jueves, 10 de noviembre de 2022

Jueves, 10 de noviembre de 2022

Jueves de la 32ª semana del tiempo ordinario

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 17, 20-25

En aquel tiempo, a unos fariseos que le preguntaban cuándo iba a llegar el reino de Dios, Jesús les contestó: El reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí; porque mirad, el reino de Dios está dentro de vosotros.
Dijo a sus discípulos: Llegará un tiempo en que desearéis vivir un día con el Hijo del Hombre, y no podréis.
Si os dicen que está aquí o está allí, no os vayáis detrás.
Como el fulgor del relámpago brilla de un horizonte a otro, así será el Hijo del Hombre en su día.
Pero antes tiene que padecer mucho y ser reprobado por esta generación.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

A. ¿Qué es el Reino de Dios o Reino de los cielos? El Reino de Dios no es un territorio concreto, como el Reino de España, ni se identifica con el Vaticano, ni con la Iglesia católica. El Reino de Dios es el proyecto que tiene Dios para sus hijos e hijas; un proyecto de felicidad, que se cumple cuando le amamos a Él y cuando amamos a las personas. Cuando vivimos este doble y único amor, Dios reina.
     "Gracias Señor porque buscas mi felicidad"
     "Reina Señor en mi vida, en mi corazón"
     "Dame fuerza para construir tu Reino en mi familia, en el trabajo, con mis amigos..."

B. El Reino de Dios no vendrá espectacularmente... Está dentro de vosotros. Isaías buscaba a Dios en el huracán, en el terremoto y en el fuego; y lo encontró en el susurro de una brisa suave. (1 Reyes 19,9-13). Esa susurro se percibe en la bondad de nuestros sentimientos, en la sencillez de los gestos de amor, en la pequeñez de un trozo de pan consagrado... ¿Sientes esa brisa? ¿Dónde? Descúbrela, alégrate, da gracias.

Señor, tú estabas dentro de mí, más interior que lo más íntimo mío y más alto que lo más sumo mío. Y he aquí que tú estabas dentro de mí y yo fuera, y por fuera te buscaba; y deforme como era, me lanzaba sobre estas cosas hermosas que tú creaste. Tú estabas conmigo, mas yo no lo estaba contigo.

Me retenían lejos de ti aquellas cosas que, si no estuviesen en ti, no existirían.

Llamaste y clamaste, y rompiste mi sordera; brillaste y resplandeciste, y curaste mi ceguera; exhalaste tu perfume y respiré, y suspiro por ti; gusté de ti, y siento hambre y sed, me tocaste, y me abrasé en tu paz.

San Agustín


C. El Reino de Dios comienza en esta tierra, pero encontrará su perfección al final de la historia. En ese día Jesús, el Hijo del hombre, brillará como un relámpago. También nosotros brillaremos al sentir el amor de nuestro Padre en toda su amplitud, al disfrutar  de una fraternidad perfecta. Imagina como será ese día...
Pero hasta que llegue, la lucha contra la injusticia, contra la violencia, contra el pecado va a ser muy dura. En esa lucha encontró Jesús muchos padecimientos y la propia muerte.
      "Danos luz y fuerza para luchar contra todo lo que hace infelices a las personas"
      "Gracias Señor porque sabemos que al final vencerá el Amor, vencerás Tú"

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

miércoles, 9 de noviembre de 2022

Miércoles 9 de noviembre de 2022

Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Juan 2, 13-22

Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo:
-«Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre.»
Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora.»
Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron:
-«¿Qué signos nos muestras para obrar así?»
Jesús contestó:
-«Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.»
Los judíos replicaron:
-«Cuarenta y seis años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?»
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y, cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y dieron fe a la Escritura y a la palabra que había dicho Jesús.
 3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

A. Hoy se celebra en la Iglesia la dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán, la catedral de Roma. Las iglesias materiales son dedicadas, consagradas para que sean el lugar dedicado al encuentro con Dios y con los hermanos. Desde Roma el Papa continúa la misión que Jesús dio a San Pedro: apacentar sus ovejas, confirmar a los hermanos en la fe auténtica. Es buena ocasión para dar gracias a Dios por el Papa, por su trabajo entregado, para pedir por él y por toda la iglesia, para que sea cada vez más auténtica y evangélica.

