1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Marcos 8, 1-10
Uno de aquellos días, como había mucha gente y no tenían qué comer,
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: Me da lástima de esta gente;
llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer, y si los despido a
sus casas en ayunas, se van a desmayar por el camino.
Además, algunos han venido desde lejos.
Le replicaron sus discípulos: ¿Y de dónde se puede sacar pan, aquí, en
despoblado, para que se queden satisfechos? El les preguntó: ¿Cuántos
panes tenéis? Ellos contestaron: Siete.
Mandó que la gente se sentara en el suelo: tomó los siete panes,
pronunció la Acción de Gracias, los partió y los fue dando a sus
discípulos para que los sirvieran.
Ellos los sirvieron a la gente.
Tenían también unos cuantos peces: Jesús los bendijo, y mandó que los sirvieran también.
La gente comió hasta quedar satisfecha, y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil.
Jesús los despidió, luego se embarcó con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús siente lástima. Sentir lástima es empatizar, es compartir los
sentimientos del otro... Sintió lástima de aquella gente. Y siente
lástima de ti, que también tienes hambre de justicia, de paz interior...
Dale gracias a Dios y siéntete acompañado y comprendido por Dios en
todos tus afanes.
¿Y de donde vamos a sacar comida para tantos? Es la respuesta lógica de
los discípulos. A veces nosotros razonamos como ellos: ¿qué puedo hacer
yo, si soy tan poca cosa, para mejorar el ambiente de mi familia, del
grupo de amigos, del barrio o del pueblo? Si no nos podemos todos de
acuerdo no podemos hacer nada.
A Jesús no le valen estas respuestas. Él no espera a tener 1000 panes
para ayudar a aquella gente. No se queda cruzado de brazos hasta que
todos se ponen manos a la obra. Jesús se pone en marcha, moviliza a sus
discípulos... y reza. Esa es la actitud del creyente ante los problemas
de las personas de la Iglesia y del mundo: sentir lástima, ponerse en
marcha, movilizar a los más cercanos y rezar. ¿Qué te dice Dios? ¿qué le
dices?
Señor Jesús,
gracias por tu corazón compasivo,
un corazón que nunca pasa de largo
que siente nuestras hambres más profundas
y nos ofrece gratis el mejor alimento.
Jesús Resucitado,
gracias por compartir con nosotros
el pan bendito de tu vida nueva,
el vino bueno de la alegría eterna,
el agua fresca de la esperanza cierta.
Señor nuestro,
danos un corazón como el tuyo,
un corazón cercano y generoso
para compartir el pan, el vino y el agua
con todos los hambrientos del camino.
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.