domingo, 20 de septiembre de 2015

Domingo 20 de septiembre

Domingo de la 25ª semana del t.o.

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos  9, 29-36

En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se marcharon del monte y atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos.
Les decía: El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de los hombres, y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará.
Pero no entendían aquello, y les daba miedo preguntarle.

sábado, 19 de septiembre de 2015

Sábado 19 de septiembre

Sábado de la 24ª semana del t.o.

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
Lucas 8, 4-15

En aquel tiempo se le juntaba a Jesús mucha gente y, al pasar por los pueblos, otros se iban añadiendo. Entonces les dijo esta parábola: "Salió el sembrador a sembrar su semilla. Al sembrarla, algo cayó al borde del camino, lo pisaron, y los pájaros se lo comieron. Otro poco cayó en terreno pedregoso, y, al crecer, se secó por falta de humedad. Otro poco cayó entre zarzas, y las zarzas, creciendo al mismo tiempo, lo ahogaron. El resto cayó en tierra buena, y, al crecer, dio fruto el ciento por uno". Dicho esto, exclamó: "El que tenga oídos para oír, que oiga". Entonces le preguntaron los discípulos: "¿Qué significa esa parábola?" El les respondió: "A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del Reino de Dios; a los demás, sólo en parábolas, para que viendo no vean y oyendo no entiendan.

viernes, 18 de septiembre de 2015

Viernes 18 de septiembre

Viernes de la 24ª semana del t.o.

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
Lucas 8, 1-3

En aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.

jueves, 17 de septiembre de 2015

Jueves 17 de septiembre

Jueves de la 24ª semana del t.o.

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
Lucas 7, 36-50

En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás, junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: "Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora". Jesús tomó la palabra y le dijo: "Simón, tengo algo que decirte". El respondió: "Dímelo, maestro". Jesús le dijo: "Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?". Simón contestó: "Supongo que aquel a quien le perdonó más". Jesús le dijo: "Has juzgado rectamente".

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Miércoles 16 de septiembre

Miércoles de la 24ª semana del t.o.

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 7, 31-35

En aquel tiempo, dijo el Señor: ¿A quién se parecen los hombres de esta generación ? ¿A quién los compararemos? Se parecen a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros: «Tocamos la flauta y no bailáis, cantamos lamentaciones y no lloráis» Vino Juan el Bautista, que ni comía ni bebía, y dijisteis que tenía un demonio; viene el Hijo del Hombre, que come y bebe, y decís: «Mirad qué comilón y qué borracho, amigo de recaudadores y pecadores». Sin embargo, los discípulos de la Sabiduría le han dado la razón.

martes, 15 de septiembre de 2015

Martes 15 de septiembre

Nuestra Señora de los Dolores.

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
Juan 19,25-27

En aquel tiempo, junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo a su madre: "Mujer, ahí tienes a tu hijo." Luego, dijo al discípulo: "Ahí tienes a tu madre." Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.


3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

María estaba al pie de la cruz, junto a su hijo. María se mantuvo a distancia cuando Jesús “triunfaba”, cuando querían hacerle rey, cuando lo aclamaban... Pero ahora, en la cruz, María está cerca, muy cerca.
“Gracias, María, por tu ejemplo de fidelidad y entereza”
“Gracias por estar siempre a mi lado, sobre todo cuando sufro”
“Danos fuerza, Señor, para acompañarte siempre”

“Mujer, ahí tienes a tu hijo... Hijo, ahí tienes a tu madre”. Jesús está preocupado por sus discípulos y cuando ya les ha dado todo, les da a su madre, para que los cuide, para que aliente su fe. María acogió la nueva misión y en su corazón resonaron aquellas palabras primeras: “hágase en mí según tu palabra”
“Gracias, María, por ser madre, nuestra madre, mi madre”
“Gracias, Jesús, por compartir con nosotros hasta a tu madre”
“María, enséñanos a estar cerca de los que sufren”

Para contemplar a María al pie de la cruz puede ayudarnos esta composición poética, llamada Stabat Mater:


La Madre piadosa estaba junto a la cruz, y lloraba
mientras el Hijo pendía;
cuya alma triste y llorosa, traspasada y dolorosa,
fiero cuchillo tenía.

¡Oh cúan triste y afligida estaba la Madre herida,
de tantos tormentos llena, cuando triste contemplaba
y dolorosa miraba del Hijo amado la pena!

¿Y cúal hombre no llorara si a la Madre contemplara
de Cristo en tanto dolor?
¿Y quién no se entristeciera, Madre piadosa, si os viera
sujeta a tanto rigor?

Por los pecados del mundo, vio a Jesús en tan profundo
tormento la dulce Madre.
Vio morir al Hijo amado que rindió desamparado
el espíritu a su Padre.

¡Oh dulce fuente de amor hazme sentir tu dolor
para que llore contigo.
Y que, por Cristo amado, mi corazón abrasado
más viva en él que conmigo.

Y, porque a amarlo me anime, en mi corazón imprime
las llagas que tuvo en sí.
Y de tu Hijo, Señora, divide conmigo ahora
las que padeció por mí.

Hazme contigo llorar y de veras lastimar
de sus penas mientras vivo;
porque acompañar deseo en la cruz, donde lo veo,
tu corazón compasivo.

¡Virgen de vírgenes santas!, llore ya con ansias tantas
que el llanto dulce me sea;
porque su pasión y muerte
tenga en mi alma de suerte que siempre sus penas vea.

Haz que su cruz me enamore y que en ella viva y more
de mi fe y amor indicio;
porque me inflame y encienda y contigo me defienda
en el día del juicio.

Haz que me ampare la muerte de Cristo,
cuando en tan fuerte trance, vida y alma estén;
porque, cuando quede en calma el cuerpo, vaya mi alma
a su eterna gloria. Amén.

---------------------------

Señor Jesús,
aquí nos tienes reunidos al pie de la Cruz,
con tu Madre y el discípulo amado.

Te pedimos perdón por nuestros pecados
que son la causa de tus sufrimientos de ayer y hoy.

Te damos gracias por haber pensado en nosotros
en aquella hora de salvación
y habernos dado a María por Madre.

Virgen Santa, acógenos bajo tu protección
y haznos cercanos a tus hijos que sufren.

San Juan, alcánzanos la gracia
de acoger como tú a María en nuestra vida
y para seguir a Jesús con ella y como ella. Amén.

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

lunes, 14 de septiembre de 2015

Lunes 14 de septiembre

Exaltación de la Santa Cruz

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
Juan 3,13-17

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: "Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre. Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen el él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él."