jueves, 6 de mayo de 2021

Jueves, 6 de mayo de 2021

 Jueves de la 5ª semana de Pascua


1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 15,9-11

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud."

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Podemos imaginar con dificultades cómo ama un padre o una madre a su hijo. Pero no podemos si quiera sospechar cómo ama Dios Padre a Jesús, su Hijo. Con este amor infinito nos ama Jesús. Y la aventura más preciosa que podemos emprender es dejarnos amar, acercarnos al fuego del Amor, sentir cada día con más intensidad la fuerza y la ternura de ese Amor.
            “Gracias Señor por amarnos así, sin medida ninguna”
            “Haznos sentir tu amor, Señor”
            “Perdona y cura la dureza del corazón que no se deja amar”

Para permanecer en el Amor de Dios, hemos de acoger y guardar en el corazón su palabra, sus mandatos...

Callar las radios,
callar los ordenadores,
callar los móviles y las teles.

Callar los micrófonos,
callar los relojes,
callar las máquinas y sus vibraciones.

Callar los ruidos,
callar las palabras,
callar los gestos y las reuniones..

Cerrar las puertas,
cerrar las ventanas,
cerrar todas las brechas y entradas.

Callar las huidas,
callar las hambres,
callar las argucias y los viajes.

Callar los discursos,
callar las explicaciones,
callar los sueños y las pasiones.

Callar los sentidos,
callar los pensamientos,
callar las noticias y los argumentos.

Cerrar las puertas,
cerrar las ventanas,
cerrar las almenas y las murallas.

Callar imágenes,
callar inquietudes,
callar ideas y tareas.

Callar los recuerdos,
callar las tensiones,
callar miedos y preocupaciones.

Callar apetencias,
callar compromisos,
callar urgencias e imprevistos.

Cerrar las puertas,
cerrar las ventanas,
cerrar los visillos y las persianas.

Callar las dudas,
callar las curiosidades,
callar las insidiosas necesidades.

Abrir el corazón,
abrir las entrañas,
abrir nuestro ser y casa.

Y escuchar tu voz de amor
que nos hace hijas e hijos
y resuena en toda la creación.

Florentino Ulibarri

En la senda de los mandamientos, llamada también del amor, nos tropezaremos con una buena compañera de camino: la alegría, la Alegría plena, la Alegría de Dios.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Rezamos con ideas del Papa FRANCISCO en Evangelii Gaudium:

Señor, Tú nos has creado para que seamos felices; has querido contagiarnos tu misma alegría, a todas las personas, sin excluir a nadie. para que nuestra alegría crezca cada día. Gracias, Jesús.
No dejes que seamos seres resentidos, quejosos, sin vida. Ésa no es la opción de una vida digna y plena, ése no es tu deseo para nosotros, ésa no es la vida en el Espíritu que brota del corazón de Cristo resucitado.

No permitas que mi vida se ahogue en el egoísmo. Ayúdame a dejar espacio en mi corazón a los demás. Ábreme los oídos para escuchar tu voz, esa voz que me recuerda que me amas con locura, para que así crezca la dulce alegría de sentirme amado, y en mi vida palpite el entusiasmo por hacer el bien.

Concédenos la gracia de experimentar la alegría de los que no ponen condiciones para estar alegres; de los pobres que comparten lo poco que tienen; de las personas, que aún en medio de grandes compromisos, han sabido conservar un corazón confiado, desprendido y sencillo; de los creyentes que cada día se dejan alcanzar y alegrar por tu amor.

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Concédenos, Señor, tu alegría insobornable.
La diversión tiene precio y propaganda
y sus mercaderes son expertos.
Se alquila la evasión fugaz
con sus rutas exóticas y vanas.
Se bebe el gozo con tarjetas de crédito
y se estruja como un vaso desechable.
Pero tu alegría no tiene precio,
ni podemos seducirla.
Es un don para ser acogido y regalado.

