sábado, 2 de agosto de 2025

Sábado, 2 de agosto de 2025

 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 14, 1-12

En aquel tiempo oyó el virrey Herodes lo que se contaba de Jesús, y dijo a sus ayudantes: "Ese es Juan Bautista que ha resucitado de entre los muertos, y por eso los Poderes actúan en él". Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado por motivo de Herodías, mujer de su hermano Felipe, porque Juan le decía que no le estaba permitido vivir con ella. Quería mandarlo matar, pero tuvo miedo de la gente, que lo tenía por profeta.
El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de todos, y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que pidiera. Ella, instigada por su madre, le dijo: "Dame ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan Bautista". El rey lo sintió; pero, por el juramento y los invitados, ordenó que se la dieran; y mandó decapitar a Juan en la cárcel. Trajeron la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven, y ella se la llevó a su madre.
Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron y fueron a contárselo a Jesús.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Frente al “cada uno que haga lo que quiera”, Juan Bautista denuncia el pecado: Herodes estaba conviviendo con Herodías, esposa de su hermano Felipe. Y el profeta no se calla, aunque sea peligroso para él. Un pecado grave no sólo hace daño a los que lo cometen, perjudica a toda la comunidad.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Herodías tenía a Juan entre ceja y ceja. Aprovecharía cualquier ocasión para acabar con él. ¿No hacemos a veces nosotros cosas semejantes? Si alguien nos dice algo que nos sienta mal, aunque sea verdad, nos duele y a veces esperamos la ocasión para vengarnos.
Herodes jura un despropósito y después no es capaz de rectificar, por miedo a quedar mal. ¡Cuantas veces somos esclavos de nuestros errores!
Pedimos perdón y fuerza para superarnos.
Damos gracias por saber perdonar y rectificar.

Señor, enséñanos a encajar la cruz de cada día; la cruz que exige el amor a los que más sufren y a todas las personas; la cruz que conlleva la lucha por la verdad, por la justicia, por la paz; la cruz que nos viene cuando somos fieles a Ti y a tu Evangelio.

Estas cruces nos resultan pesadas, Señor, pero sufrimos más cuando nos encerramos en nosotros mismos, cuando somos testarudos, egoístas y nos dejamos llevar por la envidia o el rencor.

Señor, danos sabiduría para tener siempre presente que la cruz por amor merece la pena, nos hace más humanos, nos acerca a Ti y da vida a cuantos nos rodean. En cambio, el sufrimiento que nos trae el pecado es más grande y enteramente inútil.

Señor, enséñame a sufrir como tú y contigo.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

viernes, 1 de agosto de 2025

Viernes, 1 de agosto de 2025.San Alfonso María de Ligorio

 San Alfonso María de Ligorio

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 13, 54-58

En aquel tiempo fue Jesús a su ciudad y se puso a enseñar en la sinagoga. La gente decía admirada: "¿De dónde saca éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos, Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?".Y aquello les resultaba escandaloso.
Jesús les dijo: "Sólo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta". Y no hizo allí muchos milagros, porque les faltaba fe.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?


Jesús es rechazado como profeta en su propia tierra, entre los más próximos. ¿Cómo recibimos nosotros a los profetas? ¿Cómo recibimos a los profetas de nuestra tierra, de nuestra familia, de nuestro lugar de trabajo?
            “Enséñanos a reconocer tu voz en las personas más cercanas”
            “Que sepamos acoger la verdad, venga de donde venga”

Si tratamos de decir la verdad, si denunciamos las injusticias, si anunciamos el Evangelio, recibiremos el mismo trato que recibió Jesús en su pueblo. ¿Estamos dispuestos?
            “Danos un Espíritu fuerte para ser fieles,
             para ser testigos del Evangelio en nuestros ambientes,
             aunque no se entienda, aunque nos critiquen.
             Gracias por las personas que son capaces de dar la vida
             en la misión de anunciar tu Reino y luchar contra el mal”

¿No es el hijo del carpintero? Nos cuesta descubrir a Dios en las personas con las que convivimos, en los acontecimientos sencillos de cada día.

Señor, a veces te buscamos sólo en momentos extraordinarios,
y en personas famosas que apenas conocemos…

Abre nuestra mente y nuestra mirada,
para que descubramos tu presencia en lo cotidiano,
en las personas que sonríen a nuestro paso,
en aquellas que trabajan por los demás,
en quienes han cerrado su corazón al rencor,
en los pobres que son capaces de compartir,
en esa compañera pendiente de mi estado de ánimo,
en ese vecino que comparte su pastel de cumpleaños,
en ese rayo postrero que tiñe la tarde de añil,
en esa montaña que nos habla de tu grandeza,
en esa pequeña flor en la que se refleja tu belleza,
en mis deseos de ayudar, de servir, de amar…

Abre nuestra mente y nuestra mirada, Señor.


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La fe es abandonarse total y confiadamente en manos de Dios, sin esperar a verlo todo claro.
Auméntanos la fe.

La fe es depositar la propia vida en manos del auténtico Señor: Dios. Saber, aceptar y reconocer la propia pequeñez.
Auméntanos la fe.

La fe es el salto libre del trapecista en el vacío, seguro de encontrarse con las manos de Amigo.
Auméntanos la fe.

La fe es poner a Dios como único absoluto de la propia vida.         
Auméntanos la fe.

La fe es la brújula que orienta la vida, que la pone de cara al "norte", de cara a la felicidad y la justicia, de cara a Dios.
Auméntanos la fe.

La fe es abrirse a hacer la voluntad de Dios, que busca siempre nuestro bien y felicidad.
Auméntanos la fe.

La fe es atreverse cada día a tocar a Dios, seguros de que Él nos dará su fuerza.
Auméntanos la fe.

La fe es poner en manos de Dios los problemas de las personas que amamos y, a la vez, ponerse manos a la obra para solucionarlos.
Auméntanos la fe.

La fe es aceptar a Dios como respuesta, no siempre fácil ni evidente, a los interrogantes del ser humano.
Auméntanos la fe.

La fe es soñar despierto, arriesgar la vida, vivir en un sano inconformismo; es saber amar y esperar que es posible lo imposible.
Auméntanos la fe.

Fe es creer en la fuerza del débil, en el poder transformador de la oración, en la “eficacia” de la acción que sólo Dios ve.
Auméntanos la fe.

La fe es la llave que abre nuestro corazón para que Dios pueda curarlo y trasformarlo, llenarlo de de alegría, de compasión y de amor.
Auméntanos la fe.

Fe es esperar que después de cada noche amanece un nuevo día; que tras la muerte nos una Vida Nueva.
Auméntanos la fe.

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

jueves, 31 de julio de 2025

Jueves, 31 de julio de 2025.San Ignacio de Loyola

 San Ignacio de Loyola

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 14, 1-12

En aquel tiempo oyó el virrey Herodes lo que se contaba de Jesús, y dijo a sus ayudantes: "Ese es Juan Bautista que ha resucitado de entre los muertos, y por eso los Poderes actúan en él". Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado por motivo de Herodías, mujer de su hermano Felipe, porque Juan le decía que no le estaba permitido vivir con ella. Quería mandarlo matar, pero tuvo miedo de la gente, que lo tenía por profeta.
El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de todos, y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que pidiera. Ella, instigada por su madre, le dijo: "Dame ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan Bautista". El rey lo sintió; pero, por el juramento y los invitados, ordenó que se la dieran; y mandó decapitar a Juan en la cárcel. Trajeron la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven, y ella se la llevó a su madre.
Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron y fueron a contárselo a Jesús.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Frente al “cada uno que haga lo que quiera”, Juan Bautista denuncia el pecado: Herodes estaba conviviendo con Herodías, esposa de su hermano Felipe. Y el profeta no se calla, aunque sea peligroso para él. Un pecado grave no sólo hace daño a los que lo cometen, perjudica a toda la comunidad.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Herodías tenía a Juan entre ceja y ceja. Aprovecharía cualquier ocasión para acabar con él. ¿No hacemos a veces nosotros cosas semejantes? Si alguien nos dice algo que nos sienta mal, aunque sea verdad, nos duele y a veces esperamos la ocasión para vengarnos.
Herodes jura un despropósito y después no es capaz de rectificar, por miedo a quedar mal. ¡Cuantas veces somos esclavos de nuestros errores!
Pedimos perdón y fuerza para superarnos.
Damos gracias por saber perdonar y rectificar.

