Domingo de la 5ª semana de Cuaresma B
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 12, 20‑33.
En aquel tiempo entre los que habían venido a celebrar la Fiesta había
algunos gentiles; éstos, acercándose a Felipe, el de Betsaida de
Galilea, le rogaban:
—Señor, quisiéramos ver a Jesús.
Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús.
Jesús les contestó:
—Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del Hombre.
Os aseguro, que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda
infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se
pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para
la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga y donde esté yo,
allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre le premiará.
Ahora mi alma está agitada y, ¿qué diré?: Padre, líbrame de esta hora.
Pero si por esto he venido, para esta hora. Padre, glorifica tu nombre.
Entonces vino una voz del cielo:
—Lo he glorificado y volveré a glorificarlo.
La gente que estaba allí y lo oyó decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel.
Jesús tomó la palabra y dijo:
—Esta voz no ha venido por mi, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado
el mundo; ahora el Príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y
cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí.
Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
“Si el grano de trigo no muere, queda infecundo”. Jesús sabe bien que él
es ese grano de trigo que va ser enterrado. Ha llegado la hora. ¿Nos
identificamos nosotros con el grano de trigo? Escucha la llamada a ser
semilla: “Algo me está diciendo que me entregue totalmente y me sepulte
en lo oscuro de la tierra, en la esperanza de ser transformado en árbol.
¿Por qué para ir hacia arriba, tengo que ir hacia abajo, y pensar que
todo un árbol puede brotar de mí?” (E.A. Gloeggler).
Damos gracias a Dios por las personas que saben ser grano de trigo,
por quienes confían en el poder vivificador de Dios cuando están en apuros
Pedimos a Dios que perdone y cure nuestro miedo a entregarnos, a morir por amor.
Hoy me adhiero, Señor,
al grupo de los que quieren verte
-saludarte, presentarse,
escucharte, hablarte...-.
Como a aquellos griegos gentiles,
pero curiosos e inquietos,
que acudieron a Felipe para conocerte,
también a mí me has tocado y despertado
abriéndome el horizonte
con tu presencia, mirada y mensaje.
Pero, ¿quién me acercará hasta ti?
¿Quién me llevará a tu presencia?
¿Quién me ayudará a superar las murallas
-culturales, religiosas, personales-
que nos separan y me retienen?
¿Quién será el anfitrión de nuestro encuentro?
¿Quién se hará cargo de este deseo
que surge de lo más hondo de mi ser
y me acompaña noche y día
desde la primera vez?
¿Quién será el anfitrión de nuestro encuentro?
Entre tus discípulos y apóstoles
siempre hubo, y seguro que las hay hoy,
personas cercanas y humildes,
con los pies en la tierra, en el "humus",
y los ojos fijos en ti;
hermanos atentos y sin ambiciones;
pastores que huelen a lo que deben oler;
pobres despojados hasta de su ser;
creyentes que se siembran sin temor a desaparecer;
hombres y mujeres que gozan al estar junto a ti...
¡Ojalá tenga la suerte
de toparme con ellos hoy,
aquí, en casa, o en los caminos,
o en las plazas, o en las fiestas, o en el templo...
o en cualquier lugar,
sea espacio sagrado o profano;
...o en el reverso de la historia
tan olvidado y arrinconado,
pero que tanto te preocupa a ti
y a todos los que siguen tus huellas!
¡Que llegue esa hora
para estar en tu compañía, Jesús!
Florentino Ulibarri (adaptación)
Cuando sea elevado, en la cruz, Cristo nos muestra su sabiduría…
Tu sabiduría es sorpresa para el niño,
desafío para el que busca
y promesa para el que sueña.
Tu sabiduría es necia
para quien quiere ser Dios,
pero cierta para quien se sabe
humano,
finito y frágil.
Tu sabiduría es cruz donde se alza
el que ofrece un brazo amigo,
una palabra cierta,
un encuentro liberador.
Tu sabiduría es llave que abre
portones largo tiempo cerrados
y trae a nuestras estancias
un aire de libertad y gozo,
de comunión y fiesta.
Haznos sabios, señor,
con esa sabiduría tuya
de evangelio y reino,
de camino y mesa.
