero.
            "Perdona Señor mi apego desmedido al dinero"
            "Ayúdame a amarte a ti sobre todas las cosas".

Trata de responder a las preguntas que hace Jesús en el Evangelio.


Sé que la vida vale más que el alimento
aunque éste tenga lábel y sea exquisito;
y que el vestido, a pesar de modas y modistos,
es sólo complemento de nuestro cuerpo.

Sé que los lirios del campo no hilan
y son hermosos y dignos de elogio;
y que la hierba, aun siendo tanta y tan barata,
tiene un color que enamora y descansa.

Sé que los pájaros ni siembran ni siegan
ni almacenan en las estaciones buenas,
y, sin embargo, no les falta el alimento
ni otras muchas cosas para sus cantos y fiestas.

Sé que Salomón fue un hito de grandeza.
y que otros reyes y señores siguen sus pasos,
pero ninguno gana en colorido y belleza
a las flores que surgen en praderas y campos.

Sé que para ti soy valiosa y única
pues llevo tu aliento y seña en mis entrañas,
pero no comprendo tus consejos evangélicos
y termino rota y volviendo cada día a tu fragua.

Sé que por mucho que me preocupe
no logro añadir un palmo a mi estatura
ni una hora al tiempo de mi vida,
y sigo tropezando en la misma piedra.

Sé que nadie puede estar al servicio de dos amos
que tocan y quieren corazones verdaderos,
por eso nos inventamos el divorcio
y los compromisos no duraderos

Sé que en toda historia, al final, pugnas
Tú con el dinero, y no puede haber acuerdo,
pues ambos tenéis intereses opuestos
y queréis corazones enteros.

Sé que no hay que preocuparse por el mañana,
pues a cada día le basta su propio afán.
Sé que Tú eres el sereno de mis noches y días,
Y a pesar de todo no logro dormir tranquilo.

Yo, que deseo y busco lo esencial,
a veces me siento desorientado y perdido
en este mundo en el que vivo
y que solo me ofrece señales de ello.

Por eso, a pesar del consejo evangélico,
me preocupo, agobio y no duermo,
y sólo descanso y me entrego a tus brazos
cuando me has vencido y pones en tu regazo.

Florentino Ulibarri


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.