B. Jesús se molesta cuando que el templo de Jerusalén no se dedica a Dios. Jesús no tolera que el templo de Dios se convierta en un mercado. A veces también nosotros comerciamos con Dios. Hago este sacrificio para que Dios me dé tal favor. Rezo para que se cumpla mi voluntad y no la de Dios. Me porto bien para ganar el cielo. Cuando razonamos así olvidamos que el amor de Dios es gratuito y que Él sólo busca nuestra felicidad
    "Gracias, Padre, por tu amor gratuito"
     "Padre, me pongo en tus manos"

C. Destruid este templo y en tres días lo levantaré. Jesús habla de su cuerpo y ellos pensaban en el gran templo de Jerusalén. Nuestros cuerpos también son templos en los que Dios habita. Y en nuestro bautismo también fuimos dedicados, consagrados a Dios.

Señor, bendice mis manos
para que sean delicadas y sepan tomar
sin jamás aprisionar,
que sepan dar sin calcular
y tengan la fuerza de bendecir y consolar.

Señor, bendice mis ojos
para que sepan ver la necesidad
y no olviden nunca lo que a nadie deslumbra;
que vean detrás de la superficie
para que los demás se sientan felices
por mi modo de mirarles.

Señor, bendice mis oídos
para que sepan oír tu voz
y perciban muy claramente
el grito de los afligidos;
que sepan quedarse sordos
al ruido inútil y la palabrería,
pero no a las voces que llaman
y piden que las oigan y comprendan
aunque turben mi comodidad.

Señor, bendice mi boca
para que dé testimonio de Ti
y no diga nada que hiera o destruya;
que sólo pronuncie palabras que alivian,
que nunca traicione confidencias y secretos,
que consiga despertar sonrisas.

Señor, bendice mi corazón
para que sea templo vivo de tu Espíritu
y sepa dar calor y refugio;
que sea generoso en perdonar y comprender
y aprenda a compartir dolor y alegría
con un gran amor.
Dios mío, que puedas disponer de mí
con todo lo que soy, con todo lo que tengo.

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

martes, 8 de noviembre de 2022

Martes, 8 de noviembre de 2022

Martes de la 32ª semana del tiempo ordinario

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 17, 7-10

En aquel tiempo, dijo el Señor: Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice: «Enseguida, ven y ponte a la mesa? » ¿No le diréis: «Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo; y después comerás y beberás tú ? » ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: «Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer».

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

A. Es verdad que todos necesitamos “palmaditas en la espalda”, que sea reconocido y agradecido nuestro trabajo. Sin embargo, no podemos trabajar y comprometernos para obtener premios y regalos, como los niños. Pedimos a Dios que nos conceda amar sin esperar nada a cambio, gratuitamente

B. A veces queremos “ajustar las cuentas” con Dios, nos parece que no nos paga lo suficiente, le exigimos que nos compense nuestros desvelos y tareas. No tiene sentido. Dios nos lo ha dado todo, antes de que nosotros lo hubiéramos pedido, nos ha dado mucho más de lo que podríamos merecer. Por eso, tenemos que decir: “Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer.

Señor, ¿merece la pena decir la verdad?
¿trae cuenta renunciar a caprichos?
¿tiene sentido ser generoso y compartir?
¿qué voy a recibir por ser buen cristiano?
¿qué me vas a dar por seguirte?

A veces siento, Señor, que no merece la pena,
que es mejor buscar únicamente mi interés
dejar de sentir los problemas de los demás
y vivir la vida alegremente, sin renunciar a nada.
Así lo siento... y no me gusta esta sensación.

