sábado, 27 de agosto de 2016

Sábado 27 de agosto

Sábado de la 21ª semana del t.o.

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 25, 14-30

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "Un hombre que se iba al extranjero llamó a sus empleados y los dejó encargados de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos de plata, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno, hizo un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.
Al cabo de mucho tiempo volvió el señor de aquellos empleados y se puso a ajustar cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco". Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor". Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: "Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos". Su señor le dijo: "Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; pasa al banquete de tu señor".
Finalmente se acercó el que había recibido un talento y dijo: "Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces; tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo". El señor le respondió: "Eres un empleado negligente y holgazán; ¿conque sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque el que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese empleado inútil echadlo fuera, a las tinieblas, allí será el llanto y el rechinar de dientes"".

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

onocemos muy bien esta parábola. Pero no se trata solamente de conocer bien. Se trata de descubrir en cada momento qué nos está queriendo decir Dios en cada momento de la vida.

Nos podemos preguntar:
- ¿Qué talentos he recibido a lo largo de mi vida? ¿Qué talentos he recibido hoy? Damos gracias.
- ¿Qué he hecho con los talentos que he recibido? ¿Qué talentos he trabajado, cuáles han acabado escondidos bajo tierra? Damos gracias y pedimos perdón.
- ¿Qué ocurre cuando trabajo los talentos recibidos? ¿Qué ocurre cuando los escondo? Le pedimos a Dios que nos ayude a aprender de las experiencias del pasado.
- ¿Qué me dice Dios en este momento de mi vida? ¿Qué le digo?

Señor, tú nos has confiado muchos talentos, muchas capacidades, muchas posibilidades de crecer y servir. (los recordamos)

Hay talentos muy vistosos: la simpatía, la facilidad de palabra, la fuerza física... Otros talentos están más ocultos: la capacidad de amar, de escuchar, de rezar...

Señor, gracias por todos los talentos he recibido a lo largo de mi vida. Dame sabiduría para reconocer hasta los talentos más ocultos y aquellos que crecen en mí cuando me acerco a ti  a los hermanos.

No permitas que, en vez de agradecer los talentos recibidos, esté continuamente echando de menos los que han recibido otros.

Señor, gracias por todas las personas, por todas las situaciones complicadas que me ayudan a descubrir y desarrollar talentos nuevos, desconocidos.

Gracias por ayudarme a poner mis capacidades al servicio del prójimo y del necesitado, de un mundo más hermoso, de una iglesia más evangélica y evangelizadora.

Te pido perdón porque no he trabajado todos los talentos, porque muchos han acabado escondidos bajo tierra.

Señor, ayúdame a conocer, valorar, agradecer y trabajar los talentos recibidos. Así crecerá la alegría en mis hermanos y en mi corazón y en el tuyo. Amén.

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

viernes, 26 de agosto de 2016

Viernes 26 de agosto

Viernes de la 21ª semana del t.o.

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 25, 1-13

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: "El Reino de los cielos se parecerá a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: "¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!" Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas". Pero las sensatas contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis". Mientras iban a comprarlo llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: "Señor, señor, ábrenos". Pero él respondió: "Os lo aseguro: no os conozco". Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora".

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

A primera vista parece que las vírgenes sensatas son egoístas, pero con su actitud nos están enseñando algo importante: hay cosas que nadie puede hacer por nosotros. Nadie puede tener fe por nosotros, nadie puede amar por nosotros, nadie puede rezar por nosotros, nadie puede esperar al Señor por nosotros...

Señor, hazme diligente en la fe,
Cura mi pereza y hazme entender que…
nadie puede velar en lugar de mí,
nadie puede amar en lugar de mí,
nadie puede rezar en lugar de mí,
nadie puede aprender en lugar de mí,
nadie puede caminar en lugar de mí
nadie puede sufrir y gozar, en lugar de mí
nadie puede vivir en lugar de mí.
La existencia no admite representaciones.

Despiértanos del sueño de una vida superficial,
Que cada día llenemos nuestras lámparas
en la oración, en los sacramentos, en la comunidad cristiana,
con el cariño de quienes nos quieren bien
y en el servicio a las personas que nos necesitan.
para que podamos verte, reconocerte y acogerte,
para que tú puedas compartir con nosotros tu alegría y tu paz.
Amén.