José Mª Rodríguez Olaizola, sj
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 17 de marzo de 2024
Domingo, 17 de marzo de 2024
sábado, 16 de marzo de 2024
Sábado,16 de marzo de 2024
Sábado de la 4ª semana de Cuaresma
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 7,40-53
En aquel tiempo, algunos de entre la gente, que habían oído los
discursos de Jesús, decían: "Éste es de verdad el profeta." Otros
decían: "Éste es el Mesías." Pero otros decían: "¿Es que de Galilea va a
venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje
de David, y de Belén, el pueblo de David?" Y así surgió entre la gente
una discordia por su causa. Algunos querían prenderlo, pero nadie le
puso la mano encima.
Los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y
éstos les dijeron: "¿Por qué no lo habéis traído?" Los guardias
respondieron: "Jamás ha hablado nadie como ese hombre." Los fariseos les
replicaron: "¿También vosotros os habéis dejado embaucar? ¿Hay algún
jefe o fariseo que haya creído en él? Esa gente que no entiende de la
Ley son unos malditos." Nicodemo, el que había ido en otro tiempo a
visitarlo y que era fariseo, les dijo: "¿Acaso nuestra ley permite
juzgar a nadie sin escucharlo primero y averiguar lo que ha hecho?"
Ellos le replicaron: "¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de
Galilea no salen profetas." Y se volvieron cada uno a su casa.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Hoy sigue pasando lo mismo, negar la evidencia y el pensar bien: “éste
es el profeta”; “éste es el Mesías”; “nadie ha hablado como lo hace este
hombre”; “¿acaso nuestra ley permite condenar sin haberle oído
previamente?”. Para justificar nuestro modo de pensar y actuar:
“¿También vosotros os habéis dejado seducir?”; “esta gente, que no
conoce la ley, se halla bajo la maldición”; “¿también tú eres galileo?”.
Los cristianos seguimos teniendo delante de nosotros el reto de romper
con la dinámica de condena y de autojustificación para entrar en la
dinámica de amor y misericordia de Dios.
Nicodemo se la juega por Jesús, por la verdad.
Señor, también a mí me indigna la mentira, la injusticia, la violencia, la miseria...
Pero
en demasiadas ocasiones soy miedoso y no me juego mi fama, no arriesgo
mi comodidad, no comparto lo que debiera, para defender la verdad, la
justicia y la paz, para luchar en favor de los más débiles.
Señor,
aumenta mi confianza en ti, dame una confianza más grande que mi miedo y
mi egoísmo. Y concédeme valor para dar la cara por ti, por tu Reino,
por tus preferidos: los pobres y los que más sufren. Amén.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
viernes, 15 de marzo de 2024
Viernes, 15 de marzo de 2024
Viernes de la 4ª semana de Cuaresma
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 7,1-2.10.25-30
En aquel tiempo, recorría Jesús la Galilea, pues no quería andar por
Judea porque los judíos trataban de matarlo. Se acercaba la fiesta judía
de las tiendas. Después que sus parientes se marcharon a la fiesta,
entonces subió él también, no abiertamente, sino a escondidas.
Entonces algunos que eran de Jerusalén dijeron: "¿No es éste el que
intentan matar? Pues mirad cómo habla abiertamente, y no le dicen nada.
¿Será que los jefes se han convencido de que éste es el Mesías? Pero
éste sabemos de dónde viene, mientras que el Mesías, cuando llegue,
nadie sabrá de dónde viene." Entonces Jesús, mientras enseñaba en el
templo, gritó: "A mí me conocéis, y conocéis de dónde vengo. Sin
embargo, yo no vengo por mi cuenta, sino enviado por el que es veraz; a
ése vosotros no lo conocéis; yo lo conozco, porque procedo de él, y él
me ha enviado." Entonces intentaban agarrarlo; pero nadie le pudo echar
mano, porque todavía no había llegado su hora.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús sabe que muchos judíos tratan de matarlo en Jerusalén. Por eso
anda cauteloso. No quiere provocar la reacción violenta de sus enemigos.
Pero la cautela, no le lleva a decir lo contrario de lo que piensa y
sigue dando testimonio de aquél que lo ha enviado. No se deja llevar ni
siquiera por el miedo a la muerte. Su voluntad es insobornable.
Tampoco los cristianos deberíamos provocar la reacción contraria de
nuestros “enemigos”. No podemos provocar, pero tampoco podemos quedarnos
callados. No podemos traicionar a Dios. Es difícil este equilibrio,
pero es necesario.
Pedimos perdón por las veces en las que provocamos reacciones violentas.
Pedimos perdón porque a veces nos callamos cobardemente o no decimos lo que pensamos por miedo.