Sé qué tú das el ciento o el mil por uno,
incluso el cien por cero o el mil por nada,
que tú pagas sin saber si vas a recibir algo;
pero a veces no lo siento así, Señor,
y te pido que me ayudes a experimentarlo.

Señor, ayúdame a comprender y a sentir
que amar y servir a los demás es un regalo,
que vivir en la verdad es una gracia tuya,
que Tú haces posible mi esfuerzo y mi renuncia,
que seguirte y estar a tu lado es el mejor don,
que somos pobres siervos y sólo hemos hecho lo que debíamos.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

lunes, 7 de noviembre de 2022

Lunes, 7 de noviembre de 2022

Lunes de la 32ª semana del tiempo ordinario

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 17, 1-6

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: Es inevitable que sucedan escándalos; pero ¡ay del que los provoca! Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le encajaran en el cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar.
Tened cuidado.
Si tu hermano te ofende, repréndelo; si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: «lo siento» , lo perdonarás.
Los apóstoles le pidieron al Señor: Auméntanos la fe.
El Señor contestó: Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: «Arráncate de raíz y plántate en el mar» , y os obedecería.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

A. En muchas ocasiones no valoramos las consecuencias de lo que hacemos y decimos en las personas que nos ven y nos oyen. Nuestra vida influye en las personas que nos rodean positiva o negativamente. Por eso, hemos de tener cuidado, especialmente si estamos delante de "pequeños" en edad, en forma de pensar, en dinero...
     "Señor, perdona mi falta de sensibilidad con los hermanos"
     "Dame sabiduría y fuerza para hacer y decir lo que más ayude a los hermanos"

B. ¿Qué hacemos cuando alguien nos ofende? ¿le decimos algo o lo criticamos a su espalda? ¿intentamos corregirle o lo dejamos por imposible a las primeras de cambio? ¿procuramos que mejore o lo mandamos a paseo? Es menos comprometido pensar: "es mayor, ya sabe lo que se hace" que "todos necesitamos que nos ayuden para crecer".
Y cuando le decimos algo ¿cómo lo hacemos? ¿con cariño o con resentimiento? ¿pensando las cosas o a boca-jarro? ¿para desahogarme o para ayudarle?

Señor, no nos dejes caer en el "ojo por ojo" o en el "diente por diente";
no permitas que me deje llevar por la rabia o por los deseos de venganza.
Ayúdame a seguir amando a quién se equivoca, a quien me hace daño;
Dame sabiduría para convertir el dolor en compasión afectiva y efectiva.

Enséñame a rezar por las personas que me han herido con sus palabras y obras;
a corregir sin humillar, por amor, con delicadeza, buscando el bien del otro.

Dame amor para no criticar a la espalda, para corregir a la cara, a solas.
Si no me hace caso, que no me dé por vencido y busque la ayuda de otras personas y de la comunidad.
Y si, ni aún así, no se corrige, dame la paz del que hace todo lo posible para solucionar un problema.

Señor, dame amor para corregir a quién se equivoca
y mucha humildad para dejarme corregir cuando me equivoco yo.

C. Si tuvierais fe... La fe es un don, un regalo, es gratuita. Pero tenemos que abrir de par en par el corazón, la cabeza y las manos para acogerla. Acogemos la fe cuando rezamos, cuando nos formamos para comprender mejor los contenidos que creemos, cuando hacemos lo que Dios nos dice, aunque nos dé miedo

Te he encontrado en muchos sitios, Señor.
He escuchado el latido de tu corazón en la tranquilidad perfecta de los campos,
en el sagrario de una catedral vacía,
en la unidad de mente y corazón de una asamblea de personas que te quieren.
Te he encontrado en el gozo, donde a menudo te busco.