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Dichosos quienes mantienen sus lámparas encendidas
y las comparten y llevan bien altas para que alumbren
y guíen a quienes andan a ras de tierra sin ellas,
perdidos entre laberintos, heridas y quejas.

Dichosos quienes permanecen en vela,
con el espíritu en ascuas y el cuerpo en forma,
y están siempre despiertos y atentos para quien llega
a medianoche, de madrugada o cuando el sol calienta.

Dichosos quienes se comparten y entregan,
y son fieles a mi deseo y palabra más sincera
y saben vivir como hijos y hermanos,
tengan cargos o sólo mandatos en su haber humano.

Dichosos quienes no buscan quedar bien, ni excusa
en el cansancio, la edad y la dignidad,
ni en el tiempo que pasa, ni en el premio que se retarda,
y mantienen su entrega para quienes los necesitan.

Dichosos quienes, estén dentro o fuera,
no tienen miedo a tormentas ni a sequías,
ni a huracanes, ni a calmas sin brisa,
y mantienen abierta su choza o su casa solariega.

Dichosos quienes no les importa ser pocos
y, menos aún, quedarse sin nada,
porque saben que el Padre está con ellos y les ama,
y les regala cada día lo necesario para el camino.

Dichosos quienes respetan y sirven sin queja
a sus hermanos, aunque les sean extraños,
y quienes ni comen ni engordan sus cuentas
a costa de otros pueblos y de sus ciudadanos.

Dichosos quienes se saben enviados
y se sienten, sin agobio, responsabilizados,
y aceptan ser hijos y hermanos de todos,
y al servir no se sienten humillados.

¡Dichosos mis discípulos!
¡Dichosos vosotros!
¡Dichosos quienes necesitan vuestro servicio!

Florentino Ulibarri


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

jueves, 25 de agosto de 2016

Jueves 25 de agosto

Jueves de la 21ª semana del t.o.

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 24, 42-51

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Comprended que, si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa. Por eso estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del Hombre. ¿Dónde hay un criado fiel y cuidadoso, a quien el amo encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas? Pues dichosos ese criado si el amo, al llegar, lo encuentra portándose así. Os aseguro que le confiará la administración de todos sus bienes. Pero si el criado es un canalla y, pensando que su amo tardará, empieza a pegar a sus compañeros y a comer y a beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera llegará el amo y lo hará pedazos, como se merecen los hipócritas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes".

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

El Evangelio nos llama a estar en vela, con los ojos abiertos, con la fe despierta, para descubrir al Señor que nos trae la salvación, la paz...
Velar significa orar, estar atentos a las necesidades de las personas, atender a los sentimientos del corazón...
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Somos administradores de los bienes de la tierra. No son nuestros. Son de Dios y no son sólo para nosotros, son para todos. Estamos llamados a distribuir la comida y todos los bienes recibidos.

Esta tarea no pertenece sólo a los grandes de la tierra. Todos podemos hacer algo, aunque sea poco. Podemos compartir, podemos colaborar en organizaciones que trabajen por unas relaciones justas entre todos los hombres y los pueblos, podemos presionar con el voto a los gobernantes para que solucionan problemas tan graves y vergonzosos como el hambre en el mundo...

¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Llega de día, llega de noche.
Se le espera por la puerta, llega por la ventana.
Le buscamos con alegría, llega con su cruz.
Estamos de guardia, nos llama desde dentro.
Rastreamos huellas, llega por senderos nuevos.

Llega en la abundancia
y más todavía en la pobreza.
Llega cuando triunfamos
y nos acompaña en los fracasos.
Llega cuando es deseado
y se presenta cuando no se le espera.

Llega en el silencio y en el áspero y abrasador viento.
Llega también en la multitud y el ruido.
Llega para dormirnos y para despertarnos.
Llega a través de todas las caras que encontramos
a lo largo del día en nuestro camino.

Llega en el desierto de manantiales inciertos,
en las estepas de desconocidos pozos,
en los bosques frondosos en que nos perdemos,
en las altas cumbres que hollamos,
y en los valles que nos dan vértigo.

Llega a cada instante.
Llega en cada lugar.
Allí donde estamos, está.

Fiel a tu palabra
ya estás esperándonos.