Damos gracias porque Dios nos enseña a ser cautelosos y valientes a la vez. Pedimos luz y fuerza.
Dicen que estoy "amenazado de muerte".
Es una advertencia para intimidarme,
meterme miedo en el alma y en el cuerpo
y dejar que todo siga el curso
que beneficia a los de siempre.
Sea lo que fuere, estoy tranquilo
porque, si me matan, no me quitan la vida.
Me sembrarán contigo
y granaré
desbordando sueños.
Los cristianos no estamos
amenazados de muerte.
Estamos "amenazados de vida".
Porque Tú eres la vida,
aunque estés crucificado
en la cumbre del basurero del Mundo,
o enterrado en arrabales, suburbios y favelas.
Ni yo ni nadie estamos amenazados de muerte.
¡Estamos amenazados de vida,
de esperanza, de amor...!
Porque tu hora, Señor, ha llegado,
y recorres nuestro mundo
como río de agua viva.
Florentino Ulibarri
--------------
Padre Celestial, mi vida está en tus manos.
Ayer hoy y por siempre, estoy segura y confiada en ti.
Señor, ayúdame a saber que tú tienes todo el control.
Ayúdame a creer que tú estás trabajando en mi vida ahora mismo,
aunque yo no lo pueda ver.
Ayúdame a confiar en lo que no puedo ver,
aún cuando lo único que veo es doloroso y está todo tan nublado.
Ayúdame a saber que tú tomas control de todas mis necesidades.
Señor, gracias por escuchar mi súplica de ayuda.
Gracias por amarme tanto.
Ayúdame a creer en todas las promesas que me has dado.
Perdóname cuando dudo de ti y de tu amor.
Yo creo en ti Señor. Perdóname cuando a veces pierdo la fe.
Aumenta en mí la fe en ti.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 14 de marzo de 2024
Jueves, 14 de marzo de 2024
Jueves de la 4ª semana de Cuaresma
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 5, 31‑47
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos:
—«Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es válido. Hay otro
que da testimonio de mí, y sé que es válido el testimonio que da de mí.
Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio de la
verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto
es para que vosotros os salvéis. Juan era la lámpara que ardía y
brillaba, y vosotros quisisteis gozar un instante de su luz.
Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que
el Padre me ha concedido realizar; esas obras que hago dan testimonio de
mí: que el Padre me ha enviado.
Y el Padre que me envió, él mismo ha dado testimonio de mí. Nunca habéis
escuchado su voz, ni visto su semblante, y su palabra no habita en
vosotros, porque al que él envió no le creéis.
Estudiáis las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues
ellas están dando testimonio de mí, ¡y no queréis venir a mí para tener
vida! No recibo gloria de los hombres; además, os conozco y sé que el
amor de Dios no está en vosotros.
Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibisteis; si otro viene en nombre propio, a ése si lo recibiréis.
¿Cómo podréis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros y no
buscáis la gloria que viene del único Dios? No penséis que yo os voy a
acusar ante el Padre, hay uno que os acusa: Moisés, en quien tenéis
vuestra esperanza. Si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque de
mí escribió él. Pero, si no dais fe a sus escritos, ¿cómo daréis fe a
mis palabras?»
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Ni siquiera Jesús, el Hijo de Dios, da testimonio de sí mismo. Jesús da
testimonio del Padre, realiza las obras del Padre. La Iglesia tampoco
debe dar testimonio de sí misma. Los cristianos tampoco debemos dar
testimonio de nosotros mismos. Nuestras palabras y nuestras vidas tienen
que dar testimonio del amor, de la ternura, de la fuerza de Dios. Lo
que dices y lo que haces ¿es para manifestar la gloria de Dios, o para
exhibir tus capacidades, buscando el reconocimiento de los demás? ¿Qué
te dice Dios? ¿Qué le dices?
A tiempo y a destiempo,
en cualquier lugar,
a cualquier hora,
con el viento de espalda
o un huracán a la contra;
alegre o afligido,
sereno o exaltado,
descansado o exhausto,
lleva el Amor por bandera.
No cejes en el intento
de compartir la justicia.
No acomodes la Palabra
en nombre de la prudencia,
no adulteres la esperanza,
proclama la Vida plena
de quien con su voz nos llama
y con su historia nos llena.
No niegues que eres apóstol,
no olvides que eres profeta,
portador de una noticia
que ha de atravesar la guerra,
que ha de romper las paredes
y ha de fecundar la tierra.