En el dolor, te encuentro siempre,
pues el dolor es como el repique de la campana que me llama a rezar.
Señor, te he encontrado en la terrible magnitud del dolor de los demás.
Te he visto en la sublime aceptación y en la inexplicable alegría de los que sufren.

En cambio, no he logrado encontrarte en mis pequeños males
en mis estúpidos disgustos, en contratiempos insignificantes.
En mi cansancio, he dejado pasar inútilmente tu amor, tu entrega
y la vitalidad gozosa de tu pascua,
que queda sofocada por pensar en mí más que en Ti.

Señor, yo creo. Pero aumenta mi fe.

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

domingo, 6 de noviembre de 2022

Domingo, 6 de noviembre de 2022

Domingo de la 32ª semana del t.o.C

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 20, 27-38

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos saduceos, que niegan la resurrección y le preguntaron: Maestro, Moisés nos dejó escrito: «Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero sin hijos, cásese con la viuda y dé descendencia a su hermano».
Pues bien, había siete hermanos el primero se casó y murió sin hijos.
Y el segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete murieron sin dejar hijos.
Por último murió la mujer.
Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete han estado casados con el1a.
Jesús les contestó: En esta vida hombres y mujeres se casan; pero los que sean juzgados dignos de la vida futura y de la resurrección de entre los muertos, no se casarán.
Pues ya no pueden morir, son como ángeles; son hijos de Dios, porque participan en la resurrección.
Y que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor: «Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob».
No es Dios de muertos sino de vivos: porque para él todos están vivos.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

A. Los saduceos no creían en la resurrección y plantean a Jesús una pregunta, no para aclarar una duda, sino para ridiculizar a cuantos creían en la resurrección. A veces no nos conformamos con presentar nuestras ideas con sencillez y claridad, y menospreciamos a quienes tienen opiniones y creencias distintas a las nuestras.
     "Señor, hazme sencillo y humilde"
     "Ayúdame a respetar y a amar a los que no piensan como yo"

B. Jesús aprovecha hasta la mala intención de los saduceos para exponer su doctrina con paciencia: "No es Dios de muertos, sino de vivos". Nosotros creemos en la resurrección. Creemos que un día resucitaremos a una vida nueva de hijos de Dios en plenitud, de fraternidad perfecta.
     "Gracias Señor por el regalo de la fe y la esperanza"
     "Ayúdanos a ser testigos de esperanza en el mundo"
     "Perdona Jesús nuestras desesperanzas y pesimismos"

C. La fe en la resurrección no nos desentiende de los problemas de la tierra. Los cristianos no deberíamos tener tanto miedo para entregar la vida por los hermanos, por el Reino de Dios, porque sabemos que recobraremos una vida nueva multiplicada. Los cristianos hemos recibido la misión de "traer el cielo a la tierra", de trabajar para que todos se sientan hermanos e hijos de Dios. ¿Cómo voy a responder a esta misión? Pido a Dios luz y fuerza para hacerlo con generosidad.

D. Los cristianos creemos en la resurrección, creemos que la Pascua, el paso de la muerte a la vida ya ha comenzado en nosotros:

Vivir pascualmente
es vivir cada momento intensamente,
como si fuese el último,
y dar cada paso, con sorpresa y gozo,
como si fuese el primero.

Es inspirar amor y conciencia
en nuestro frágil cuerpo e historia,
y entrar con gozo y paz
en el cuerpo universal y místico
que todos somos ya ahora.

Es acoger la liberación y sanación
de nuestro ser entero
que se hacen presentes, aquí y hora
y en el reverso de la historia,
rompiendo nuestros normas y credos.

Es mirar y ver las llagas
del cuerpo y del alma
tan sangrantes en tantas personas,
y no pensar que quienes las tienen
son aprovecadas o fantasmas.

Es compartir lo que tenemos,
con generosidad y gozo,
con los hemanos necesitados
aunque no los conozcamos
y sólo sea un trozo de pez asado.