Florentino Ulibarri


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

miércoles, 24 de agosto de 2016

Miércoles 24 de agosto

San Bartolomé, Apóstol

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 1,45-51

En aquel tiempo, Felipe encuentra a Natanael y le dice: "Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret." Natanael le replicó: "¿De Nazaret puede salir algo bueno?" Felipe le contestó: "Ven y verás." Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: "Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño." Natanael le contesta: "¿De qué me conoces?" Jesús le responde: "Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi." Natanael respondió: "Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel." Jesús le contestó: "¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores." Y le añadió: "Yo os aseguro: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre."

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Hoy es la fiesta de San Bartolomé, llamado en el Evangelio Natanael. San Bartolomé recibe la llamada de Jesús a través de Felipe.
Damos gracias por las personas que nos han ayudado a encontrarnos a Jesús y pedimos a Dios que nos dé acierto para ayudar a otros a conocer al Maestro.

Natanael tiene prejuicios: “De Nazaret puede salir algo bueno?” Pero es capaz de superarlos.
¿Qué prejuicios te impiden crecer como persona y como cristiano? Pide al Señor luz para reconocerlos y fuerza para superarlos.

Natanael se impresiona cuando Jesús le dice que lo vio debajo de una higuera; y confiesa que Jesús es el Hijo de Dios. Jesús le asegura que ha de ver cosas mayores.
A veces podemos creer que ya lo hemos descubierto todo en lo que toca a religión. Sin embargo, creer en Jesucristo es una aventura, siempre nos aguardan experiencias nuevas.

Señor Jesús,
ser cristiano no es una teoría,
es una experiencia,
Es un encuentro contigo,
Es acoger el Amor del Padre.
Es dejarse llevar por el Espíritu.
Es vivir como hermanos.
Es seguir el camino de la entrega.
Es dejarme llevar por Ti.
Es abrazar la cruz del amor.
Es gozar ya de la resurrección.


Por eso, Tú no teorizas.
Tú invitas: “Ven y verás”.
Verás que el amor de Dios te llena,
Verás que el Espíritu te impulsa,
Verás que es posible apoyarse en la debilidad de los hermanos,
Verás que sólo tiene vida quien la entrega.
Verás que sólo es libre quien busca la verdad,
quien obedece a Dios y a su corazón.
Verás que la cruz es camino de felicidad,
porque es camino de amor.
Verás como tus alegrías se multiplican.


Señor,
gracias por invitarme,
gracias por haber respondido a tu llamada,
gracias porque he podido experimentar
que Tú no quitas nada y lo das todo.

Señor, quiero seguir adelante,
aunque tenga pereza y miedo.
No quiero quedarme en la orilla
Quiero remar mar adentro
y unir mi vida a la tuya
para siempre y en todo.


Señor,
gracias por contar conmigo,
para decir a mis amigos,
a los que buscan felicidad,
a los que no te conocen,
a los que te necesitan,
para decir a todos:
“Ven y verás.
Jesucristo es el Camino,
La Verdad y la Vida”.

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Cuando el amor te llame, síguelo;
aunque sus caminos sean arduos y penosos.
Y cuando sus alas te envuelvan, entrégate a él;
aunque la espada escondida bajo su plumaje pueda herirte.

Cuando el amor te hable, cree ciegamente en él;
aunque su voz derribe tus sueños
como el viento destroza los jardines.
Porque si el amor te hace crecer y florecer,
él mismo te podará.

Y nunca te creas capacitado para dirigir el curso del amor,
porque el amor si te considera digno de sí,
dirigirá tu curso por los caminos de la vida.
Esto hará el amor en ti para que conozcas los secretos del corazón.

El amor no da más que de sí mismo
y no toma más que de sí mismo.
El amor no posee nada
y no quiere que nadie lo posea,
porque el amor, se sacia en el amor.

Por eso, cuando ames no debes decir:
«Dios está en mi corazón», es mejor decir:
«Estoy en el corazón de Dios».

Kalhil Gibran


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

martes, 23 de agosto de 2016

Martes 23 de agosto

Martes de la 21ª semana del t.o.