Concédenos, Señor, tu alegría sorprendente.
Más unida al perdón recibido
que a la perfección farisaica de las leyes.
Encontrada en la persecución por el reino,
más que en el aplauso de los jefes.
Crece al compartir lo mío con los otros,
y se muere al acumular lo de los otros como mío.
Se ahonda al servir a los criados de la historia,
más que al ser servidos como maestros y señores.
Se multiplica al bajar con Jesús al abismo humano,
se diluye al trepar sobre cuerpos despojados.
Se renueva al apostar por el futuro inédito,
se agota al acaparar las cosechas del pasado.
Tu alegría es humilde y paciente
y camina de la mano de los pobres.

Concédenos, Señor, la “perfecta alegría”.
La que mana como una resurrección fresca
entre escombros de proyectos fracasados.
La que no logran desalojar de los pobres
ni la cárcel de los sistemas sociales
ni los edictos arbitrarios de los amos.
La decepción más honda y golpeada
no puede blindarnos para siempre
contra su iniciativa inagotable.
Tu alegría es perseguida y golpeada,
pero es inmortal desde tu Pascua.

Concédenos, Señor, la sencilla alegría.
La que es hermana de las cosas pequeñas,
de los encuentros cotidianos
y de las rutinas necesarias.
La que se mueve libre entre los grandes,
sin uniforme ni gestos entrenados,
como brisa sin amo ni codicia.
Tu alegría es confiada y veraz,
ve la más pequeña criatura amada por ti,
con un puesto en tu corazón y en tu proyecto.

Benjamín González Buelta, sj

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha. 

miércoles, 5 de mayo de 2021

Miércoles, 5 de mayo de 2021

 Miércoles de la 5ª semana de Pascua


1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 15,1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos."

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Jesús es la Vid, es la Vida. Nosotros somos los sarmientos y por nuestras venas corre la misma Vida de Jesús... si permanecemos unidos a Él.

Permanecer no es estar a ratos, cuando me apetece, cuando lo necesito, cuando no tengo más remedio... El verbo permanecer es amigo del sustantivo fidelidad y del adverbio siempre.

A veces, “permanecer en Jesús” nos suena a castigo, a imposición, a condena. Si lo vivimos así, no conocemos todavía el corazón de Dios. Permanecer es un regalo, un tesoro, el mejor tesoro, que Él nos ofrece incondicionalmente para que demos fruto, para que nuestra vida tenga sentido.

Con toda la buena voluntad del mundo comenzamos compromisos, queremos mejorar nuestro mundo, participamos en grupos de fe, en parroquias y movimientos, tratamos de ser cada día mejores...
Queremos cosas buenas y trabajamos por ellas, pero olvidamos lo fundamental, lo imprescindible: estar unidos a Jesús. Sin Él no podemos hacer nada.

¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Como el Amor es la fuente
de ternura y siembra,
de puertas abiertas,
de promesas ciertas.

Como la Justicia es fuente
de miradas limpias,
de opciones honestas,
de normas humanas.

Como la Paz es fuente
del arma desterrada,
de extintas barreras,
de muros tirados.

Como la Palabra es fuente
de verdad desnuda,
de la fe intuida,
de bendición sincera.

Como el Pan es fuente
de estómagos llenos,
de mesas provistas,
de días de encuentro.

Tú eres la vid,
y nosotros los sarmientos,
que han de florecer
con frutos de amor y justicia,
de paz y palabra,
de pan que saciará
el hambre de todos.

José Mª Rodríguez Olaizola, sj

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La poda es algo muy frecuente en el campo.
Campesinos y hortelanos son diestros en ella.
Incluso en la ciudad,
los amantes de los árboles y de las plantas
las podan en tiempos señalados.
Obtienen así ejemplares más bellos, más fuertes, más sanos...

Pero con ser una operación tan corriente,
necesaria y positiva,
nos resulta una energía extraña,
cuando no una anti-energía o muerte.

Sin embargo, la poda es ley de vida y crecimiento
de las plantas,... de las personas y de los grupos.
Controla, encauza y orienta las fuerzas;
impide la dispersión, da nuevas energías.
Nos hace crecer y ser nosotros mismos.

