1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 14, 1-12
En aquel tiempo oyó el virrey Herodes lo que se contaba de Jesús, y dijo
a sus ayudantes: "Ese es Juan Bautista que ha resucitado de entre los
muertos, y por eso los Poderes actúan en él". Es que Herodes había
mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado por
motivo de Herodías, mujer de su hermano Felipe, porque Juan le decía que
no le estaba permitido vivir con ella. Quería mandarlo matar, pero tuvo
miedo de la gente, que lo tenía por profeta.
El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de
todos, y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que pidiera. Ella,
instigada por su madre, le dijo: "Dame ahora mismo en una bandeja la
cabeza de Juan Bautista". El rey lo sintió; pero, por el juramento y los
invitados, ordenó que se la dieran; y mandó decapitar a Juan en la
cárcel. Trajeron la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven, y
ella se la llevó a su madre.
Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron y fueron a contárselo a Jesús.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Frente al “cada uno que haga lo que quiera”, Juan Bautista denuncia el
pecado: Herodes estaba conviviendo con Herodías, esposa de su hermano
Felipe. Y el profeta no se calla, aunque sea peligroso para él. Un
pecado grave no sólo hace daño a los que lo cometen, perjudica a toda la
comunidad.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Herodías tenía a Juan entre ceja y ceja. Aprovecharía cualquier ocasión
para acabar con él. ¿No hacemos a veces nosotros cosas semejantes? Si
alguien nos dice algo que nos sienta mal, aunque sea verdad, nos duele y
a veces esperamos la ocasión para vengarnos.
Herodes jura un despropósito y después no es capaz de rectificar, por
miedo a quedar mal. ¡Cuantas veces somos esclavos de nuestros errores!
Pedimos perdón y fuerza para superarnos.
Damos gracias por saber perdonar y rectificar.
Señor, enséñanos a encajar la cruz de cada día; la cruz que exige el
amor a los que más sufren y a todas las personas; la cruz que conlleva
la lucha por la verdad, por la justicia, por la paz; la cruz que nos
viene cuando somos fieles a Ti y a tu Evangelio.
Estas cruces nos
resultan pesadas, Señor, pero sufrimos más cuando nos encerramos en
nosotros mismos, cuando somos testarudos, egoístas y nos dejamos llevar
por la envidia o el rencor.
Señor, danos sabiduría para tener
siempre presente que la cruz por amor merece la pena, nos hace más
humanos, nos acerca a Ti y da vida a cuantos nos rodean. En cambio, el
sufrimiento que nos trae el pecado es más grande y enteramente inútil.
Señor, enséñame a sufrir como tú y contigo.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
Oración personal
con el Evangelio de cada día
sábado, 2 de agosto de 2025
Sábado, 2 de agosto de 2025
viernes, 1 de agosto de 2025
Viernes, 1 de agosto de 2025.San Alfonso María de Ligorio
San Alfonso María de Ligorio
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 13, 54-58
En aquel tiempo fue Jesús a su ciudad y se puso a enseñar en la
sinagoga. La gente decía admirada: "¿De dónde saca éste esa sabiduría y
esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y
sus hermanos, Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus
hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?".Y aquello les resultaba
escandaloso.
Jesús les dijo: "Sólo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta". Y no hizo allí muchos milagros, porque les faltaba fe.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús es rechazado como profeta en su propia tierra, entre los más
próximos. ¿Cómo recibimos nosotros a los profetas? ¿Cómo recibimos a los
profetas de nuestra tierra, de nuestra familia, de nuestro lugar de
trabajo?
“Enséñanos a reconocer tu voz en las personas más cercanas”
“Que sepamos acoger la verdad, venga de donde venga”
Si tratamos de decir la verdad, si denunciamos las injusticias, si
anunciamos el Evangelio, recibiremos el mismo trato que recibió Jesús en
su pueblo. ¿Estamos dispuestos?
“Danos un Espíritu fuerte para ser fieles,
para ser testigos del Evangelio en nuestros ambientes,
aunque no se entienda, aunque nos critiquen.
Gracias por las personas que son capaces de dar la vida
en la misión de anunciar tu Reino y luchar contra el mal”
¿No
es el hijo del carpintero? Nos cuesta descubrir a Dios en las personas
con las que convivimos, en los acontecimientos sencillos de cada día.