Señor, enséñanos a encajar la cruz de cada día; la cruz que exige el amor a los que más sufren y a todas las personas; la cruz que conlleva la lucha por la verdad, por la justicia, por la paz; la cruz que nos viene cuando somos fieles a Ti y a tu Evangelio.

Estas cruces nos resultan pesadas, Señor, pero sufrimos más cuando nos encerramos en nosotros mismos, cuando somos testarudos, egoístas y nos dejamos llevar por la envidia o el rencor.

Señor, danos sabiduría para tener siempre presente que la cruz por amor merece la pena, nos hace más humanos, nos acerca a Ti y da vida a cuantos nos rodean. En cambio, el sufrimiento que nos trae el pecado es más grande y enteramente inútil.

Señor, enséñame a sufrir como tú y contigo.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

miércoles, 30 de julio de 2025

Miércoles, 30 de julio de 2025

 

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 13, 44-46

En aquel tiempo dijo Jesús a la gente: "El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder, y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas, que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra."

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Cada persona tiene su forma de valorar lo que tiene y lo que no tiene:
-          Hay cosas que no nos gustan
-          Otras nos parecen buenas sin más
-          Nos gustaría tener algunas
-          Hay cosas por las que estamos dispuestos a hacer un esfuerzo
-          Finalmente, hay tesoros, por los que estaríamos a dar todo lo que tenemos.

¿Qué lugar ocupa en tu corazón y en tu vida la fe, la oración, el compromiso por los necesitados, la comunidad cristiana, la familia...? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

            “Señor, hazme descubrir el valor de la amistad que me ofreces,
             inclina mi corazón a las cosas que de verdad son importantes
             no dejes que entregue mi vida a causas que no merezcan la pena.
             Gracias por el tesoro de la fe, de la oración, de la amistad...
             Hazme capaz de darlo todo por la perla preciosa del Evangelio”

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Señor, la vida está llena de encrucijadas,
llena de caminos que se abren a mi paso,
aunque a veces no soy consciente
y elijo sin pensar, sin darme cuenta,
dejándome llevar por la rutina, por la pereza,
por la prisa, por lo que otros esperan de mí…

Ayúdame a valorar la libertad que me diste
y a utilizarla con responsabilidad;
a rechazar lo malo y elegir lo bueno,
a desenmascarar la mentira y buscar la verdad,
a desechar el rencor y optar por el perdón,
a descartar una vida cerrada a los demás
y construir una vida compartida y entregada.
a vencer al egoísmo y escoger el amor.

Dame luz para encontrar el tesoro escondido,
y valor para renunciar a cuanto me aleje de él.
Ayúdame a escoger, entre lo bueno, lo mejor,
el camino que más me ayude a crecer y ser feliz,
el camino en el que sirva más y mejor,
el camino que me acerque más a ti y a tu amor.

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Te tengo y no te tengo
porque, creyendo en tu palabra,
renuncié a poseer cosas y personas
en mi casa, en mi corazón y en mis entrañas.

Y ahora que vivo así,
huérfano de propiedades,
yermo de posesiones,
sin redes, sin cadenas, sin ventosas,
sin paredes, cárceles y murallas,
sin presiones, sin estafas, sin trampas,
es cuando más rico me encuentro
y más libre me siento
para agarrarte y agarrarme,
para retenerte y retenerme
en este espacio vacío
que es mi casa, mi corazón y mis entrañas,
y que Tú habitas libremente
con ternura infinita, humana y divina,
desde que existe.

Y así, a la contra como quien dice,
la fe empieza a invadirme
por todos los poros, vías y heridas;
y yo me dejo llevar por tu brisa, huellas y melodía
a un encuentro sorprendente.

Gracias porque es posible tenerte y retenerte,
y por tenerme y retenerme
a tu manera, Señor.

¡Esto es un tesoro que merece la pena!

Florentino Ulibarri


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

martes, 29 de julio de 2025

Martes, 29 de julio de 2025. Santa Marta

 Santa Marta

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 11,19-27

En aquel tiempo, muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano. Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa.
Y dijo Marta a Jesús: "Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá."
Jesús le dijo: "Tu hermano resucitará."
Marta respondió: "Sé que resucitará en la resurrección del último día."
Jesús le dice: "Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?"
Ella le contestó: "Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo."

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Marta está rota por el dolor. La muerte de su hermano Lázaro le pesaba como una losa. Pero cuando se entera de que Jesús está llegando, sale para acogerlo.

En sus primeras palabras se mezclan la fe y el reproche: “Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano”.

Señor:
demasiados interrogantes,
dudas y oscuridades;
a veces, demasiados golpes,
heridas y fracasos,
como para no protestar
y plantearte pleito.

Me enfado y quejo,
te reprocho, te increpo
y levanto la voz,
te acuso de ambiguo y tramposo
y me enfrento a ti sin autocensura,
mantengo el pleito.

Y Tú, no te incomodas
ni te impacientas,
ni rompes los lazos de seducción y amor
que un día forjaste;
toleras nuestras impertinencias
aunque se repitan.

Pero no sé si te ríes
o eres todo misericordia
rompiendo nuestros esquemas.

Quizá te agrade nuestra libertad,
frescura y rebeldía,
y temas más el silencio
y la incomunicación de tus hijos
que nuestros cuestionamientos
y salidas de tono.

Sabes que este pulso sucede,
aunque no lo parezca,
en nuestro huerto y bodega;
y que es reflejo de nuestra trayectoria vital
que se asemeja a un arco de tiro
que, al tensarse, une los dos extremos
con los que juega y se manifiesta.

Cuanto más nos tensamos,
más juntos están en nosotros
la rebeldía y la confianza,
la protesta y la obediencia,
el grito y el abrazo,
el no y el amén;
y más veloz sale la flecha
con los anhelos más cálidos y vivos,
dejando las cañadas oscuras,
hacia la tierra prometida
y el regazo de quien le da acogida.

Y después de tantas quejas y protestas,
o en medio de ellas,
la única respuesta que descubrimos
está ya tatuada en la historia
y en la Buena Noticia:
Si tenéis fe,
¡cómo no voy a hacer justicia!

Florentino Ulibarri


En la conversación con Jesús, la fe va ganado la partida al reproche hasta que desaparece el reproche y brilla con toda su fuerza la fe: “Sé que resucitará en la resurrección del último día ... Señor, yo creo que Tú eres el Mesías que tenía que venir.”

A veces, cuando sufrimos no queremos saber nada de Dios. Sin embargo, María nos enseña a acercarnos a Dios, aunque sea para quejarnos. Tenemos que dar la oportunidad a Dios para que poco a poco transforme nuestro dolor en una fe más recia.

¿Qué te dice Dios? ¿qué le dices?

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

lunes, 28 de julio de 2025

Lunes, 28 de julio de 2025.

 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 13, 31-35

En aquel tiempo, Jesús propuso esta otra parábola a la gente: "El Reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno siembra en su huerta; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un arbusto más alto que las hortalizas, y vienen los pájaros a anidar en sus ramas".
Les dijo otra parábola: "El Reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, y basta para que todo fermente". Jesús expuso todo esto a la gente en parábolas, y sin parábolas no les exponía nada. Así se cumplió el oráculo del profeta: "Abriré mi boca diciendo parábolas; anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo".