Nos poda el Padre, eso dices Tú.
Poda a los que dan fruto, para que den más.
Nos poda a los que bien nos quiere.
Nos corta las alas de la soberbia y de la comodidad
que nos impiden dar fruto y malgastan energía.
¡Corta brotes "naturales", que parecen ser expresión de vida,
para que demos más y mejor fruto!

Nos podan los amigos, el grupo, la comunidad,
a través de relaciones claras y fraternales;
a través de la ayuda, la crítica y la exigencia.
Nos podan cuando ponen en crisis
nuestro estilo de vida y escala de valores;
cuando nos hacen afrontar las incoherencias
y zonas oscuras de nuestro ser.

Algunos se podan a sí mismos para dar más fruto.
Saben decir no a ciertas cosas.
Saben renunciar a bienes positivos y objetivos dignos
para conseguir bienes mayores y tesoros escondidos.
¡Dichosos esos hombres y mujeres!
Dichosos los que viven con ellos, porque participan de su fruto.

La mayoría de las podas vienen sin buscarlas.
Las trae la vida cuando menos lo esperas;
son podas involuntarias, imprevistas, a veces duras y dolorosas,
y no siempre las aceptamos como algo positivo.

Involuntaria o voluntaria
a tiempo o a destiempo,
asumida o rechazada,
la poda es el secreto
de las personas que se han hecho fuertes,
de los hombres y las mujeres que dan fruto,
de quienes tienen vida.

¡Pódanos, Señor!
¡Pódame, Señor!

Florentino Ulibarri

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha. 

martes, 4 de mayo de 2021

Martes, 4 de mayo de 2021

 Martes de la 5ª semana de Pascua


1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 14,27-31a

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: "Me voy y vuelvo a vuestro lado." Si me amarais, os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo. Ya no hablaré mucho con vosotros, pues se acerca el Príncipe del mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo comprenda que yo amo al Padre, y que lo que el Padre me manda yo lo hago."

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

La Paz es un don de la Pascua, de Jesús resucitado. No nos la da como la da el mundo (a cambio de injusticias y sometimientos). La Paz de Jesús es gratis. Jesús nos ofrece la Paz con Dios, la Paz con los hermanos, con la creación, con nosotros mismos.
            “En mi corazón Señor hay mucha violencia, dame tu Paz”
            “A veces me cuesta aceptarme, perdonarme; dame tu Paz”
            “Gracias Señor por el don de la Paz”

Los apóstoles están tristes porque el Maestro les anuncia su marcha. Y Jesús les dice: “Si me amaráis, os alegraríais”. A todos nos cuesta ver cómo se alejan las personas amadas. Pero no tenemos en propiedad a los amigos, ni a la familia. Tampoco pertenecemos a nadie, sólo a Dios. Y Dios respeta nuestra libertad; es más, la multiplica. Tú y yo, y cada persona tiene el derecho y el deber de seguir su camino, de cumplir su vocación.
            “Danos Señor un amor limpio, que no provoque dependencias”
            “Ayúdanos a encontrar y seguir el camino que nos conduce a Ti”
            “Perdona Señor nuestros intentos de dominar, de quitar libertad”
            “Gracias por habernos creado libres, por querernos siempre”
            “Cura el pecado que hiere y mata la libertad y la felicidad"

Pedimos la Paz del resucitado con esta oración del Obispo Pedro Casaldáliga:

Danos, Señor, aquella Paz extraña
que brota en plena lucha como una flor de fuego;
que rompe en plena noche como un canto escondido;
que llega en plena muerte como el beso esperado.

Danos la Paz de los que andan siempre, desnudos de ventajas,
vestidos por el viento de una esperanza núbil.
Aquella Paz del pobre que ya ha vencido el miedo.
Aquella Paz del libre que se aferra a la vida.
La Paz que se comparte en igualdad fraterna como el agua y la Hostia.”

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha. 

lunes, 3 de mayo de 2021

Lunes, 3 de mayo de 2021

 Santos Felipe y Santiago, apóstoles


1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 14,6-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a Tomás: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto." Felipe le dice: "Señor, muéstranos al Padre y nos basta." Jesús le replica: "Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí.. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre; y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré."