Señor, a veces te buscamos sólo en momentos extraordinarios,
y en personas famosas que apenas conocemos…
Abre nuestra mente y nuestra mirada,
para que descubramos tu presencia en lo cotidiano,
en las personas que sonríen a nuestro paso,
en aquellas que trabajan por los demás,
en quienes han cerrado su corazón al rencor,
en los pobres que son capaces de compartir,
en esa compañera pendiente de mi estado de ánimo,
en ese vecino que comparte su pastel de cumpleaños,
en ese rayo postrero que tiñe la tarde de añil,
en esa montaña que nos habla de tu grandeza,
en esa pequeña flor en la que se refleja tu belleza,
en mis deseos de ayudar, de servir, de amar…
Abre nuestra mente y nuestra mirada, Señor.
-------------------------------------------------------------------------
La fe es abandonarse total y confiadamente en manos de Dios, sin esperar a verlo todo claro.
Auméntanos la fe.
La fe es depositar la propia vida en manos del auténtico Señor: Dios. Saber, aceptar y reconocer la propia pequeñez.
Auméntanos la fe.
La fe es el salto libre del trapecista en el vacío, seguro de encontrarse con las manos de Amigo.
Auméntanos la fe.
La fe es poner a Dios como único absoluto de la propia vida.
Auméntanos la fe.
La fe es la brújula que orienta la vida, que la pone de cara al "norte", de cara a la felicidad y la justicia, de cara a Dios.
Auméntanos la fe.
La fe es abrirse a hacer la voluntad de Dios, que busca siempre nuestro bien y felicidad.
Auméntanos la fe.
La fe es atreverse cada día a tocar a Dios, seguros de que Él nos dará su fuerza.
Auméntanos la fe.
La fe es poner en manos de Dios los problemas de las personas que
amamos y, a la vez, ponerse manos a la obra para solucionarlos.
Auméntanos la fe.
La fe es aceptar a Dios como respuesta, no siempre fácil ni evidente, a los interrogantes del ser humano.
Auméntanos la fe.
La fe es soñar despierto, arriesgar la vida, vivir en un sano
inconformismo; es saber amar y esperar que es posible lo imposible.
Auméntanos la fe.
Fe es creer en la fuerza del débil, en el poder transformador de la oración, en la “eficacia” de la acción que sólo Dios ve.
Auméntanos la fe.
La fe es la llave que abre nuestro corazón para que Dios pueda
curarlo y trasformarlo, llenarlo de de alegría, de compasión y de amor.
Auméntanos la fe.
Fe es esperar que después de cada noche amanece un nuevo día; que tras la muerte nos una Vida Nueva.
Auméntanos la fe.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
jueves, 31 de julio de 2025
Jueves, 31 de julio de 2025.San Ignacio de Loyola
San Ignacio de Loyola
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 14, 1-12
En aquel tiempo oyó el virrey Herodes lo que
se contaba de Jesús, y dijo a sus ayudantes: "Ese es Juan Bautista que
ha resucitado de entre los muertos, y por eso los Poderes actúan en él".
Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la
cárcel encadenado por motivo de Herodías, mujer de su hermano Felipe,
porque Juan le decía que no le estaba permitido vivir con ella. Quería
mandarlo matar, pero tuvo miedo de la gente, que lo tenía por profeta.
El
día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de
todos, y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que pidiera. Ella,
instigada por su madre, le dijo: "Dame ahora mismo en una bandeja la
cabeza de Juan Bautista". El rey lo sintió; pero, por el juramento y los
invitados, ordenó que se la dieran; y mandó decapitar a Juan en la
cárcel. Trajeron la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven, y
ella se la llevó a su madre.
Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron y fueron a contárselo a Jesús.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Frente al “cada uno que haga lo que quiera”, Juan Bautista denuncia el
pecado: Herodes estaba conviviendo con Herodías, esposa de su hermano
Felipe. Y el profeta no se calla, aunque sea peligroso para él. Un
pecado grave no sólo hace daño a los que lo cometen, perjudica a toda la
comunidad.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
Herodías tenía a
Juan entre ceja y ceja. Aprovecharía cualquier ocasión para acabar con
él. ¿No hacemos a veces nosotros cosas semejantes? Si alguien nos dice
algo que nos sienta mal, aunque sea verdad, nos duele y a veces
esperamos la ocasión para vengarnos.