Es desprendernos del sufrimiento y miedo,
que atenazan y cierran
nuestra mente, corazón y entrañas,
y abrir todas las ventanas
a tu brisa resucitada.

Es no perder la capacidad de asombro,
abrir nuestro entendimiento,
aprender día a día en cada encuentro,
alegrarse por todo lo bueno,
y ser testigos de lo vivido.

Es ver en cada paso humano
tu paso divino de enamorado,
tan pascual y cercano,
tan rompedor y solidario,
tan al lado de nuestros pies cansados...

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

sábado, 5 de noviembre de 2022

Sábado, 5 de noviembre de 2022

Sábado de la 31ª semana del t.o.

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 16, 9-15

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: Ganaos amigos con el dinero injusto, para que cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.
El que es de fiar en lo menudo, también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo, tampoco en lo importante es honrado.
Si no fuisteis de fiar en el vil dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro quién os lo dará? Ningún siervo puede servir a dos amos: porque o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo.
No podéis servir a Dios y al dinero.
Oyeron esto unos fariseos, amigos del dinero, y se burlaban de él.
Jesús les dijo: Vosotros presumís de observantes delante de la gente, pero Dios os conoce por dentro.
La arrogancia con los hombres, Dios la detesta.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

A. El que es de fiar en lo menudo, también en lo importante es de fiar. Nos jugamos nuestra fidelidad a Jesús en las cosas menudas. Para crecer como personas y como cristianos necesitamos cuidar los detalles sencillos, insignificantes, escondidos. A los ojos de los hombres son granos de arena sin importancia, pero a los ojos de Dios son perlas llenas de valor. Que importante es la oración de cada día, el saludo cariñoso a las personas, un gesto de ternura, un apretón de manos, una sonrisa sincera...
     "Señor, ayúdame a ser fiel en las cosas menudas"
     "Gracias Jesús por las cosillas que me hacen feliz"
     "Perdona,  porque valoro demasiado las cosas grandes"

B. No podéis servir a Dios y al dinero. ¿En quién ponemos nuestra confianza, en Dios o en el dinero y en las cosas que podemos comprar con dinero? ¿A quién o a qué dedicamos nuestra vida, nuestro tiempo? Necesitamos el dinero para vivir, pero sería absurdo vivir para tener dinero.
    "Perdona Señor mi apego desmedido al dinero"
     "Ayúdame a amarte a ti sobre todas las cosas"

C. Presumís de arrogantes delante de los hombres, pero Dios os conoce por dentro. Así dice Jesús a los fariseos y al fariseo que todos llevamos dentro. Generalmente nos importa más el aplauso de las personas que el reconocimiento de Dios, cuidamos más la belleza exterior que la interior, nos gusta destacar más nuestras buenas obras que las de los demás. Jesús nos llama a la coherencia, a la humildad, a la verdad.
     "Danos Jesús el regalo de la humildad"
     "Gracias Señor por las personas que me ayudan a ser sencillo"

Me dicen que triunfe a toda costa,
que pise fuerte, sin vacilar jamás,
mostrando siempre dominio
de las situaciones,
de las gentes,
de mí mismo.

Me dicen que escriba mi nombre
con letras hermosas en tarjeta noble,
que la impresión es lo que cuenta
y hay que lucir estilo,
títulos, rango y riqueza.

Me dicen que me cerciore
de tener todo bien atado,
de asegurar el futuro,
de dominar el presente,
para así vivir al límite.

Pero llegas tú y te ríes de esos consejos,
y me dices que desde arriba
no se ve a las personas,
que escriba mi nombre
en las horas regaladas,
en las puertas abiertas de mi vida,
en las manos ofrecidas
para apoyar al próximo.

Llegas tú y descolocas mi orden,
y me dices que salte al vacío.
Y me recuerdas que es en los sencillos,
los mansos, los pequeños y los pobres
donde está la Vida sin límite.