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

“Yo soy el camino”. Él es el camino de la felicidad, el que camino que todos buscamos, aunque no lo sepamos. El camino que nos conduce a la paz.
            “Señor, estamos perdidos, llévanos a tu camino”
            “Gracias por ser nuestro camino y nuestro acompañante”
            “Enséñanos a mostrar tu camino de felicidad a todos”

“Yo soy la verdad”. En Él descubrimos la verdad de Dios y nuestra verdad. Él es Dios y es el hombre perfecto. Él nos ha descubierto los secretos del corazón de Dios: amor, misericordia, perdón, ternura... Y nos ha enseñado que nuestro corazón está llamado a ser como el de Dios.
            “Señor, sólo Tú eres la verdad, Tú tienes palabras de vida eterna”
            “A veces nos dejamos engañar por la mentira. Perdónanos”
            “Gracias, Señor, por las personas que son testigos de la verdad”

“Yo soy la vida”. Si seguimos a Jesús, si recorremos su Camino, si acogemos su Verdad, compartiremos su misma Vida, la Vida de Dios, la Vida eterna.
            “Gracias Señor por regalarnos tu misma Vida”
            “Señor, a veces estamos como muertos. Resucítanos”
            “Danos tu Espíritu para que tu Vida llegue a todos”

Señor, Tú eres el camino que conduce hacia el Padre, a la salvación. En las encrucijadas de la vida, cuando no sabemos por donde avanzar y tenemos la tentación de tomar los caminos más fáciles y cómodos, recuérdanos, Jesús, que Tú eres el camino más seguro que desemboca en la felicidad más plena y duradera.

Señor, Tú eres la verdad, la verdad sobre Dios, el hombre, la vida y el mundo. Tú nos has revelado que Dios es Padre, que Dios tiene corazón de madre, que el oficio de Dios es amar y perdonar. Tú nos has enseñado que todas las personas estamos llamadas a vivir como hijas de Dios y como hermanas. Tú nos has mostrado que el mundo es un gran campo que necesita brazos dispuestos a transformarlo en una casa abierta a todos. Ayúdanos a vivir de acuerdo con tu Verdad.

Jesús, Tú eres la Vida. Y has puesto en cada persona el deseo ardiente de vivir en plenitud. Solamente Tú, Cristo, puedes colmar el deseo de amor del corazón humano. Nadie como Tú da el valor y la alegría de vivir. Agradezco y acojo, Señor, el torrente de vida que me ofreces gratuitamente.

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Aunque esté lleno de baches y piedras
y tenga infinidad de curvas,
aunque vaya por colinas y valles
y sean frecuentes las pendientes,
aunque sea estrecho y sin césped,
unas veces polvoriento, otras lleno de barrizales,
voy por él
siguiendo tus huellas,
soñando utopías,
buscando sombras,
anhelando metas,
disfrutando la experiencia.
Y Tú, que vas por delante,
te me revelas y ofreces cada día
como camino, verdad y vida.

Florentino Ulibarri


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha. 

domingo, 2 de mayo de 2021

Domingo, 2 de mayo de 2021

 Domingo de la 5ª semana de Pascua B


1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 15,1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos."
3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Jesús es la Vid, es la Vida. Nosotros somos los sarmientos y por nuestras venas corre la misma Vida de Jesús... si permanecemos unidos a Él.

Permanecer no es estar a ratos, cuando me apetece, cuando lo necesito, cuando no tengo más remedio... El verbo permanecer es amigo del sustantivo fidelidad y del adverbio siempre.

A veces, “permanecer en Jesús” nos suena a castigo, a imposición, a condena. Si lo vivimos así, no conocemos todavía el corazón de Dios. Permanecer es un regalo, un tesoro, el mejor tesoro, que Él nos ofrece incondicionalmente para que demos fruto, para que nuestra vida tenga sentido.