José Mª Rodríguez Olaizola, sj
Sabemos que Jesucristo es el camino, la verdad y la vida. Sabemos que Él
es Enviado por el Padre para traernos la paz. Sin embargo, no acabamos
ir a Él con decisión, nuestra fe en Él es débil, no lo recibimos en lo
más profundo de nuestro corazón. ¿Qué podríamos hacer para seguirle con
radicalidad? ¿Qué le dices a Dios? ¿Qué le dices?
Porque Tú lo has querido
estoy aquí, Señor. En Tu nombre.
No he venido yo; me has absorbido
en la espiral de amor,
que eres con todos.
Nadie puede arrimarse a Ti
sin que entero lo abraces,
lo hagas Tuyo.
Sin robarle nada,
dándole todo.
Del suelo a la cabeza
soy regalo tuyo,
espíritu que vuela
y cuerpo que lo apresa.
No puedes ya
salirte de este mundo.
Me inundaste
Y, empapado de Ti, te voy sembrando,
y al tiempo que me siembro,
como grano de trigo,
en mis hermanos.
No quiero quedar solo.
Tu rostro buscaré, Señor.
Hasta decirte ¡Padre!
Pero sólo te encuentro, cuando,
a todo lo que mana de Ti
le digo: ¡hermano!
Ignacio Iglesias, sj
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 13 de marzo de 2024
Miércoles, 13 de marzo de 2024
Miércoles de la 4ª semana de Cuaresma
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 5,17-30
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: "Mi Padre sigue actuando, y yo
también actúo." Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque
no sólo abolía el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo,
haciéndose igual a Dios. Jesús tomó la palabra y les dijo: "Os lo
aseguro: El Hijo no puede hacer por su cuenta nada que no vea hacer al
Padre. Lo que hace éste, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre
ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras
mayores que ésta, para vuestro asombro.
Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también
el Hijo da vida a los que quiere. Porque el Padre no juzga a nadie, sino
que ha confiado al Hijo el juicio de todos, para que todos honren al
Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo no honra al Padre que
lo envió. Os lo aseguro: Quien escucha mi palabra y cree al que me
envió posee la vida eterna y no se le llamará a juicio, porque ha pasado
ya de la muerte a la vida. Os aseguro que llega la hora, y ya está
aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan
oído vivirán. Porque, igual que el Padre dispone de la vida, así ha dado
también al Hijo el disponer de la vida. Y le ha dado potestad de
juzgar, porque es el Hijo del hombre. No os sorprenda, porque viene la
hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan
hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el
mal, a una resurrección de juicio. Yo no puedo hacer nada por mí mismo;
según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi
voluntad, sino la voluntad del que me envió.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús nos revela en estas líneas su profunda relación de amor con el
Padre. Amor que lo va configurando con el Padre y que es el motor de
toda su vida y de toda su acción.
En Jesús, nosotros hemos sido hechos hijos del Padre. Por
medio de la adhesión a Jesús y de la Fe en Dios, ya tenemos vida eterna,
hemos pasado ya de la muerte a la vida.
La confianza en el Padre, el sentirnos amados por el, nos
lleva como a Jesús a dejarnos guiar por el Espíritu, a no hacer nada por
nuestra cuenta, a no cesar de trabajar en la construcción del Reino.
¿Me siento cansado, desanimado de trabajar sin ver los
frutos? ¿intento buscar atajos, hacer las cosas por mi cuenta sin fiarme
del Padre?
Es el momento, Señor, de orientar mi vida;
es la hora de dar rumbo a mi existencia.
Estoy a punto para descubrir un nuevo camino.
No me sirve, Señor, vivir en eterna encrucijada.
Estoy ante ti abierto como la playa al mar;
estoy en busca de tus pasos, de tus huellas;
quiero hacer realidad lo que tú has soñado para mí..
Aquí estoy, Señor, como Saulo en el camino de Damasco:
y te digo sin rodeos: Señor ¿qué quieres que haga?
Aquí estoy, Señor, como Samuel en la noche
y te digo: Habla, que tu siervo escucha.
Aquí estoy, Señor, como María cuando era joven
y te digo: He aquí la esclava; que haga según tu Palabra.
Señor, ¿qué quieres de mí? ¿Qué me pides?
Señor, ¿cuál es el plan del Padre para mi vida?
Señor, ¿cuál es el proyecto que quieres que realice?