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Mucha gente cree que para cambiar el mundo se necesita dinero y poder. Jesús nos presenta otro camino en este evangelio, un camino más humilde, pero a la larga más eficaz:
- Jesús confía en los pequeños compromisos, en los pequeños gestos para que el mundo cambie.
- Tenemos que sembrar el campo del mundo, de la familia, de la Iglesia, de la economía, del mundo laboral... sin olvidar el campo de nuestro corazón
- Pero no se puede sembrar cualquier semilla, no se puede echar cualquier sustancia en la masa. Nuestra semilla es el Evangelio, nuestra levadura es el amor.
- Hay que tener paciencia. Hay que esperar. La pequeña semilla de mostaza no se convierte en un gran arbusto en un día. La levadura no fermenta la masa en un minuto.

¿Qué puedes semillas siembras o podrías sembrar en los ambientes en los que se desarrolla tu vida? ¿Qué te dice Dios ¿Qué le dices?

Señor, tengo entre mis dedos un grano de mostaza
Es pequeño, como una cabeza de alfiler. Parece insignificante.
Si se hubiese perdido,
nadie habría hecho problema.
nadie se habría enterado.

Es pequeño. Parece insignificante.
Descubierto en el suelo,
es más fácil pisarlo que admirarse,
más fácil despreciarlo
que recogerlo como un pequeño tesoro.
Es pequeño. Parece insignificante.

Aquí está, en mi mano. Solo.
Sin embargo, bajo su piel tostada
encierra un secreto de vida.
En él hay un gran árbol dormido,
en el que las aves podrán anidar
y cuidar a sus polluelos.

Si cada uno sembramos nuestro grano,
junto al del hermano…
tendremos muchos árboles,
un gran bosque que acogerá a una multitud de animales.

Señor,
¿Y si este grano fuera el último que queda en el planeta,
y yo el único responsable de cuidarlo?
¿Y si éste fuese el último grano de mostaza que yo podré sembrar?
¿Qué voy a hacer con este grano?
¿Qué esperas de mí, Señor? ¡Di!
¿Lo encerraré en la urna de un empolvado museo,
etiquetado con su nombre científico?
¿Lo ofreceré como alimento a un pájaro o a una hormiga?
¿Lo enterraré, mientras mi corazón reza por su futuro?
¿Lo sembraré?

Sí. Lo importante es sembrar.
Y confiar en la tierra que lo acoge
y en Ti, Señor, que lo harás crecer.
Sin que yo sepa cómo,
tu fuerza lo convertirá en un árbol precioso.

Señor, el grano de mostaza que acojo en el cuenco de mi mano
es mi sonrisa, mi tiempo, mi trabajo, mi alegría, mi fe, mi vida, mi amor.
Señor, dame generosidad para sembrar, para sembrarme.
Dame paciencia, confianza y fe, para esperar los mejores frutos. Amén.

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

domingo, 27 de julio de 2025

Domingo, 27 de julio de 2025

 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 11, 1-13

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: - «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.»
Él les dijo: - «Cuando oréis decid: "Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación."»
Y les dijo: - «Si alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche para decirle: "Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle." Y, desde dentro, el otro le responde: "No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos." Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.
Pues así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca halla, y al que llama se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?»

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Posiblemente, el pecado que más nos separa de Dios es el orgullo, la autosuficiencia, pensar que podemos construir nuestra vida al margen de Dios, aunque de vez en cuando recemos algo. Y el mejor remedio contra este pecado es la oración de petición, continua, insistente... Sólo así nos daremos cuenta de que todo es gracia, todo es don de Dios.

Vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo. El Espíritu Santo es el don más grande, más útil, más hermoso. Y Dios nos lo ofrece continuamente. Sin embargo, no aspiramos a los dones mejores y pedimos muchas veces cosas que no nos convienen, o que no nos darán la felicidad que busca nuestro corazón

Si al pensar en mis hijos
me emociono más de lo que a veces quiero;
si al mirarlos cada día
creo que son joyas inmerecidas;
si al verlos en peligro
corro a socorrerles con el corazón en vilo;
si cuando hacen alguna fechoría
estoy deseoso de perdonarlos;
si cuando desbaratan mis planes
tiendo siempre a justificarlos;
si cuando tengo que corregirlos
sólo sé hacerlo con cariño;
si cuando los castigo aún convencido
me duele en lo más íntimo:
si cuando piden perdón
me derrito aunque vuelvan a hacer lo mismo;
si cuando ríen sus ocurrencias
me parecen pillos en fiesta;
si cuando estoy con ellos
camino lleno de vida y muy erguido...
Y si cuando se me pierden
me encuentro perdido
hasta encontrarlos y recuperarlos
sanos y salvos.

Si esto me pasa a mí,
que no soy bueno,
que a veces desconfío de ellos
y de mí mismo,
que sólo soy un aprendiz de tus deseos...,
¡qué no te pasará a Ti,
que eres bueno,
que tienes un corazón de ensueño
y que no sabes desconfiar de nosotros
aunque nos hayamos ido lejos!

Florentino Ulibarri


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

sábado, 26 de julio de 2025

Sabado, 26 de julio de 2025. San Joaquín y Santa Ana

 

San Joaquín y Santa Ana

 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 13, 24-30

En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente: El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras la gente dormía, su enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña.

Entonces fueron los criados a decirle al amo: "Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?" Él les dijo: "Un enemigo lo ha hecho." Los criados le preguntaron: "¿Quieres que vayamos a arrancarla?"

Pero él les respondió: "No, que, al arrancar la cizaña, podríais arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: 'Arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero.'"

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

El trigo y la cizaña conviven en el mismo campo, en la misma espiga, y a veces hasta en el mismo grano. En esta tierra nadie es trigo puro o pura cizaña. Por eso, no conviene actuar con precipitación, no sea que queriendo arrancar la cizaña, arranquemos también el trigo. Pero no todo da lo mismo. Al final la cizaña se quemará y el trigo se recogerá en el granero.

Nosotros, cada uno de nosotros somos ese campo en el que Dios siempre la semilla y el enemigo la cizaña. El campo nada puede hacer para librarse de la cizaña, nosotros, en cambio, podemos acercarnos al sembrador de trigo o al de cizaña.

A veces somos cizaña, sembradores de cizaña en nuestros ambientes. Y estamos llamados a ser trigo, el trigo que Dios siembra en el campo del mundo.

¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?


¡Qué fácil vemos lo negativo de los demás!
Esta es la fragilidad del ser humano. Así nos creaste, Señor,
con maravillas y deficiencias, con generosidades y roñoserías,
con excesos y con defectos, con luces y con sombras.

Tú nos has entretejido en las entrañas maternas,
Tú tienes cada uno de nuestros cabellos contados,
Tú nos envuelves con tu abrazo,
Tú sabes más de nosotros que nosotros mismos…

Ayúdanos, Padre, a aceptarnos del todo,
a reconocer nuestras deficiencias,
a alegrarnos de nuestras cualidades personales y únicas,
a desarrollar contigo todo el potencial inmenso
que has puesto en cada uno,
a animar a que otros también desarrollen el suyo.

Enséñanos, Padre,
a perdonarnos los errores,
a convivir con nuestras incoherencias,
a ser misericordiosos con nuestra naturaleza humana
para así serlo aún más con los otros hermanos,
que también llevan el peso de su propia fragilidad y maravilla.

Gracias por crearnos así, con trigo y con cizaña, Padre.

Mari Patxi Ayerra y Álvaro Ginel

 
4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

viernes, 25 de julio de 2025

Viernes, 25 de julio de 2025. Santiago Apóstol

 Santiago Apóstol

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 20,20-28

En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición.
Él le preguntó: "¿Qué deseas?"
Ella contestó: "Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda."
Pero Jesús replicó: "No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?"
Contestaron: "Lo somos."
Él les dijo: "Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre."
Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos.
Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: "Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos."