Con toda la buena voluntad del mundo comenzamos compromisos, queremos mejorar nuestro mundo, participamos en grupos de fe, en parroquias y movimientos, tratamos de ser cada día mejores...  Queremos cosas buenas y trabajamos por ellas, pero olvidamos lo fundamental, lo imprescindible: estar unidos a Jesús. Sin Él no podemos hacer nada.

¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Cuántas energías buscando el aplauso
que al terminar me deja vacío.
Años de esfuerzo para lograr títulos
que no cambian nada lo que soy.
Desvelos para preparar un proyecto
Pasa el proyecto, y siguen los desvelos.
Cuánto trabajo modelando una imagen
que no es más que fachada.
Nada, al final todo queda en nada
y en mí crece el vacío.

Tú sigues paciente, esperando,
con esa ternura sonriente.
Solo Tú, lo repito pero ¿lo creo?
Solo en Ti, lo aprendí pero ¿lo vivo?

Tendrá que derrumbarse todo
hasta que solo queden escombros
para que te devuelva la mirada
para que no me quede otro asidero
y vuelva a ser aquel niño indefenso
que no puede hacer nada
sólo llorar y dejarse abrazar.

Javier Montes, sj
 

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También podemos rezar con esta canción:
Cerca de Ti, Señor, yo quiero estar;
tu grande eterno amor quiero gozar.
Llena mi pobre ser, limpia mi corazón;
hazme tu rostro ver en la aflicción.
Mi pobre corazón inquieto está,
por esta vida voy buscando paz.
Mas sólo Tú, Señor, la paz me puedes dar,
cerca de Ti, Señor, yo quiero estar.
Pasos inciertos doy, el sol se va;
mas, si contigo estoy, no temo ya.
Himnos de gratitud alegre cantaré,
y fiel a Ti, Señor, siempre seré.
Día feliz veré creyendo en Ti,
en que yo habitaré cerca de Ti.
Mi voz alabará tu santo Nombre allí,
y mi alma gozará cerca de ti.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha. 

sábado, 1 de mayo de 2021

Sábado, 1 de mayo de 2021

 Sábado de la 4ª semana de Pascua


1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 14,7-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto." Felipe le dice: "Señor, muéstranos al Padre y nos basta." Jesús le replica: "Hace tanto que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe? Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"? ¿No crees que yo estoy en el Padre, y el Padre en mí? Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, hace sus obras. Creedme: yo estoy en el Padre, y el Padre en mí. Si no, creed a las obras. Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores. Porque yo me voy al Padre; y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré."

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

“Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre”. Nunca acabamos de conocer a Jesús, nunca acabaremos de conocerlo. Su grandeza no cabe en nuestra pequeña cabeza, pero podemos conocerlo cada día mejor.

Eres otra cosa, Jesús.
Eres otra cosa.
¿Quién ha dicho que Tú eres triste,
serio, aguafiestas y exigente?
¿Quién ha dicho que el Evangelio
está reñido con la alegría y la fiesta?
¿Quién ha dicho que la fe es una carga inútil
de normas y leyes que ya no rigen?
¿Quién ha dicho que tu mensaje es una cadena
con manto de rosas y promesas huecas?
Tanto tiempo contigo,
trabajando en tu viña,
hablando de nuestras vidas,
y no te entendemos.

Tenemos que cambiar de pies a cabeza
nuestras glándulas resecas,
nuestros miembros sin juego,
nuestras arterias rotas,
nuestra mente cerrada,
nuestro corazón viejo.
Beber vino nuevo
y exponemos al viento de tu Espíritu
sólo con el manto que Tú nos has tejido.
Romper esquemas,
y adquirir estilo, forma y mentalidad nueva
para entenderte y gozarte.

Tanto tiempo contigo,
oyendo tus risas,
compartiendo tus fatigas,
y no te entendemos,
porque seguimos siendo fariseos,
ayunando de tu Evangelio,
y no nos atrevemos a emborrachamos contigo.
Eres otra cosa, Jesús.
Eres otra cosa.