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 23, 23-26

En aquel tiempo habló Jesús diciendo: ¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que pagáis el décimo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: el derecho, la compasión y la sinceridad! Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello.
¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello! ¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego! , limpia primero la copa por dentro y así quedará limpia también por fuera.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Los fariseos cumplen los preceptos más pequeños y descuidan los más grandes, filtran el mosquito y se tragan el camello. Otras personas dicen cumplir las importantes y descuidan las pequeñas, buscan la justicia y la paz en el mundo y sin embargo no cuidan los detalles sencillos que hacen la vida agradable a los demás.
¿En qué grupo te encuentras?

¿Cómo cuidamos nosotros el derecho, la compasión y la sinceridad?

Estemos en cualquiera de estos dos grupos, Jesús nos dirige las mismas palabras, llenas de sabiduría: “Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello”
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

El Evangelio de hoy es una llamada a vivir el DERECHO (la JUSTICIA), la COMPASIÓN, la SINCERIDAD y la INTERIORIDAD.

Señor, quiero cambiar mi vida.
Quiero fuerza interior para cambiar el mundo.
Ayúdame, Señor, a buscar mi rostro,
a descubrirme por dentro con sinceridad,
a aceptarme como en realidad soy.
Ayúdame a aguantar mis miedos, mis inseguridades,
a superar mis fracasos y salir de mis desilusiones.
Ayúdame a valorar mis capacidades y mis valores,
a tener fe en la fuerza que has puesto en mi corazón.
Ayúdame a saber comenzar cada día,
apoyado en Ti y en mis hermanos.

A pesar de mi debilidad y mis contradicciones,
quiero empeñarme, comprometerme en el mundo de los que sufren;
dejar de decir sólo palabras y mojarme en hechos
Quiero vivir en mi carne el dolor de las personas rotas;
sobrevivir con los que sobreviven apenas;
saber lo que es vivir con poco o con nada.

Aquí estoy, Señor Jesús, con las manos abiertas a la ayuda;
con el corazón cercano al que sufre;
queriendo ser no violento.
Aquí estoy, Señor, para aprender que sólo el amor cambia la vida;
para denunciar sin odios las injusticias;
para llevar esperanza a las personas pisoteadas.

Señor Jesús, sé que tu vida se complicó demasiado,
por seguir este camino de verdad, compasión y justicia;
que te acorralaron y te condenaron;
que te clavaron en un madero como un maldito;
que te mataron para que las cosas siguiesen igual.

Pero yo sé que tú diste la vida con amor;
que tu vida, tu estilo de vida, no podía quedar en el sepulcro;
que tu Padre, Señor de la Historia, te levantó, te puso en pie.
Yo sé que resucitaste. Y contigo resucitó tu obra.
Lo sé. Y creo en ti, Señor Resucitado,
y, con tu ayuda, seguiré tus pasos. Amén.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

lunes, 22 de agosto de 2016

Lunes 22 de agosto

Santa María Reina

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 1, 26-38

En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
-«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo:
-«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»
Y María dijo al ángel:
-«¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó:
-«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.»
María contestó:
-«Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»
Y la dejó el ángel.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

A. Dios no se fijó en una mujer con muchos títulos, se fijó en una mujer humilde. No se fijó en una mujer rica, se fijó en una mujer pobre. No se fijó en una mujer poderosa, se fijó en una mujer débil. Se fijó en una mujer creyente, en una mujer que supiera amar de verdad, en una mujer que se vaciase de ella misma, para llenarse de Él. Para ser colaboradores de Dios, tenemos en María nuestro modelo.
     "Virgen María, ayúdanos a ser como tú"

B. Alégrate, el Señor está contigo. Cuando Dios viene a nosotros nos alegra el corazón. Nos propone siempre un camino de felicidad, aunque tropecemos con malos momentos. Tenemos muchos motivos para estar contentos. Tenemos una gran razón: el Señor está con nosotros. ¿Qué más podemos pedir?
     "Señor, concédenos la alegría de sentirte a nuestro lado"
     "Danos la fuerza y la alegría de tu Espíritu"
     "Que mi vida alegre a los hermanos y puedan sentir tu cercanía"

C. Hágase en mí según tu Palabra. A pesar de su turbación, de no entender los planes de Dios, aunque ni siquiera imaginaba cómo iban a sucederse los acontecimientos, María se fía y acepta: hágase. María es Inmaculada, sin mancha de pecado. En su vida no hubo nunca un "no" a Dios; vacía de pecado, llena de Dios.
     "Señor que cada día me llene más de ti"
     "Dame fuerza para luchar contra mi pecado, contra el pecado del mundo"
     "Hágase en mi según tu Palabra"

Para acoger la vida
y portar al Dios que nos crea,
hay que ser, con humilde dignidad,
hueco suave y cálido,
tan entrañable y gratuito
que sorprenda a quienes nos miran.