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Santiago y su hermano se acercan a Jesús acompañados por su madre, buscando honores y privilegios. Sin embargo, el Señor les va cambiando el corazón, poco a poco descubren que ser grande y ser servidor es lo mismo y que el mayor título de un seguidor es dar la vida como el Maestro.
            “Señor, a veces te seguimos buscando sólo ventajas
             cambia nuestro modo de pensar
             y haznos buenos seguidores tuyos.”
            
No sabemos porque se enfadan los otros discípulos. Quizá ellos estén buscando lo mismo que los Zebedeos, aunque no se atrevan a expresarlo. En todo caso, esa no es la actitud adecuada, el que está equivocado necesita comprensión y paciencia. Sólo así podrá cambiar.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Santiago, como todos los apóstoles, es mensajero del Evangelio. Según dice la tradición, evangelizó España, en medio de toda clase de dificultades. Hoy es un buen día para dar gracias a Dios por el tesoro del Evangelio, anunciado por Santiago y por los cristianos que tomaron y transmitieron la antorcha de la fe hasta llegar a nosotros, una antorcha que tenemos que seguir transmitiendo. Buenos días!!!! En la fiesta del APÓSTOL SANTIAGO, compartimos esta oración:

Señor Jesús, Tú me llamas, como llamaste a Santiago, cuando estaba en la barca con su padre y su hermano. Y yo quiero responderte como él, sin excusas, sin dejarlo para mañana; quiero responder a tus llamadas, a las llamadas de la conciencia y de los hermanos, con prontitud, inmediatamente.

Señor, tu cercanía, tu amor, tus palabras cambiaron radicalmente la vida del Apóstol. Aquel hombre violento, hijo del trueno, buscador de grandezas, dispuesto a pedir fuego del cielo para consumir una ciudad que no te recibió; no muchos años después, cuando llegó el momento de morir martirizado, no se echó atrás y lo dio todo. Ayúdanos a estar cerca de ti, a acoger tu Palabra y tu amor, para que nuestra vida cambie, como se transforma el barro en manos del alfarero.

Señor, Tú hiciste de Santiago un gran evangelizador. Con la ayuda de la Virgen, tuvo claro que no se podía guardar para sí el tesoro de su fe y la anunció con mucho valor a pesar de dificultades y persecuciones, convencido de que cuantos más reciban la gracia, mayor será el agradecimiento, para gloria de Dios Padre. Qué nuestras palabras y nuestros compromisos, nuestra alegría y nuestra esperanza anuncien a todos que Tú, Jesús, eres el Amor que siempre nos acompaña y nos salva y el Camino que nos conduce a la Felicidad más grande.
          

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

jueves, 24 de julio de 2025

Jueves, 24 de julio de 2025

 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 13, 10-17

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los discípulos y le preguntaron: ¿Por qué les hablas en parábolas? El les contestó: A vosotros se os ha concedido conocer los secretos del Reino de los Cielos y a ellos no.
Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene.
Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender.
Así se cumplirá en ellos la profecía de Isaías: «Oiréis con los oídos sin entender; miraréis con los ojos sin ver; porque está embotado el corazón de este pueblo, son duros de oído, han cerrado los ojos; para no ver con los ojos, ni oír con los oídos, ni entender con el corazón, ni convertirse para que yo los cure».
Dichosos vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen.
Os aseguro que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis vosotros y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Damos gracias a Dios porque se nos ha concedido el don de escuchar y comprender poco a poco la Palabra de Dios. No tenemos más méritos que otros. La fe es un don.

Este don no supone para nosotros un privilegio, sino una responsabilidad. El don que hemos recibido no ha de servir sólo para nuestro enriquecimiento personal. Hemos sido agraciados para que la Gracia llegue a otros; hemos sido amados, para que el Amor llegue a otros; hemos sido ungidos, fortalecidos, para que el Espíritu fortalezca a otros.

Pedimos al Señor que nos abra el entendimiento para comprenderle, para acoger su palabra y su amor, como a los discípulos camino de Emaús:

Quédate, Señor, que se hace ya tarde,
que el camino es largo y el cansancio grande.

Quédate a decirnos tus vivas palabras
que aquietan la mente y encienden el alma.

Mantén en ascuas nuestro corazón torpe,
disipa nuestras dudas y temores.

Míranos con tus ojos de luz y vida,
devuélvenos la ilusión perdida.

Lava las heridas de estos pies cansados;
despiértanos vida con gestos humanos.

Quédate y límpianos rostro y entrañas;
quema esta tristeza, danos esperanza.

Quédate, Señor, comparte nuestras viandas
y muéstranos, paciente, tus enseñanzas.

Pártenos el pan de tu compañía;
ábrenos los ojos de la fe dormida.

De tus palabras cuelga lo que buscamos,
lo hemos visto caminando a tu lado.

Quédate y renueva valores y sueños;
danos tu alegría y tu paz de nuevo.

Condúcenos siempre al mundo, a la vida,
para ver tu rostro en rostros cada día.

Quédate, Señor, que se hace ya tarde,
que el camino es largo y el cansancio grande.

Florentino Ulibarri.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

miércoles, 23 de julio de 2025

Miercoles, 23 de julio de 2025. Santa Brígida, patrona de Europa

 Santa Brígida, patrona de Europa

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 15,1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: "Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento mío que no da fruto lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto. Vosotros ya estáis limpios por las palabras que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden. Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará. Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos."

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Jesús es la Vid, es la Vida. Nosotros somos los sarmientos y por nuestras venas corre la misma Vida de Jesús... si permanecemos unidos a Él.

Permanecer no es estar a ratos, cuando me apetece, cuando lo necesito, cuando no tengo más remedio... El verbo permanecer es amigo del sustantivo fidelidad y del adverbio siempre.

A veces, “permanecer en Jesús” nos suena a castigo, a imposición, a condena. Si lo vivimos así, no conocemos todavía el corazón de Dios. Permanecer es un regalo, un tesoro, el mejor tesoro, que Él nos ofrece incondicionalmente para que demos fruto, para que nuestra vida tenga sentido.

Con toda la buena voluntad del mundo comenzamos compromisos, queremos mejorar nuestro mundo, participamos en grupos de fe, en parroquias y movimientos, tratamos de ser cada día mejores...  Queremos cosas buenas y trabajamos por ellas, pero olvidamos lo fundamental, lo imprescindible: estar unidos a Jesús. Sin Él no podemos hacer nada.

“Santa Brígida, ayúdanos a seguir tu ejemplo, a permanecer siempre unidos a Jesucristo”

¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Quiero ser verdadero sarmiento, sarmiento que permanece pegado a la parra que lo sostiene, y que, por ella, recibe el alimento para mantenerse vivo y fecundo.

Quiero ser sarmiento que se limpia de todo aquello que le amenaza arrancarlo de la vid, de la vid que le da la savia verdadera para fertilizarse y dar hermosos frutos.

Quiero ser sarmiento que recibe la poda necesaria para quedar siempre bien injertado en la vid, sin peligro de ser arrancado por los temporales, la sequía o las malas hierbas que lo destruyen y alejan de su tronco verdadero.

Quiero ser injerto tuyo, Dios mío, para que nunca tu Amor quede cortado en el camino a mi corazón, y siempre esté regado por tu bendición y tu compasión. Quiero ser sarmiento que vive de su Viña y que da los frutos que la Viña espera. Buenos frutos que sacian el hambre y la sed de los que se acercan a ella. Amén.