Florentino Ulibarri

“Yo estoy en el Padre y el Padre en mi”. Dios es un misterio de comunión, de amor. El Padre está en corazón del Hijo y del Espíritu. El Hijo está en el corazón del Padre y del Espíritu. El Espíritu está en el corazón del Padre del Hijo. Nuestras palabras se quedan muy cortas para describir el misterio de Dios.
Pero lo más importante no es tratar de tratar de comprender desde fuera este misterio, lo más importante es aceptar la invitación de Jesús nos a entrar dentro de este misterio de comunión, de amor. También podemos decir a nuestro modo: “yo estoy en el Padre y el Padre está en mí”.
            “Gracias Señor por abrirnos las puertas de tu intimidad”
            “Gracias porque en tu corazón, yo estoy también presente”
            “Señor, quiero acogerte en mí como tú me acoges”
            “Señor, danos tu Espíritu
              para que en nuestro corazón haya sitio para todos"

Quien te ve a ti, Jesús, ha visto a Dios Padre.
Tus palabras son las palabras creadoras del Padre.
Tus milagros reflejan el poder salvador del Padre.
Tus lágrimas brotan de los ojos compasivos del Padre.
Tu perdón nace del corazón misericordioso del Padre.
Tu muerte en la cruz revela el amor generoso del Padre, 
que no se reserva lo más querido, que se entrega del todo.
Tu resurrección es un soplo de la vida del Padre,
que renueva a cada persona y al universo entero.

Gracias, Jesús, por derribar nuestras ideas de Dios, 
tan cortas como nuestros miedos y deseos.
Gracias por revelarnos el verdadero rostro de Dios.
Gracias por salvarnos del miedo a Dios y al futuro.

Señor, transforma mis sentimientos, 
pensamientos y comportamientos;
a fin de que, unido a ti, mi vida sea también 
transparencia de las palabras, la fuerza, 
el perdón y el amor del Padre.”

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EN EL PRIMERO DE MAYO, REZAMOS POR LOS TRABAJADORES, POR LOS DESEMPLEADOS, POR LOS EMPRESARIOS, POR LOS RESPONSABLES DE LA ECONOMÍA...

Señor, haznos solidarios con los trabajadores y ayúdanos a defender justamente los intereses de todos ellos.

Señor, haznos solidarios con los que miran con preocupación o miedo su futuro, por las consecuencias que pueda traer el coronavirus.

Señor, haznos solidarios con cuantos trabajan comprometidamente por construir una sociedad más equilibrada, más acogedora y más fraterna.

Señor, haznos solidarios con los que no tienen trabajo, compartiendo con ellos los frutos del nuestro.

Señor, haznos solidarios con los desempleados, creando, siempre que podamos, puestos de trabajo.

Señor, haznos solidarios con los empresarios que se esfuerzan por mantener y crear puestos de trabajo.

Señor, haznos solidarios con las instituciones públicas y privadas que trabajan para que el trabajo llegue a todos con dignidad.

Señor, haznos solidarios con los que luchan por orientar el trabajo, no hacia los intereses de unos pocos, sino hacia el bien de todos.

Señor, haznos solidarios con los explotados y humillados en el trabajo: niños, adolescentes, jóvenes, mujeres, emigrantes...

Señor, haznos solidarios con los que empeñan su vida en soñar y ofrecer ámbitos de trabajo más dignos, más respetuosos, más alegres, más eficaces...

Señor, haznos solidarios con tu obra creadora, colaborando contigo en la recreación y en la conservación de la naturaleza.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha. 

viernes, 30 de abril de 2021

Viernes, 30 de abril de 2021

 Viernes de la 4ª semana de Pascua


1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 14,1-6

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Que no tiemble vuestro corazón; creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas estancias; si no fuera así, ¿os habría dicho que voy a prepararos sitio? Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo, estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino." Tomás le dice: "Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?" Jesús le responde: "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida. Nadie va al Padre, sino por mí."

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Las noticias de guerras y terrorismo, el dolor y la muerte de las personas amadas, nuestros errores y fracasos, los desengaños y traiciones... hacen temblar nuestro corazón. Entonces Jesús se acerca y nos dice: “Creed en Dios y creed también en mi”. La fe no nos evita la cruz, pero nos ayuda a cargar con ella con más paz y esperanza.
¿Recuerdas momentos de tu vida en los que la fe haya sido para ti consuelo y fuerza? Da gracias por esas experiencias.
         