Herodes jura un despropósito y
después no es capaz de rectificar, por miedo a quedar mal. ¡Cuantas
veces somos esclavos de nuestros errores!
Pedimos perdón y fuerza para superarnos.
Damos gracias por saber perdonar y rectificar.
Señor,
enséñanos a encajar la cruz de cada día; la cruz que exige el amor a
los que más sufren y a todas las personas; la cruz que conlleva la lucha
por la verdad, por la justicia, por la paz; la cruz que nos viene
cuando somos fieles a Ti y a tu Evangelio.
Estas cruces nos
resultan pesadas, Señor, pero sufrimos más cuando nos encerramos en
nosotros mismos, cuando somos testarudos, egoístas y nos dejamos llevar
por la envidia o el rencor.
Señor, danos sabiduría para tener
siempre presente que la cruz por amor merece la pena, nos hace más
humanos, nos acerca a Ti y da vida a cuantos nos rodean. En cambio, el
sufrimiento que nos trae el pecado es más grande y enteramente inútil.
Señor, enséñame a sufrir como tú y contigo.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
miércoles, 30 de julio de 2025
Miércoles, 30 de julio de 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 13, 44-46
En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: "El reino de los cielos se parece
a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a
esconder, y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el
campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante en
perlas finas, que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo
lo que tiene y la compra."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Cada persona tiene su forma de valorar lo que tiene y lo que no tiene:
- Hay cosas que no nos gustan
- Otras nos parecen buenas sin más
- Nos gustaría tener algunas
- Hay cosas por las que estamos dispuestos a hacer un esfuerzo
- Finalmente, hay tesoros, por los que estaríamos a dar todo lo que tenemos.
¿Qué lugar ocupa en tu corazón y en tu vida la fe, la oración, el
compromiso por los necesitados, la comunidad cristiana, la familia...?
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?
“Señor, hazme descubrir el valor de la amistad que me ofreces,
inclina mi corazón a las cosas que de verdad son importantes
no dejes que entregue mi vida a causas que no merezcan la pena.
Gracias por el tesoro de la fe, de la oración, de la amistad...
Hazme capaz de darlo todo por la perla preciosa del Evangelio”
----------------------
Señor, la vida está llena de encrucijadas,
llena de caminos que se abren a mi paso,
aunque a veces no soy consciente
y elijo sin pensar, sin darme cuenta,
dejándome llevar por la rutina, por la pereza,
por la prisa, por lo que otros esperan de mí…
Ayúdame a valorar la libertad que me diste
y a utilizarla con responsabilidad;
a rechazar lo malo y elegir lo bueno,
a desenmascarar la mentira y buscar la verdad,
a desechar el rencor y optar por el perdón,
a descartar una vida cerrada a los demás
y construir una vida compartida y entregada.
a vencer al egoísmo y escoger el amor.
Dame luz para encontrar el tesoro escondido,
y valor para renunciar a cuanto me aleje de él.
Ayúdame a escoger, entre lo bueno, lo mejor,
el camino que más me ayude a crecer y ser feliz,
el camino en el que sirva más y mejor,
el camino que me acerque más a ti y a tu amor.
------------------------
Te tengo y no te tengo
porque, creyendo en tu palabra,
renuncié a poseer cosas y personas
en mi casa, en mi corazón y en mis entrañas.
Y ahora que vivo así,
huérfano de propiedades,
yermo de posesiones,
sin redes, sin cadenas, sin ventosas,
sin paredes, cárceles y murallas,
sin presiones, sin estafas, sin trampas,
es cuando más rico me encuentro
y más libre me siento
para agarrarte y agarrarme,
para retenerte y retenerme
en este espacio vacío
que es mi casa, mi corazón y mis entrañas,
y que Tú habitas libremente
con ternura infinita, humana y divina,
desde que existe.
Y así, a la contra como quien dice,
la fe empieza a invadirme
por todos los poros, vías y heridas;
y yo me dejo llevar por tu brisa, huellas y melodía
a un encuentro sorprendente.
Gracias porque es posible tenerte y retenerte,
y por tenerme y retenerme
a tu manera, Señor.
¡Esto es un tesoro que merece la pena!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
martes, 29 de julio de 2025
Martes, 29 de julio de 2025. Santa Marta
Santa Marta
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 11,19-27
En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver
a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta
se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se
quedaba en casa.
Y dijo Marta a Jesús: "Señor, si hubieras estado
aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que
pidas a Dios, Dios te lo concederá."
Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará."
Marta respondió: "Sé que resucitará en la resurrección del último día."
Jesús
le dice: "Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque
haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para
siempre. ¿Crees esto?"
Ella le contestó: "Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo."
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Marta está rota por el dolor. La muerte de su hermano Lázaro le pesaba
como una losa. Pero cuando se entera de que Jesús está llegando, sale
para acogerlo.
En sus primeras palabras se mezclan la fe y el reproche: “Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano”.
Señor:
demasiados interrogantes,
dudas y oscuridades;
a veces, demasiados golpes,
heridas y fracasos,
como para no protestar
y plantearte pleito.
Me enfado y quejo,
te reprocho, te increpo
y levanto la voz,
te acuso de ambiguo y tramposo
y me enfrento a ti sin autocensura,
mantengo el pleito.
Y Tú, no te incomodas
ni te impacientas,
ni rompes los lazos de seducción y amor
que un día forjaste;
toleras nuestras impertinencias
aunque se repitan.
Pero no sé si te ríes
o eres todo misericordia
rompiendo nuestros esquemas.
Quizá te agrade nuestra libertad,
frescura y rebeldía,
y temas más el silencio
y la incomunicación de tus hijos
que nuestros cuestionamientos
y salidas de tono.
Sabes que este pulso sucede,
aunque no lo parezca,
en nuestro huerto y bodega;
y que es reflejo de nuestra trayectoria vital
que se asemeja a un arco de tiro
que, al tensarse, une los dos extremos
con los que juega y se manifiesta.
Cuanto más nos tensamos,
más juntos están en nosotros
la rebeldía y la confianza,
la protesta y la obediencia,
el grito y el abrazo,
el no y el amén;
y más veloz sale la flecha
con los anhelos más cálidos y vivos,
dejando las cañadas oscuras,
hacia la tierra prometida
y el regazo de quien le da acogida.
Y después de tantas quejas y protestas,
o en medio de ellas,
la única respuesta que descubrimos
está ya tatuada en la historia
y en la Buena Noticia:
Si tenéis fe,
¡cómo no voy a hacer justicia!
Florentino Ulibarri
En
la conversación con Jesús, la fe va ganado la partida al reproche hasta
que desaparece el reproche y brilla con toda su fuerza la fe: “Sé que
resucitará en la resurrección del último día ... Señor, yo creo que Tú
eres el Mesías que tenía que venir.”
A veces, cuando sufrimos no
queremos saber nada de Dios. Sin embargo, María nos enseña a acercarnos a
Dios, aunque sea para quejarnos. Tenemos que dar la oportunidad a Dios
para que poco a poco transforme nuestro dolor en una fe más recia.
¿Qué te dice Dios? ¿qué le dices?
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
lunes, 28 de julio de 2025
Lunes, 28 de julio de 2025.
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 13, 31-35
En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente: "El Reino
de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su
huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más
alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas,
y vienen los pájaros a anidar en sus ramas".
Les dijo otra parábola: "El Reino de los cielos se parece a la levadura;
una mujer la amasa con tres medidas de harina, y basta para que todo
fermente". Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas, y sin
parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta:
"Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré lo secreto desde la
fundación del mundo".
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Mucha gente cree que para cambiar el mundo se necesita dinero y poder.
Jesús nos presenta otro camino en este evangelio, un camino más humilde,
pero a la larga más eficaz:
- Jesús confía en los pequeños compromisos, en los pequeños gestos para que el mundo cambie.
- Tenemos que sembrar el campo del mundo, de la familia, de la Iglesia,
de la economía, del mundo laboral... sin olvidar el campo de nuestro
corazón
- Pero no se puede sembrar cualquier semilla, no se puede echar
cualquier sustancia en la masa. Nuestra semilla es el Evangelio, nuestra
levadura es el amor.
- Hay que tener paciencia. Hay que esperar. La pequeña semilla de
mostaza no se convierte en un gran arbusto en un día. La levadura no
fermenta la masa en un minuto.
¿Qué puedes semillas siembras o podrías sembrar en los ambientes en los
que se desarrolla tu vida? ¿Qué te dice Dios ¿Qué le dices?
Señor, tengo entre mis dedos un grano de mostaza
Es pequeño, como una cabeza de alfiler. Parece insignificante.
Si se hubiese perdido,
nadie habría hecho problema.
nadie se habría enterado.