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Porque nuestros proyectos se desmoronan y fracasan
y el éxito no nos llena como ansiamos.
Porque el amor más grande deja huecos de soledad,
porque nuestras miradas no rompen barreras,
porque queriendo amar nos herimos,
porque chocamos continuamente con nuestra fragilidad,
porque nuestras utopías son de cartón
y nuestros sueños se evaporan al despertar.
Porque nuestra salud descubre mentiras de omnipotencia
y la muerte es una pregunta que no sabemos responder.
Porque el dolor es un amargo compañero
y la tristeza una sombra en la oscuridad.
Porque esta sed no encuentra fuente
y nos engañamos con tragos de sal.

Al fin, en la raíz, en lo hondo, sólo quedas Tú.
Sólo tu Sueño me deja abrir los ojos,
sólo tu Mirada acaricia mi ser,
sólo tu Amor me deja sereno,
sólo en Ti mi debilidad descansa
y sólo ante Ti la muerte se rinde.
Sólo Tú, mi roca y mi descanso

Javier Montes Maury, sj


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

martes, 22 de julio de 2025

Martes, 22 de julio de 2025. Santa María Magdalena

  Santa María Magdalena

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 20,1.11-18

El primer día de la semana, María Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Fuera, junto al sepulcro, estaba María, llorando.
Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntan: "Mujer, ¿por qué lloras?"
Ella les contesta: "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto."
Dicho esto, da media vuelta y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús.
Jesús le dice: "Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?
Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: "Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré."
Jesús le dice: "¡María!"
Ella se vuelve y le dice: "¡Rabboni!", que significa: "¡Maestro!"
Jesús le dice: "Suéltame, que todavía no he subido al Padre. Anda, ve a mis hermanos y diles: "Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro."
María Magdalena fue y anunció a los discípulos: "He visto al Señor y ha dicho esto."

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

María Magdalena había sido curada por Jesús. Era una mujer agradecida. Amaba a Jesús con toda la fuerza de su corazón. María sigue a Jesús cuando es abandonado por casi todos. Lo acompaña cuando Jesús sube al Calvario, es testigo de su muerte, está allí cuando es colocado en el sepulcro. Y en la mañana del domingo María la encontramos junto al sepulcro de Jesús, llorando.
            “Señor, dame un corazón agradecido que sepa amarte”
            “Dame la fuerza de tu Espíritu para acompañarte siempre”
            “También a mí me has curado. Te amo, Señor. Gracias”

María ama, pero no cree que Jesús pueda estar vivo. Su pena y sus lágrimas no le dejan ver claro: no se da cuenta de que le hablan dos ángeles, confunde al Señor con el hortelano...
Jesús la llama por su nombre: ¡María! Y aquella mujer se vuelve, clava su mirada en Jesús, su corazón se estremece y las lágrimas de la pena toman el brillo de la alegría: ¡Maestro!
El Señor pronuncia tu nombre. Escúchalo en el silencio del corazón para que tu alegría sea como la de María, y seamos, como ella, testigos de su resurrección.
            “También a mí me llamas por mi nombre. Te escucho, Señor”

Señor, tú expulsaste siete demonios de María Magdalena y, hoy, ahuyentas de mi corazón miedos y desesperanzas, egoísmos y tristezas. Gracias, Señor, por lo que hiciste con Magdalena y por lo que haces por mí.

Señor, María Magdalena fue agradecida, te amaba con todo su corazón de mujer y dedicó toda su vida a seguirte y servirte. Que también yo, Señor, sea agradecido, te ame, te siga con confianza y te sirva con generosidad.

Señor, Magdalena estuvo siempre a tu lado, en tu pasión, muerte y sepultura. Que también yo esté junto a Ti, en los que sufren, cuando no te sienta cerca y cuando la fe me traiga más problemas que satisfacciones.

Señor, tú premiaste la fidelidad de la Magdalena saliendo a su encuentro después de tu resurrección, para convertir su duelo en danzas. Señor, que también yo encuentre en Ti la alegría, la paz y la esperanza.

Señor, tú confiaste a María Magdalena la misión de anunciar tu resurrección y cuentas conmigo para transmitir tu vida nueva. Señor, dame tu Espíritu, para cumplir esta misión con la alegría y la entrega de María Magdalena. Amén.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

lunes, 21 de julio de 2025

Lunes, 21de julio de 2025

 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 12, 38-42

En aquel tiempo, algunos de los escribas y fariseos dijeron a Jesús: Maestro, queremos ver un signo tuyo."
Él les contestó: -Esta generación perversa y adúltera exige un signo; pero no se le dará mas signo que el de Jonás. Tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre del cetáceo; pues tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra.
Cuando juzguen a esta generación, los hombres de Nínive se alzarán y harán que la condenen, porque ellos se convirtieron con la predicación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.
Cuando juzguen a esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que la condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra, para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón."

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Jesús esta “harto” de curar toda clase de dolencias y llegan los fariseos y escribas y le piden ver un signo.
A veces pensamos y actuamos de la misma manera. Dios ha hecho mucho por nosotros, nos ha salvado de muchos peligros, nos ha resucitado de muchas “muertes”. Pero nunca estamos conformes. Nos gustaría ver algo más.
            “Señor gracias por las maravillas que salen de tus manos,
             enséñanos a descubrirlas y a agradecerlas.
             Fortalece nuestra fe en ti”.

Los ninivitas se convirtieron por la palabra de Jonás. Jesús es mucho más que Jonás y nos llama a la conversión
¿Vas descubriendo los caminos de conversión que Jesús te señala? ¿Cómo los sigues? ¿Qué dices a Dios?

Bendito seas, Padre,
por este tiempo tan oportuno,
para la conversión y el encuentro,
que tú concedes gratis
a todos tus hijos e hijas
que andamos desorientados o perdidos
por los caminos de la vida.

Bendito seas, Padre,
porque llamas a cada hombre y mujer,
sea cual sea su historia y vida,
a emprender cada día,
de manera más personal y consciente,
su compromiso de seguir a Jesús,
tu Hijo y nuestro hermano.

Bendito seas, Padre,
por despertamos de nuestros dulces sueños,
tan vaporosos e infecundos,
por interpelarnos en lo radical de la vida,
por liberarnos de nuestras falsas seguridades,
por poner al descubierto nuestros ídolos secretos
que tanto defendemos e intentamos justificar.

Bendito seas, Padre,
porque nos das tu Espíritu,
el único que puede convertimos,
el único que puede atravesar nuestros pensamientos,
el único que puede darnos un corazón de hijos,
el único que puede guiarnos por la senda del Evangelio,
el único que hace posible nuestra vuelta a tu seno.

¡Bendito seas, Padre,
por este tiempo tan propicio!

Florentino Ulibarri


La Reina del Sur fue a Jerusalén desde los confines del mundo para escuchar la sabiduría de Salomón. Jesús es mucho más que Salomón.
¿Qué haces y que podrías hacer para conocer y vivir la sabiduría de Jesús? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

domingo, 20 de julio de 2025

Domingo, 20 de julio de 2025

 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 10, 38-42

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Y Marta se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo: "Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano."
Pero el Señor le contestó: "Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor, y no se la quitarán."

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Andas inquieta y nerviosa con tantas cosas. Es cierto. A veces perdemos los papeles y nos convertimos en esclavos de la actividad. El mismo Señor que nos llama tantas veces a socorrer al tirado en el borde del camino, que nos envía a curar y a anunciar el Evangelio, nos invita a seguir el ejemplo de María, a disfrutar de su presencia y de su palabra.

Si supiéramos pararnos de vez en cuando para estar con el Señor... ¡cómo cambiaría nuestra vida!
En cierta ocasión preguntaron a la Madre Teresa de Calcuta que hacía cuando tenía muchísimo trabajo y contestó convencida: “rezar más”.
El que reza bien tiene más fuerza, más alegría, más amor, más voluntad para trabajar para los demás. Acción y oración no se contradicen. Y si se contradicen es que no rezamos bien o nuestro compromiso está desenfocado.