Disfrutamos en esta tierra el consuelo y la fuerza de Dios, pero Jesús nos recuerda algo importante: nuestro caminar por este mundo terminará un día y se nos abrirán las puertas de la casa del Padre, una casa en la que todos tenemos preparada una estancia, una estancia preciosa, que huele a fraternidad y felicidad, a familia reunida en torno al Padre de todos, una estancia en la que el dolor y la muerte sólo serán un recuerdo lejano.
            “Señor, gracias por tus palabras consoladoras”
            “Perdona y cura nuestra desesperanza”
            “Danos sabiduría para compartir esta esperanza con todos”

Señor, Tú eres el camino que conduce hacia el Padre, a la salvación. En las encrucijadas de la vida, cuando no sabemos por donde avanzar y tenemos la tentación de tomar los caminos más fáciles y cómodos, recuerdanos, Jesús, que Tú eres el camino más seguro que desemboca en la felicidad más plena y duradera.

Señor, Tú eres la verdad, la verdad sobre Dios, el hombre, la vida y el mundo. Tú nos has revelado que Dios es Padre, que Dios tiene corazón de madre, que el oficio de Dios es amar y perdonar. Tú nos has enseñado que todas las personas estamos llamadas a vivir como hijas de Dios y como hermanas. Tú nos has mostrado que el mundo es un gran campo que necesita brazos dispuestos a transformarlo en una casa abierta a todos. Ayúdanos a vivir de acuerdo con tu Verdad.

Jesús, Tú eres la Vida. Y has puesto en cada persona el deseo ardiente de vivir en plenitud. Solamente Tú, Cristo, puedes colmar el deseo de amor del corazón humano. Nadie como Tú da el valor y la alegría de vivir. Agradezco y acojo, Señor, el torrente de vida que me ofreces gratuitamente.

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¿Por qué este abandono
tras vencer a la muerte?
¿Por qué este alejarte
cuando más con nosotros estabas?
¿Por qué este silencio
de la Palabra más viva?

Nos dejas esperando,
buscadores,
inquietos,
apóstoles,
portadores de tu Luz, pero
confundidos por las sombras
cuando te vistes de misterio.

No te nos escondas mucho,
en este irte que nos deja huérfanos,
en ese enviarnos,
tan desnudos de certezas
como llenos de esperanza.

En tu distancia, sigue cerca,
y a tu modo misterioso
sigue siendo el Amor
que arropa nuestra desnudez.
y sostiene nuestros sueños.

José Mª Rodríguez Olaizola, sj

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Creemos en Jesús,
presente en la alegría y esperanza del pueblo
marcado por una historia de dolor y pobreza.

Creemos en Jesús,
presente en las personas que atraviesan situaciones críticas
a causas de las decisiones de otras personas.

Creemos en Jesús,
presente en los jóvenes marginados y sin trabajo
por causa de las estructuras que hemos creado.

Creemos en Jesús,
presente en el pobre que sufre,
en el triste y sin futuro,
en el perseguido y encarcelado,
en los emigrantes y exiliados,
en los niños explotados y abandonados,
en las mujeres humilladas y marginadas,
en las personas sin trabajo y sin salario digno,
en los desahuciados y sin techo,
en las personas sin derechos humanos...

Creemos en Jesús,
presente en las personas libres y compasivas,
en los cristianos perseguidos por ser solidarios,
en los creyentes ninguneados en la Iglesia,
en toda persona que lucha por un mundo nuevo,
en sus seguidores y mártires.

Creemos en Jesús,
y reafirmamos nuestra esperanza en él,
y la fuerza sanadora y liberadora
de su amor derramado en nosotros.

Creemos en Jesús, vivo y presente
en nuestro mundo e historia,
en nuestra vida e Iglesia,
en toda Pascua Florida
y acá, en este lugar y día.

Florentino Ulibarri

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.