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lunes, 4 de agosto de 2025

Lunes, 4 de agosto de 2025.San Juan María Vianney

 San Juan María Vianney

 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 14, 13-21

En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, El Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos.
Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer." Jesús les replicó: No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer." Ellos le replicaron: Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces." Les dijo: Traédmelos."
Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Jesús se quiere alejarse de la gente en barca a un sitio tranquilo y apartado. Pero tiene que cambiar sus planes, porque lo siguieron por tierra desde los pueblos.
Cuando nos proyectamos un plan, normalmente nos cuesta cambiarlo, sobre todo si reduce nuestra tranquilidad.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Jesús vio a la gente, sintió lástima y actuó. Sin embargo, en muchas ocasiones no queremos ver la necesidad de la gente, no queremos enterarnos del sufrimiento de muchas personas. Y cuando vemos y sentimos lástima, no damos el paso siguiente: la acción, el compromiso. Nos parece que no podemos hacer nada. Y nos guardamos nuestros cinco panes y nuestros dos peces.
¿Te detienes a mirar, a descubrir el dolor de las personas?
¿Te dejas conmover?
¿Tu compasión es activa o se contenta con el lamento?
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Tu poder multiplica la eficacia de la humanidad
y crece cada día en nuestras manos
la obra de tus manos.

Nos señalaste un trozo de la viña
y nos dijiste: -Venid y trabajad.

Nos mostraste una mesa vacía
y nos dijiste: -Llenadla de pan.

Nos presentaste un campo de batalla
y nos dijiste: - Construid la paz.

Nos sacaste al desierto con el alba
y nos dijiste: -Levantad la ciudad.

Pusiste una herramienta en nuestras manos
y nos dijiste: - Es tiempo de crear.

Escucha a esta hora el rumor del trabajo
con que tantas personas se afanan en tu heredad.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo
Por los siglos. Amén.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

domingo, 3 de agosto de 2025

Domingo, 3 de Agosto de 2025

 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Lucas 12, 13-21

En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús: "Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia."
Él le contestó: "Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?"
Y dijo a la gente: "Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes."
Y les propuso una parábola: "Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos:
¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha."
Y se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come, bebe y date buena vida."
Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será? "
Así será el que amasa riquezas para sí y no es rico ante Dios."

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Que pocas son las familias en la que no hay problemas con las herencias. Normalmente los problemas no surgen porque cada uno exige sus derechos legítimos, sino porque, aunque casi nadie lo reconoce, en casi todos se esconde la codicia.

Pedimos al Señor que nos ayude a reconocer la codicia (consciente o inconsciente) que influye, condiciona y en ocasiones determina nuestra actuación; y que, por consiguiente, marca las relaciones con los demás y con Dios. Pedimos fuerza para superarla.
Damos gracias porque también somos capaces de ser generosos y por todas aquellas personas que son ejemplares a la hora de compartir sus bienes.

La vida no depende de los bienes. Ni la vida, ni la felicidad, ni nada que tenga realmente valor a los ojos de Dios. Una vida plena y feliz es consecuencia del amor, de la fe, de la entrega...
¿Cómo quieres asegurarte una buena vida, acumulando riquezas?
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

¡Qué difícil es no cobrar!
Dinero,
puestos,
recompensas,
regalos,
alabanzas,
admiración...

A veces, comisiones,
favores,
sobres...
Y otras,
impuestos,
tasas,
fotos para el recuerdo...

Se cobra casi siempre.
Las primeras veces
pasamos la factura con disimulo.
Después, cuando ya nos hemos avezado
y consolidado, que llega sin pensarlo,
hasta nos vanagloriamos de ello.

Y llega el despropósito:
los grandes emporios,
el ser exclusivos,
el prestigio,
la competencia,
el creernos dueños de casi todo...

Lo gratuito no tiene prestigio
y lo pequeño no cuenta con futuro.
Lo hemos comercializado todo...

Pero Tú, Jesús, ni cobrabas
ni acumulabas
ni eras avaricioso;
y avisaste del peligro.