¿Cómo lo vives? ¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Señor Jesús, como a María,
enséñame a sentarme a tus pies para escuchar tu palabra.
Dame aquella auténtica sabiduría
que busca tu voluntad mediante la plegaria
y la meditación, a través del contacto directo contigo,
más que por razonamientos mentales o por la lectura de muchos libros.

Concédeme la gracia de distinguir tu voz de la de los extraños;
concédeme la gracia de dejarme guiar por ella
y de buscarla ante todo como una realidad superior a mí mismo.

Respóndeme mediante la conciencia
cuando te adoro y confío en tu grandeza,
que llega mucho más allá de lo que yo puedo entender.

Cardenal John Henry Newman


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

sábado, 19 de julio de 2025

Sábado, 19 de julio de 2025

 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 12, 14-21

En aquel tiempo, los fariseos, al salir, planearon el modo de acabar con Jesús. Pero Jesús se enteró, se marchó de allí y muchos le siguieron. El los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran. Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: "Mirad a mi siervo, mi elegido, mi amado, mi predilecto. Sobre él he puesto mi espíritu para que anuncie el derecho a las naciones. No porfiará, no gritará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pabilo vacilante no lo apagará, hasta implantar el derecho; en su nombre esperarán las naciones".

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Jesús es el Siervo, que hace la voluntad del Padre, el Elegido para llevar la salvación de Dios a toda la humanidad, el Amado con un amor de predilección. Imagina por un momento cómo es la relación de Jesús con su Padre, imagina el amor que siente el Padre por su Hijo y el Padre por el Hijo. Pues bien, Dios Padre te ama a ti de la misma manera.
¿Qué le dices a Dios?

El estilo de Jesús lo describe siglos antes el profeta Isaías:
- No porfiará, no gritará, no voceará por las calles. Es el hombre del amor discreto, casi escondido. No obligará a nadie a seguir su palabra. Su arma fundamental es la misericordia, nunca la violencia.
- La caña cascada no la quebrará, el pábilo vacilante no lo apagará. Ha venido más bien a fortalecer a los débiles, a alimentar a los hambrientos con su propio cuerpo... Cuenta con los que no cuentan para nadie.
- No se cansará hasta que el derecho reine en la humanidad, hasta que la justicia brille en lo más alto.
- Ha venido para levantar las esperanzas derrotas, para ser esperanza del mundo.

“Gracias Señor por tratarme siempre con ternura,
 porque respetas y ensanchas mi libertad,
 por contar con mi vida, pobre ya a veces casi apagada,
 Dame la fuerza de tu Espíritu
 para luchar contigo por la justicia
 y levantar la esperanza del mundo”

Jesús, Tú eres el amor discreto, casi escondido. No obligas a nadie a seguir tu camino. Tu arma nunca es la violencia. Tu fuerza es el amor que sirve y da la vida.

Señor, gracias por tratarme siempre con ternura, porque respetas y ensanchas mi libertad, por contar con mi vida, pobre y a veces casi apagada o quebrada. Gracias, Dios mío, porque me has formado y me sostienes, porque me miras con amor, me has cogido de la mano y me das tu Espíritu.

Que también yo sepa contar con los que no cuentan, con los débiles, los pequeños y los ignorantes, con los que viven en la tiniebla de la enfermedad, la soledad y la pobreza; para implantar un derecho nuevo y construir una sociedad nueva, en la que todos vivamos como hermanos, como hijas e hijos tuyos.

--------------

A veces es el cuerpo,
siempre alerta
mientras duerme el alma,
el que recibe primero
tu llegada impredecible
en medio de la noche.

Has entrado sin ruido
en mi casa cerrada,
has distendido mis nudos
y has abierto el último balcón
de mis pulmones a la brisa.

Tu levedad de aurora
se ha encarnado por sorpresa.

Entonces mi espíritu despierta
y se da cuenta que has llegado.

Me dejaste tu presencia
encaminando tu visita
por mis huesos y memorias,
y ya te has ido en silencio
dejando mi ventana abierta
a todo el sol de la mañana.

Benjamín González Buelta, sj


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

viernes, 18 de julio de 2025

Viernes, 18 de julio de 2025

 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 12, 1-8

Un sábado de aquéllos, Jesús atravesaba un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas. Los fariseos, al verlo, le dijeron: "Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado". Les replicó: "¿No habéis leído lo que hizo David cuando él y sus hombres sintieron hambre. Entró en la casa de Dios y comieron de los panes presentados, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes. ¿Y no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa? Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo. Si comprendierais lo que significa "quiero misericordia y no sacrificio", no condenaríais a los que no tienen culpa. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado".

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Los cristianos tenemos sólo un Dios. No podemos adorar a una ley, por buena que sea. La ley nos sirve en la medida en que nos ayuda a seguir a Jesucristo.
            “A veces utilizamos la ley para atacar y no para salvar. Perdona”
            “Enséñanos a cumplir la ley sin absolutizarla”

Jesús pone por encima de todo la misericordia, el amor. Si no tengo amor, no sirve de nada la oración, el compromiso, las misas, las reuniones. El amor da sentido a todo, el amor ha de ser como el licor que da sabor a toda nuestra vida.
            “Enséñanos a vivir en el amor, con el amor, por el amor”
            “Cambia nuestra vida, llena de muchas cosas, casi vacía de amor”
            “Perdona nuestra falta de misericordia”

Tú no eres Señor, un Dios impasible, no eres distante y duro con los hombres. Tú conoces nuestra debilidad, nuestras tendencias orgullosas, violentas y egoístas. Conoces bien todas nuestras miserias. Tú eres misericordioso y compasivo Tú padeces y com-padeces, Tú eres compasión. Compadécete de nosotros.

Ven, Señor, a socorrernos, y danos un corazón nuevo, un corazón limpio y sincero, un corazón lleno de compasión, Qué sintamos la impotencia del caído y le ayudemos a levantarse. Qué compartamos el dolor del enfermo y le acompañemos. Qué miremos con misericordia al que se equivoca y le enseñemos el Camino. Qué suframos el miedo del cobarde y le animemos. Qué padezcamos la decepción del engañado y le mostremos la Verdad. Qué comprendamos el vacío del violento y le ayudemos a buscar la paz. Qué soportemos el pesimismo del desilusionado y sembremos esperanza. Qué probemos la necesidad del hambriento y le ofrezcamos pan y cariño. Qué hagamos nuestra la rabia del golpeado y lo tratemos con dignidad.

Que nos compadezcamos del egoísta y le amemos. Acompáñanos con la presencia de tu Espíritu, y quédate con nosotros, dulce huésped, o métenos dentro de tu inmenso Corazón. Amén.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

jueves, 17 de julio de 2025

Jueves, 17 de julio de 2025

 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 11, 28-30

En aquel tiempo, Jesús exclamó: "Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera".

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Orar no sólo es hablar con Jesús, orar es estar con Él. Estar con Él y descansar de las fatigas, de los agobios, del cansancio. Orar es presentar a Dios nuestra vida y, en silencio, dejar que Él sea alivio y consuelo.

A veces tenemos la impresión de que ser cristiano es una carga pesada, difícilmente aguantable. Sin embargo, Jesús hoy nos dice lo contrario: “mi yugo es llevadero y mi carga ligera”. Es cierto, cualquier dios al que nos acerquemos nos exigirá más y nos dará menos. Pensemos por un momento qué ofrece y que pide el dios-placer, el dios-poder, el dios-dinero...
            “Señor, sólo tú tienes palabras de vida eterna”
            “Danos sabiduría para cargar sólo con tu yugo y tu carga”

A veces creemos que Dios sólo nos pide COMPROMISO, pero en muchas ocasiones nos ofrece también DESCANSO:

Sólo en Dios descansa mi alma,
porque de él viene mi salvación;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.

Descansa sólo en Dios, alma mía,
porque él es mi esperanza;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré.