Señor, ¿a qué me llamas? ¿Por dónde quieres que camine?
Señor, ¿cómo estar seguro de tus caminos en la vida?
Señor, ¿cómo sé yo que es eso lo que deseas de mi y no otra cosa?
Señor, ¿seré capaz de ser fiel a la llamada que tu me haces?
Señor, ¿y si me equivoco y tengo que volver atrás?
Señor, ¿Cómo comprometerme si no estoy plenamente seguro?
Preguntas, Señor, siempre preguntas. ¿Cómo saldré de la duda?
Yo quiero tener claro cada paso del camino.
Soy calculador, Señor, y no me gusta arriesgar nada.
Yo quiero tener mis seguridades y tengo miedo a lo imprevisible.
A fin de cuentas: ¿Te busco o me busco, Señor?
¿Pongo mis ojos en mí o te miro a ti?
¿son tus intereses los que busco o sólo los míos?
¿estoy disponible para ti?
Señor, dame luz y fuerza para optar por ti.
Será lo mejor para mi y para todos.
Tú no defraudas nunca.
Hágase. Amén.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 12 de marzo de 2024
Martes, 12 de marzo de 2024
Martes de la 4ª semana de Cuaresma
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 5,1-3.5-16
En aquel tiempo, se celebraba una fiesta de los judíos, y Jesús subió a
Jerusalén. Hay en Jerusalén, junto a la puerta de las ovejas, una
piscina que llaman en hebreo Betesda. Ésta tiene cinco soportales, y
allí estaban echados muchos enfermos, ciegos, cojos, paralíticos. Estaba
también allí un hombre que llevaba treinta y ocho años enfermo. Jesús,
al verlo echado, y sabiendo que ya llevaba mucho tiempo, le dice:
"¿Quieres quedar sano?" El enfermo le contestó: "Señor, no tengo a nadie
que me meta en la piscina cuando se remueve el agua; para cuando llego
yo, otro se me ha adelantado." Jesús le dice: "Levántate, toma tu
camilla y echa a andar." Y al momento el hombre quedó sano, tomó su
camilla y echó a andar.
Aquel día era sábado, y los judíos dijeron al hombre que había quedado
sano: "Hoy es sábado, y no se puede llevar la camilla." El les contestó:
"El que me ha curado es quien me ha dicho: Toma tu camilla y echa a
andar." Ellos le preguntaron: "¿Quién es el que te ha dicho que tomes la
camilla y eches a andar?" Pero el que había quedado sano no sabía quién
era, porque Jesús, aprovechando el barullo de aquel sitio, se había
alejado. Más tarde lo encuentra Jesús en el templo y le dice: "Mira, has
quedado sano; no peques más, no sea que te ocurra algo peor." Se marchó
aquel hombre y dijo a los judíos que era Jesús quien lo había sanado.
Por esto los judíos acosaban a Jesús, porque hacía tales cosas en
sábado.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
“Coge tu camilla y vete”. “Has sido curado, no vuelvas a pecar más, pues
podría sucederte algo peor.” También nosotros escucharemos estas
palabras de Jesús en estas últimas semanas de Cuaresma, experimentaremos
el perdón, la fuerza curativa y vivificadora del amor de Dios realizada
en el Sacramento de la Reconciliación. La Cuaresma es tiempo de Gracia,
tiempo de Salvación, momento de descubrir qué “enfermedad”, qué pecados
nos impiden andar, seguir a Jesús; tiempo para acoger el perdón
gratuito de Dios y para comprometernos a serle fiel.
La letra de una canción de Álvaro Fraile nos puede ayudar a escuchar en nuestro corazón la llamada de Jesús: LEVÁNTATE Y ANDA:
No tengas miedo, tú no te rindas, no pierdas la esperanza, no tengas
miedo, yo estoy contigo en lo que venga y nada puede ni podrá el
desconsuelo retando a la esperanza. Anda… ¡levántate y anda!
No
tengas miedo, no desesperes, no pierdas la confianza, no tengas miedo,
yo voy contigo siempre y a donde vayas, no dejes que envejezca un solo
sueño cosido alguna almohada. Anda… ¡levántate y anda!
No tengas
miedo, yo te sujeto solo confía y salta, no tengas miedo, voy a
cuidarte, te alzaré cuando caigas; siempre puedes empezar de cero, yo lo
hago todo nuevo. Anda… ¡levántate y anda!