Es pequeño. Parece insignificante.
Descubierto en el suelo,
es más fácil pisarlo que admirarse,
más fácil despreciarlo
que recogerlo como un pequeño tesoro.
Es pequeño. Parece insignificante.
Aquí está, en mi mano. Solo.
Sin embargo, bajo su piel tostada
encierra un secreto de vida.
En él hay un gran árbol dormido,
en el que las aves podrán anidar
y cuidar a sus polluelos.
Si cada uno sembramos nuestro grano,
junto al del hermano…
tendremos muchos árboles,
un gran bosque que acogerá a una multitud de animales.
Señor,
¿Y si este grano fuera el último que queda en el planeta,
y yo el único responsable de cuidarlo?
¿Y si éste fuese el último grano de mostaza que yo podré sembrar?
¿Qué voy a hacer con este grano?
¿Qué esperas de mí, Señor? ¡Di!
¿Lo encerraré en la urna de un empolvado museo,
etiquetado con su nombre científico?
¿Lo ofreceré como alimento a un pájaro o a una hormiga?
¿Lo enterraré, mientras mi corazón reza por su futuro?
¿Lo sembraré?
Sí. Lo importante es sembrar.
Y confiar en la tierra que lo acoge
y en Ti, Señor, que lo harás crecer.
Sin que yo sepa cómo,
tu fuerza lo convertirá en un árbol precioso.
Señor, el grano de mostaza que acojo en el cuenco de mi mano
es mi sonrisa, mi tiempo, mi trabajo, mi alegría, mi fe, mi vida, mi amor.
Señor, dame generosidad para sembrar, para sembrarme.
Dame paciencia, confianza y fe, para esperar los mejores frutos. Amén.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
domingo, 27 de julio de 2025
Domingo, 27 de julio de 2025
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 11, 1-13
Una vez que estaba Jesús orando en cierto
lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: - «Señor,
enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.»
Él les dijo: -
«Cuando oréis decid: "Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino,
danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados,
porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos
dejes caer en la tentación."»
Y les dijo: - «Si alguno de vosotros
tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle: "Amigo,
préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no
tengo nada que ofrecerle." Y, desde dentro, el otro le responde: "No me
molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no
puedo levantarme para dártelos." Si el otro insiste llamando, yo os digo
que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la
importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.
Pues así os digo
a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os
abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se
le abre. ¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará
una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide
un huevo, le dará un escorpión?
Si vosotros, pues, que sois malos,
sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre
celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?»
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Posiblemente, el pecado que más nos separa de Dios es el orgullo, la
autosuficiencia, pensar que podemos construir nuestra vida al margen de
Dios, aunque de vez en cuando recemos algo. Y el mejor remedio contra
este pecado es la oración de petición, continua, insistente... Sólo así
nos daremos cuenta de que todo es gracia, todo es don de Dios.
Vuestro
Padre celestial dará el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el don más
grande, más útil, más hermoso. Y Dios nos lo ofrece continuamente. Sin
embargo, no aspiramos a los dones mejores y pedimos muchas veces cosas
que no nos convienen, o que no nos darán la felicidad que busca nuestro
corazón
Si al pensar en mis hijos
me emociono más de lo que a veces quiero;
si al mirarlos cada día
creo que son joyas inmerecidas;
si al verlos en peligro
corro a socorrerles con el corazón en vilo;
si cuando hacen alguna fechoría
estoy deseoso de perdonarlos;
si cuando desbaratan mis planes
tiendo siempre a justificarlos;
si cuando tengo que corregirlos
sólo sé hacerlo con cariño;
si cuando los castigo aún convencido
me duele en lo más íntimo:
si cuando piden perdón
me derrito aunque vuelvan a hacer lo mismo;
si cuando ríen sus ocurrencias
me parecen pillos en fiesta;
si cuando estoy con ellos
camino lleno de vida y muy erguido...
Y si cuando se me pierden
me encuentro perdido
hasta encontrarlos y recuperarlos
sanos y salvos.
Si esto me pasa a mí,
que no soy bueno,
que a veces desconfío de ellos
y de mí mismo,
que sólo soy un aprendiz de tus deseos...,
¡qué no te pasará a Ti,
que eres bueno,
que tienes un corazón de ensueño
y que no sabes desconfiar de nosotros
aunque nos hayamos ido lejos!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.