Domingo de la 1ª semana de Cuaresma A
1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
"Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
"Ayúdame a sentir tu cercanía",
"Quiero estar contigo, Jesús".
2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 4, 1‑11
En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser
tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus
cuarenta noches, al final sintió hambre.
Y el tentador se le acercó y le dijo:
—Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en panes.
Pero él le contestó diciendo:
—Está escrito: No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
Entonces el diablo lo lleva a la Ciudad Santa, lo pone en el alero del templo y le dice:
—Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: Encargará a
los ángeles que cuiden de ti y te sostendrán en sus manos para que tu
pie no tropiece con las piedras.
Jesús le dijo:
—También está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios.
Después el diablo lo lleva a una montaña altísima y mostrándole todos los reinos del mundo y su esplendor le dijo:
—Todo esto te daré si te postras y me adoras.
Entonces le dijo Jesús:
—Vete, Satanás, porque está escrito: Al Señor, tu Dios, adorarás y a él sólo darás culto.
Entonces lo dejó el diablo, y se acercaron los ángeles y le servían.
3. Reflexiono y rezo. Respondo.
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?
Jesús, después de la experiencia del Bautismo en el Jordán, lleno del
Espíritu Santo, se deja guiar por Él. Y sorprendentemente, el Espíritu
lo lleva al desierto, donde Jesús se encuentra consigo mismo, sin ningún
privilegio, con la profundidad de su ser humano, y vive la tentación.
El Espíritu no le hace esquivar las tentaciones, le da fuerza para
superarlas.
Las tres tentaciones de Jesús, buscar soluciones mágicas a
las necesidades básicas, el poder, y el éxito, sintetizan todas las
tentaciones de la persona humana.
Las tentaciones no son algo que se pase una vez en la vida
sino una realidad continua en nuestra existencia. Cristiano no es el que
no tiene tentaciones, o vive como si no las tuviera, sino el que
siguiendo el ejemplo de Jesús las descubre en toda su profundidad y las
combate y supera cada día con la fuerza del Espíritu.
¿Cuáles son las tentaciones más frecuentes en mi vida? ¿cómo
me enfrento a ellas? ¿me siento acompañado por Jesús y por los que con
su fuerza las han vencido?
Hoy al rezar el Padre Nuestro podemos pararnos en la frase: “No nos dejes caer en la tentación”
Señor, también tú sentiste la tentación de abandonar el camino del
amor, el servicio y la entrega; para escoger otros caminos más fáciles,
aparentemente más eficaces para ayudar a las personas y transformar el
mundo.
También nosotros somos tentados.
Somos tentados cuando sentimos que hemos de preocuparnos más de
nosotros mismos y menos de los demás, de los pobres; cuando no entienden
que “perdamos el tiempo” comprometiéndonos en causas que no nos
reportan ganancia económica alguna.
Somos tentados cuando nos invitan a vengarnos y no a perdonar.
Somos tentados cuando nos animan más a consumir que a ser austeros.
Somos tentados cuando sentimos el deseo de alejarnos de Dios y poner
nuestra confianza en el dinero, en lo que se puede ver y palpar.
Somos tentados cuando quieren o queremos convencernos de que las
personas necesitan más pan y menos evangelio; más compromiso social y
menos evangelización.
Somos tentados cuando queremos ganar el corazón de las personas con regalos y no con amor,
cuando decimos y hacemos lo que esperan de nosotros, aunque no sea lo más conveniente.
Gracias, Jesús, por descubrirnos que sólo el amor puede transformar
el corazón de las personas; sólo el amor puede cambiar radicalmente
nuestro mundo.
Gracias por ofrecernos la luz y fuerza de tu Espíritu, para descubrir
y superar las tentaciones y ser fieles en nuestra misión. Haznos
humildes para pedir y recibir cada día tu ayuda.
---------------------------
Cuando sea tentado por el hambre,
no me dejes caer en soluciones fáciles.
No a la gula,
no a la pereza,
no a la vida cómoda y satisfecha.
Dame sólo el pan nuestro de cada día.
Cuando sea tentado por la fama,
no me dejes caer en la soberbia.
No a la imagen,
no al orgullo,
no a una vida ambiciosa y fácil.
Dame sólo la grandeza de tener hermanos y Padre.
Cuando sea tentado por el poder,
no me dejes caer en sus redes.
No al uso de su fuerza,
no al dominio,
no a una vida arrogante y prepotente.
Dame sólo el gozo del servicio humilde.
Cuando sea tentado por lo que sea,
no me dejes solo con mi pena ni con mi osadía.
Y aunque no te lo pida,
ni haya apreciado tu ejemplo y propuesta,
dame tu segura compañía
para andar por la vida.
Y mientras caminemos por el desierto,
que tu Espíritu, sólo tu Espíritu,
me empuje y guíe
a los corazones y a los oasis
en los que Tú estás presente,
aunque no lo invoque.
¡No me dejes caer en estas
ni en otras tentaciones!
Florentino Ulibarri
4. Termino la oración
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.
Páginas
▼