Tú eres mi sueño y mi
causa no piense que voy a dejarte caer; voy a despertarte y estaré a tu
lado para que cada día sea un nuevo renacer, para que tengas vida, anda…
¡levántate!
Damos gracias a Dios, porque la salvación de Jesús también nos ha alcanzado a nosotros…
Gracias, Señor, por tu Palabra
que cae como la lluvia y pone sentido y destino en nuestro camino.
Gracias por el amor, poderoso como un torrente, invencible hasta más allá de la muerte,
que nos eleva y nos llena el corazón de nombres y motivos.
Gracias por tu justicia, que se alza como un grito, como una exigencia, como una llamada
y como el último atisbo de esperanza para quienes sufren lo injusto.
Gracias por hacernos tan de barro, y al tiempo poner tu luz en nuestras grietas.
Gracias por la libertad de quien aprende a caminar sin cadenas
ni más ataduras que la pasión por tu Reino.
Gracias por el pan de cada día, y por poner en nuestra entraña la convicción
de que no podemos estar tranquilos hasta que ese pan llegue a todas las mesas.
Gracias, en fin, por Jesús, camino, verdad y vida.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 11 de marzo de 2024
Lunes, 11 de marzo de 2024
Lunes de la 4ª semana de Cuaresma
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 4,43-54
En aquel tiempo, salió Jesús de Samaría para Galilea. Jesús mismo había
hecho esta afirmación: "Un profeta no es estimado en su propia patria."
Cuando llegó a Galilea, los galileos lo recibieron bien, porque habían
visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la fiesta, pues
también ellos habían ido a la fiesta.
Fue Jesús otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en
vino. Había un funcionario real que tenía un hijo enfermo en Cafarnaún.
Oyendo que Jesús había llegado de Judea a Galilea, fue a verle, y le
pedía que bajase a curar a su hijo que estaba muriéndose. Jesús le dijo:
"Como no veáis signos y prodigios, no creéis." El funcionario insiste:
"Señor, baja antes de que se muera mi niño." Jesús le contesta: "Anda,
tu hijo está curado." El hombre creyó en la palabra de Jesús y se puso
en camino. Iba ya bajando, cuando sus criados vinieron a su encuentro
diciéndole que su hijo estaba curado. Él les preguntó a qué hora había
empezado la mejoría. Y le contestaron: "Hoy a la una lo dejó la fiebre."
El padre cayó en la cuenta de que ésa era la hora cuando Jesús le había
dicho: "Tu hijo está curado." Y creyó él con toda su familia. Este
segundo signo lo hizo Jesús al llegar de Judea a Galilea.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Tendemos a ser autosuficientes, a arreglárnoslas solos, a engañarnos.
Solo desde el conocimiento de nuestra realidad: débil, pecadora,
necesitada de los demás y de Dios, podemos llegar a la fe. Hoy, el
Evangelio nos invita a sentirnos necesitados de la ayuda de Jesús, como
el funcionario real que sabe que no puede curar a su hijo; y a ser, como
él, humildes y capaces de pedir ayuda. Este hombre que cree en la
palabra de Jesús, comprueba su eficacia y pasa a creer en Jesús, nos
muestra el itinerario de la fe: pasar de la fe en la promesa a la
adhesión personal a Cristo.
¿Cuáles son mis carencias? Pido humildemente la ayuda del Señor.
Sabes, Señor, que soy uno de los tuyos,
que creo en ti y formas parte de mi vida,
pero muchas veces vivo como si no existieras,
porque no termino de fiarme en ti del todo.
Quiero tener la fe del hombre que te buscó
y te insistió para que curases a su hijo enfermo.
Me invitas a levantarme,
a no sestear en la mediocridad,
a vivir una vida apasionante,
a trabajar con la misma hermandad que Tú
y a confiar en ti mientras transcurre mi historia.
Tú me impulsas a levantar todo lo que está en mí dormido.
Tú me enseñas que puedo llegar a mucho más.
Tú me haces creer en el ser humano,
con todo lo que tiene de grandeza y fragilidad.
La fe en ti, Señor, me aparta de fatalismos y desesperanzas,
porque me haces confiar en las personas.
Hay mucho dolor en nuestro mundo,
a algunos les ha tocado una vida muy dura...
Hoy te pido que susurres al oído de cada hermano:
"Tu fe te ha salvado, vete en paz"...
Mari Patxi Ayerra (adaptación)
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.