Pueblo suyo, confiad en él,
desahogad ante él vuestro corazón,
que Dios es nuestro refugio.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 61

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Los que estáis arruinados,
los que habéis fracasado
ante los demás y ante vosotros,
los que sólo portáis miseria,
los que no valéis para quienes seleccionan
ni contáis para quienes mandan,
los olvidados fuera de las campañas,
los que sólo recibís golpes,
los últimos, los parias,
los nadie de la historia...
venid a mí, que quiero cobijaros
a la sombra de mis alas.

Los marginados de todo lo bueno,
los humillados por uno u otro motivo,
los sin recursos humanos y económicos,
los que os tenéis que vender cualquier precio
y sois moneda devaluada en todo momento,
los que os habéis quedado sin techo
y dormís en la calle entre cartones,
los que solo tenéis deudas y desahucios,
los cansados y agotados de vivir
y de escuchar siempre lo mismo...
venid a mí, que soy vuestro refugio,
y me complace vuestro descanso.

Niños de la calle y de nadie,
inmigrantes a la deriva,
parados al sol, cabizbajos,
enfermos sin tratamiento,
ancianos apartados,
jóvenes a la deriva,
los no reconocidos como ciudadanos,
los tristes y agobiados,
personas que sufrís violencia,
todos los que no sois queridos ni echados en falta ...
venid a mí, que soy vuestra libertad,
y recobrad vuestra dignidad.

Hambrientos de pan y de justicia,
de dignidad y de respeto,
de salud y de ternura,
de paz y de buenas noticias,
de vida y de felicidad...
sedientos de ternura y caricias,
de roce y compañía,
de abrazos y protestas,
de vino y fiesta,
de casa y mesa.
de la dignidad vuestra...
venid a mí, y saciad vuestra hambre y sed
sin miedo y sin falsos respetos.

Todos lo que sentís la vida,
día a día, como una pesada carga:
los rechazados,
los perseguidos,
los olvidados,
los excluidos,
los extranjeros,
los sin papeles,
los que sólo tenéis seguro que sois pobres,
gente sin voz, sin prestigio, sin nombre...
venid a mí, descargad vuestros fardos,
comed, bebed y descansad.

¡Todo lo que soy y tengo es vuestro!

Florentino Ulibarri


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

miércoles, 16 de julio de 2025

Miércoles, 16 de julio de 2025. Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo

 Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 11, 25-27

En aquel tiempo, Jesús exclamó: "Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar".

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Jesús reza, da gracias por las maravillas que el Padre hace en el corazón de los sencillos. Hoy Dios sigue haciendo milagros en la vida de muchas personas. Pedimos luz para descubrir y un corazón que sepa agradecer.

Dios quiere bendecir a todos, pero sólo los que tienen un corazón de pobre, humilde, sólo puede entrar en la vida de los que han apartado de su horizonte el orgullo, la autosuficiencia, la soberbia... Como diría San Pablo, la fuerza de Dios se muestra perfecta en nuestra debilidad.
            “Señor, haznos pobres y sencillos”
            “Gracias por mostrarnos la grandeza de lo pequeño”

Sólo a través de Jesús podemos conocer a Dios; y sólo conociendo y amando a Dios podemos ser felices. En cualquier momento y circunstancia podemos encontrar a Jesús, pero hay “lugares” donde su presencia es como más densa: la Eucaristía, su Palabra, los pobres, la comunidad cristiana.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Jesús da gracias por esas personas sencillas que acogen su mensaje de amor. Nos unimos a su oración de alabanza...

Te damos gracias, Padre, por las personas que gozan del don de la fe, y confían en Ti aunque caminen en tinieblas.
Te damos gracias, Padre, por las personas que reconocen y lloran sus pecados, y tienen un corazón compasivo con los que se equivocan.
Te damos gracias, Padre, por las personas que se entregan a Ti y con alegría ofrecen todo lo que tienen a los hermanos.
Te damos gracias, Padre, por las personas de espíritu sencillo, que no conocen el temor que acobarda, ni la vergüenza que retiene.
Te damos gracias, Padre, por las personas que saben descubrirte y disfrutarte en la presencia de las personas y las cosas.
Te damos gracias, Padre, por las personas que viven la existencia como peregrinos, y a la luz de la fe, caminan en busca de la patria mejor, definitiva y verdadera.
Te damos gracias, Padre, por las personas...

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Quién puede pagar la luz del sol que alumbra cada día,
el gozo de una madre al dar a luz,
la chispa de ese amor que no vacila,
la lucha inagotable por ser ‘tú’.

Quién puede comprar la mueca de ese rostro que sonríe,
la brisa que te roza al caminar,
la firme decisión de ser humilde,
los ojos con que aún puedes mirar.

Quién puede poner precio a esa mano que acaricia,
al ‘te quiero’ que me sale sin querer,
al instante que devuelve la esperanza,
al encuentro que te vuelve del revés.

Quién puede saldar el cielo azul que ves tras tu ventana,
el esfuerzo de esa niña por leer,
el cansancio de esa vida jubilada,
la oración de aquel que pide sin creer.

Seve Lázaro, sj


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

martes, 15 de julio de 2025

Martes, 15 de julio de 2025

 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 11, 20-24

En aquel tiempo se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho casi todos sus milagros, porque no se habían convertido: "¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza. Os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy. Os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti".

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

En Corazaín y en Betsaida Jesús había hecho la mayor parte de sus milagros. Sin embargo, sus habitantes tenían el corazón endurecido. No reconocieron las maravillas que Jesús hizo y, por consiguiente, no se convirtieron.

Este evangelio es una llamada a reconocer todo lo que Dios ha hecho por nosotros, por nuestras comunidades y grupos, por nuestra familia... y a vivir de acuerdo con el don recibido, a mostrar nuestro agradecimiento en la oración y con la vida

¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Yo se que me quieres, Señor, porque eres bueno.
Porque tienes un corazón sensible, perdóname;
limpia mi vida de todos mis pecados
y de mis continuas caídas, levántame.

Que alegría tan grande saber que eres mi Padre,
y que juzgas a todos con misericordia.
Dame tu abrazo de perdóny tu amor cambiará mi corazón,
sé mi amigo y caminaré siempre en tu presencia.

Devuélveme el gozo y la alegría,
que toda mi vida salte de gozo.
Somos amigos: olvida el mal que hice,
ayúdame con tu amistad a renovarme
y haz que nunca más me separe de Ti .

Que nazca en mí, como una fuente, un corazón puro,
y que una voluntad firme crezca en mi.
Quiero ver tu rostro alegre a mi lado,
que tu fuerza me acompañe siempre,

Señor, dame alegría de tu salvación
y un corazón generoso para amarte toda la vida.
Les diré a mis amigos que tus caminos son formidables,
y a los que pecan sin conocerte, lo bueno que Tú eres.

Dame vida, pues yo amo el vivir,
Tú que eres el Dios de la Vida,
y con ella diré a las gentes
que contigo todo es posible.

Abre mi corazón y mis labios
para decirte cuánto te quiero.
Ya sé que no te contentas con poco
y que no quieres de mí palabras vacías.

Lo que me pides es un corazón arrepentido;
un corazón sincero y noble es lo que quieres.
Sé bueno conmigo y con los otros
y fortalece nuestras vidas indefensas.

A Ti te ofrecemos nuestra vida cada día,
todo lo que somos y tenemos, todo es tuyo.
Devuélvenos, te lo pedimos, el gozo y la alegría, y
toda nuestra vida salte hoy en fiesta.