Vacías de otros proyectos,
de otros sueños y embarazos
y de cordones umbilicales
que nos retengan, aquí o allá,
como si fuéramos necesarias,
cuando lo que somos es servicio.

Para acoger la vida
y portar a Dios con alegría
hay que ser vírgenes como María
para que el Espíritu repose
en nuestras entrañas dormidas
y nos embarace con energía.

No importa que seas yerma,
o padre o madre de otras criaturas,
o que hayas sido golpeada por la vida...
Para acoger al Dios que trae y es la vida
basta ser hueco, vacío hecho
regazo, entraña, virgen enamorada.

Pero, a veces, para no perder la esperanza,
hay que pasar noches en vela
y tomar decisiones arriesgadas,
como José, el esposo de María,
y aceptar que el Espíritu desborde
nuestra cabeza, corazón y entrañas.

Para que nazca la vida
y Dios se haga Emmanuel ahora,
hay que acoger con ternura
a toda persona que lo necesita
-sea Jesús. María o cualquiera-
y vaciarse de miedos y pesadillas.

Heme aquí, Señor de la vida,
intentando ser hueco suave y cálido
y gozar de tu compañía.

Florentino Ulibarri


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

domingo, 21 de agosto de 2016

Domingo 21 de agosto

Domingo de la 21ª semana del t.o. C

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 13, 22-30

En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando.
Uno le preguntó: "Señor, ¿serán pocos los que se salven?"
Jesús les dijo: "Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo: "Señor, ábrenos";
y él os replicará: "No sé quiénes sois."
Entonces comenzaréis a decir.
"Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas."
Pero él os replicará: "No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados."
Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.
Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos."

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Jesús anuncia sorpresas en su Reino. Hay algunos que pensaban entrar con toda seguridad y se quedarán fuera. Y otros, que ni siquiera oyeron hablar del Reino alguna vez, entrarán y disfrutarán. Los que se creían primeros serán los últimos.

¿Cómo salvarse? ¿Cómo entrar en el Reino? ¿Cómo ser felices? ¿Cómo dar sentido a la vida? La respuesta a todas estas preguntas es única: entrando por la puerta estrecha, por la puerta estrecha del Evangelio, avanzando por la senda de las bienaventuranzas, escogiendo el camino del amor, aceptando el riesgo de la cruz.

¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Señor, como buen padre, como buena madre, quieres que sea feliz, quieres que viva alegre, en esta vida y por toda la eternidad. Por eso me amas sin límite y me enseñas el camino de la vida, de la salvación.

Señor, yo quiero llegar a la meta. Quiero ser feliz ahora y siempre. Pero a veces estoy cerrado a tu amor y busco puertas amplias, por las que quepan todos mis caprichos; elijo caminos confortables, sin cruces en el recorrido.


Una y otra vez experimento que mis puertas y caminos no llenan mi corazón. Señor, que el aliento del Espíritu y de los hermanos me ayuden a acoger tu amor y a escoger siempre la puerta del amor y el camino de la entrega.

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Danos, Señor,
corazón tierno y pensar lúcido
para andar por los caminos de la vida,
como discípulos,
agarrados a tu Espíritu
y cuidando a tus preferidos.

Reconócenos
en este mundo caótico y roto,
Tú que sabes lo que somos,
como discípulos
que quieren seguirte humildemente
y no quedarse al margen.

Seguiremos,
noche y día, en búsqueda abierta
y generosa entrega a lo que quieras,
como discípulos,
entrando por tu puerta
para sentarnos a tu mesa.

Y cuando venga
gente del sur y norte, este y oeste
pugnando fuerte por su suerte,
como discípulos
queremos ser anfitriones
y sentarnos en los últimos lugares.

Ya en el banquete,
reunidos todos fraternalmente,
cantaremos, comeremos y bailaremos,
como discípulos,
compartiendo lo que somos y tenemos
sin miedos ni preocupaciones.

Florentino Ulibarri


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.