José María Rodríguez Olaizola, sj



Señor, Tú nos hablas con claridad. No podemos servir a Dios y al dinero. Sin embargo, nuestra sociedad ha establecido una relación equivocada con el dinero, ya que aceptamos pacíficamente su predominio sobre nosotros y nuestras sociedades. El dinero gobierna y no sirve. El dinero es lo más importante y el ser humano ha quedado reducido a una sola de sus necesidades: el consumo.

El afán de poder y de tener no conoce límites. Los intereses del mercado, divinizado, se convierten en regla absoluta. Todo vale con tal de acrecentar beneficios, aunque millones de personas pasen hambre, aunque se contamine el medio ambiente. Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz.

Señor, danos luz y fuerza para revelarnos ante esta idolatría, para denunciarla y combatirla. Danos fuerza para favorecer una ética que permita crear un equilibrio y un orden social más humano, al servicio de todos. Ilumina a los expertos financieros y a los gobernantes de los países, a fin de que busquen y a trabajen por el bien común. Ayúdanos a todos a socorrer a los pobres, a respetarlos y promocionarlos; a no dejarnos atar por el dinero y a vivir una solidaridad desinteresada y generosa. Amén.

Oración inspirada en Evangelii Gaudium 55-58.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

viernes, 4 de noviembre de 2022

Viernes 4 de noviembre de 2022

Viernes de la 31ª semana del tiempo ordinario

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 16, 1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Un hombre rico tenía un administrador y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes.
Entonces lo llamó y le dijo: ¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido.
El administrador se puso a echar sus cálculos: ¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa.
Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo, y dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi amo? Este respondió: Cien barriles de aceite.
El le dijo: Aquí está tu recibo: aprisa, siéntate y escribe «cincuenta».
Luego dijo a otro: Y tú, ¿cuánto debes? ; El contestó: Cien fanegas de trigo.
Le dijo: Aquí está tu recibo: Escribe «ochenta».
Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido.
Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

A. Parece que esta parábola anima a engañar y a robar sin escrúpulos. Sin embargo, Jesús no alaba el engaño de los hijos de este mundo, alaba su astucia. El administrador injusto es astuto y malo. Jesús nos invita a ser astutos y buenos, inteligentes y generosos, creativos y honrados. Jesús quiere que pongamos todos nuestras capacidades al servicio de los hermanos. Pedimos su ayuda para ser así.

B. Sin embargo, tenemos que reconocer que a veces nos parecemos bastante al administrador injusto. Utilizamos la astucia, la inteligencia, la creatividad solamente en favor nuestro y a veces en contra de los demás. Pensamos hechos concretos y pedimos perdón.

C. Finalmente recordamos a quienes ponen todos sus talentos al servicio de los demás: analizan la realidad, buscan ayudas económicas y humanas, diseñan estrategias, evalúan las acciones y los logros obtenidos... se devanan los sesos para solucionar problemas, para ayudar, para transformar poco a poco el mundo que nos rodea. Pensamos en personas concretas. A veces también nosotros actuamos así. Damos gracias.

Señor, gracias por todas las capacidades que me has dado.
Ayúdame a reconocerlas y agradecerlas,
a ponerlas al servicio de los hermanos,
de tu Reino de justicia, verdad, amor y paz.

Que mi astucia no se vuelque en alcanzar mis caprichos
y busque el crecimiento de los más pequeños y pobres.

Que mi inteligencia no sirva para justificar mis errores,
y me ayude a crecer en sinceridad y humanidad.

Que mi creatividad no sea egoísta ni aprovechada
y abra nuevos caminos para la generosidad y el amor.

Que mi talento no se centre en perseguir mi bienestar
y trabaje para construir el bien común y la paz.

Señor, gracias por todas las capacidades que me has dado.
Ayúdame a reconocerlas y agradecerlas,
a ponerlas al servicio de los hermanos,
de tu Reino de justicia, verdad, amor y paz.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.