Somos amigos:
olvida el mal que hemos hecho
y ayúdanos con tu amistad a convertirnos.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

lunes, 14 de julio de 2025

Lunes, 14 de julio de 2025

 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 10, 34-11,1

En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles: "No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz: no he venido a sembrar paz, sino espadas. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa.
El que quiera a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no coge su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará. El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá paga de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá paga de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pobrecillos, sólo porque es mi discípulo, no perderá su paga, os lo aseguro".
Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Nos extrañan las palabras del Evangelio de hoy. Parece mentira que Jesús anuncie que ha venido a traer guerras y división. ¿No se ha dicho siempre que Él es el príncipe de la paz y que su Reino es de la fraternidad? Es cierto, pero hasta que llegue esa paz y esa fraternidad a los seguidores de Jesús esperan muchas dificultades, muchos rechazos:
-          No es raro que los jóvenes llamados para ser religiosos o sacerdotes se enfrenten duramente con sus padres, con sus familias, con sus amigos.
-          A lo largo de la historia muchos mártires han sido asesinados por buscar la paz, la justicia, la fraternidad.
-          En nuestros ambientes tampoco es fácil ser cristiano, ser coherente.
“Señor, haznos fuertes para ser fieles en la lucha por tu Reino”
“También nosotros castigamos al que da la cara. Perdónanos”
“Gracias por el testimonio de los mártires,
 de los que dan la vida por ti, por tu Reino, por la paz”

Estamos llamados a acoger a los profetas, a los que actúan y hablan en nombre de Jesús. No quedaremos sin recompensa. Acoger a un profeta es acoger a Jesús, acoger su salvación, disfrutar de la vida que Él nos trae.
            “Enséñanos a reconocer y a acoger a tus profetas”

Jesús, nos has dicho: "Quién quiera guardarse su vida, la perderá; y quién la gaste por Mí, la recobrará en la vida eterna". Pero a nosotros nos da miedo gastar la vida, entregarla sin reservas. Un terrible instinto de conservación nos lleva hacia el egoísmo, y nos atenaza cuando queremos jugarnos la vida. Tenemos seguros por todas partes para evitar los riesgos. Y sobre todo está la cobardía...

Señor Jesucristo, nos da miedo gastar la vida. Pero la vida Tú nos la has dado para gastarla; no se la puede economizar en estéril egoísmo. Gastar la vida es trabajar por los demás, aunque no paguen; hacer un favor al que no lo va a devolver; gastar la vida es lanzarse aun al fracaso, si hace falta, sin falsas prudencias; es quemar las naves en bien del prójimo.

Somos antorchas que sólo tenemos sentido cuando nos quemamos; sólo entonces seremos luz. Líbranos de la prudencia cobarde, la que nos hace evitar el sacrificio y buscar la seguridad. Gastar la vida no se hace con gestos ampulosos y falsa teatralidad. La vida se da sencillamente, sin publicidad, como el agua de la vertiente, como la madre da el pecho a su bebé, como el sudor humilde del sembrador.

Entrénanos, Señor, ayúdanos a lanzarnos a lo imposible, porque detrás de lo imposible está tu gracia y tu presencia; no podemos caer en el vacío. El futuro es un enigma, nuestro camino se interna en la niebla; pero queremos seguir dándonos, porque Tú estás esperando en la noche, con mil ojos humanos rebosando lágrimas.

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

domingo, 13 de julio de 2025

Domingo, 13 de julio de 2025

 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 10, 25-37

En aquel tiempo, se presentó un maestro de la Ley y le preguntó a Jesús para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?"
Él le dijo: "¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?"
Él contestó: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser. Y al prójimo como a ti mismo."
Él le dijo: "Bien dicho. Haz esto y tendrás la vida."
Pero el maestro de la Ley, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: "¿Y quién es mi prójimo?"
Jesús dijo: "Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.
Pero un samaritano que iba de viaje, llegó a donde estaba él, y, al verlo, le dio lástima, se le acercó, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos denarios y, dándoselos al posadero, le dijo: "Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré a la vuelta." ¿Cuál de estos tres te parece que se portó como prójimo del que cayó en manos de los bandidos?"
Él contestó: "El que practicó la misericordia con él."
Díjole Jesús: "Anda, haz tú lo mismo."

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Para rezar con este evangelio, proponemos que vayas contemplando cada uno de los personajes  y te identifiques con cada uno de ellos:

1. Bandidos. Es duro sentirse bandido, pero lo cierto es que a veces con lo que decimos o callamos, con lo que hacemos u omitimos, dejamos a la gente herida. Pedimos perdón.

2. Levita y sacerdote. Nos damos cuenta de la situación del que está tirado, pero nunca es buen momento para ayudarle. Tenemos prisa, miedo... Pedimos perdón y fuerza para convertirnos.

3. Samaritano. Sin embargo, tenemos que reconocer que en ocasiones somos capaces de cambiar nuestro plan y ofrecer al hermano tiempo, cariño, dinero... Damos gracias a Dios. Él nos ha dado todo lo que tenemos y la generosidad necesaria para compartirlo.

4. Malherido. A veces también nos sentimos así: en la cuneta, olvidados, solos, heridos... Se nos rompe el corazón cuando los demás pasan de largo. Y nos alegramos cuando se aproxima un samaritano. En cada samaritano, Jesús mismo se acerca para cuidarnos, para curarnos. Damos gracias a Dios por todos los samaritanos que Dios ha puesto en nuestro camino.

Me dejaré sanar en tu cuidado,
Hasta que limpies todas mis heridas,
reconstruyas mis proyectos rotos
y devuelvas la salud a mi enferma vida.

No temas, Señor, cavar hasta lo más profundo,
aunque a veces grite ¡no me escuches!
Pues la vida, día a día, me ha enseñado
que solo se crece cuando a veces sufres.

Y aunque sean muchos los momentos
que de ti y tu amor quiera estar lejos,
no me dejes, Señor, no me hagas caso.
Pues la dicha y el amor que busco solo nacen en tus brazos.

¿Podré llegar incluso a sentirte extraño?
¿a maldecir tu nombre y desear tu muerte?
Si así ocurre, Señor, perdona mi engaño,
Y cura poco a poco mi odio, en tu amor paciente y fuerte.

Severino Lázaro, sj

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Hacerme cargo de la realidad,
de la que me rodea y sostiene,
de la que me nubla o da horizonte,
de la cercana, de la lejana;
de la realidad de Dios
que es la creación entera;
de la realidad de los otros,
tan diferentes y hermanos,
y de mi propia realidad,
tan humana que me afecta todos los días.

Hacerme cargo de la realidad
y, para ello, mirar de frente y ver;
escuchar a quienes no tienen voz;
entrar en las entrañas del mundo
y detener el viaje de mis negocios;
dejarse llevar serenamente, sin resistir,
adonde nuestro corazón nos lleve;
estar siempre donde hay que estar
aunque sintamos el ruido o la soledad;
y no volver ni cuerpo ni espíritu para atrás.

Hacerme cargo de la realidad
recorriendo los caminos de la periferia,
sintiendo sus voces, gritos y susurros,
percibiendo sus fragancias abiertas,
consciente de mi talante y momento,
de este lugar, día y sentimiento,
porque la realidad, cualquiera, está más llena
de dolor, caos y tiniebla
o de belleza, misterio y futuro,
según nuestro lugar de refugio y vida.

Hacerme cargo de la realidad,
sin metáforas, símbolos y poesía,
tal como la viven quienes están dentro de ella,
fajándonos en las distancias cortas
para evitar viajes de ida y vuelta;
hacerme cargo y seguir la tarea
conjugando quehaceres, sendas e historias;
esperando, quedamente y en silencio,
a que tu Palabra de vida nazca
y florezca en nosotros tu luz y sabiduría.

Hacerme cargo de la realidad...
y, después, ¡cargar con ella
y encargarme de ella!,
como Tú lo hiciste
y nos lo propones
al final de la historia
del buen samaritano,
dejándonos tocar, golpear,
herir, desangrar, crucificar...
y besar por ella.

Florentino Ulibarri


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.