Florentino Ulibarri


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

sábado, 2 de agosto de 2025

Sábado, 2 de agosto de 2025

 1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 14, 1-12

En aquel tiempo oyó el virrey Herodes lo que se contaba de Jesús, y dijo a sus ayudantes: "Ese es Juan Bautista que ha resucitado de entre los muertos, y por eso los Poderes actúan en él". Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado por motivo de Herodías, mujer de su hermano Felipe, porque Juan le decía que no le estaba permitido vivir con ella. Quería mandarlo matar, pero tuvo miedo de la gente, que lo tenía por profeta.
El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de todos, y le gustó tanto a Herodes, que juró darle lo que pidiera. Ella, instigada por su madre, le dijo: "Dame ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan Bautista". El rey lo sintió; pero, por el juramento y los invitados, ordenó que se la dieran; y mandó decapitar a Juan en la cárcel. Trajeron la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven, y ella se la llevó a su madre.
Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron y fueron a contárselo a Jesús.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

Frente al “cada uno que haga lo que quiera”, Juan Bautista denuncia el pecado: Herodes estaba conviviendo con Herodías, esposa de su hermano Felipe. Y el profeta no se calla, aunque sea peligroso para él. Un pecado grave no sólo hace daño a los que lo cometen, perjudica a toda la comunidad.
¿Qué te dice Dios? ¿Qué le dices?

Herodías tenía a Juan entre ceja y ceja. Aprovecharía cualquier ocasión para acabar con él. ¿No hacemos a veces nosotros cosas semejantes? Si alguien nos dice algo que nos sienta mal, aunque sea verdad, nos duele y a veces esperamos la ocasión para vengarnos.
Herodes jura un despropósito y después no es capaz de rectificar, por miedo a quedar mal. ¡Cuantas veces somos esclavos de nuestros errores!
Pedimos perdón y fuerza para superarnos.
Damos gracias por saber perdonar y rectificar.

Señor, enséñanos a encajar la cruz de cada día; la cruz que exige el amor a los que más sufren y a todas las personas; la cruz que conlleva la lucha por la verdad, por la justicia, por la paz; la cruz que nos viene cuando somos fieles a Ti y a tu Evangelio.

Estas cruces nos resultan pesadas, Señor, pero sufrimos más cuando nos encerramos en nosotros mismos, cuando somos testarudos, egoístas y nos dejamos llevar por la envidia o el rencor.

Señor, danos sabiduría para tener siempre presente que la cruz por amor merece la pena, nos hace más humanos, nos acerca a Ti y da vida a cuantos nos rodean. En cambio, el sufrimiento que nos trae el pecado es más grande y enteramente inútil.

Señor, enséñame a sufrir como tú y contigo.


4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.

viernes, 1 de agosto de 2025

Viernes, 1 de agosto de 2025.San Alfonso María de Ligorio

 San Alfonso María de Ligorio

1. Abro el corazón a Dios.
Puede servir la repetición de alguna oración breve:
     "Gracias Señor porque estás siempre a mi lado",
     "Ayúdame a sentir tu cercanía",
     "Quiero estar contigo, Jesús".

2. Lectura del Evangelio. Escucho.
San Mateo 13, 54-58

En aquel tiempo fue Jesús a su ciudad y se puso a enseñar en la sinagoga. La gente decía admirada: "¿De dónde saca éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos, Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?".Y aquello les resultaba escandaloso.
Jesús les dijo: "Sólo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta". Y no hizo allí muchos milagros, porque les faltaba fe.

3. Reflexiono y rezo. Respondo. 
¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?


Jesús es rechazado como profeta en su propia tierra, entre los más próximos. ¿Cómo recibimos nosotros a los profetas? ¿Cómo recibimos a los profetas de nuestra tierra, de nuestra familia, de nuestro lugar de trabajo?
            “Enséñanos a reconocer tu voz en las personas más cercanas”
            “Que sepamos acoger la verdad, venga de donde venga”

Si tratamos de decir la verdad, si denunciamos las injusticias, si anunciamos el Evangelio, recibiremos el mismo trato que recibió Jesús en su pueblo. ¿Estamos dispuestos?
            “Danos un Espíritu fuerte para ser fieles,
             para ser testigos del Evangelio en nuestros ambientes,
             aunque no se entienda, aunque nos critiquen.
             Gracias por las personas que son capaces de dar la vida
             en la misión de anunciar tu Reino y luchar contra el mal”

¿No es el hijo del carpintero? Nos cuesta descubrir a Dios en las personas con las que convivimos, en los acontecimientos sencillos de cada día.

Señor, a veces te buscamos sólo en momentos extraordinarios,
y en personas famosas que apenas conocemos…

Abre nuestra mente y nuestra mirada,
para que descubramos tu presencia en lo cotidiano,
en las personas que sonríen a nuestro paso,
en aquellas que trabajan por los demás,
en quienes han cerrado su corazón al rencor,
en los pobres que son capaces de compartir,
en esa compañera pendiente de mi estado de ánimo,
en ese vecino que comparte su pastel de cumpleaños,
en ese rayo postrero que tiñe la tarde de añil,
en esa montaña que nos habla de tu grandeza,
en esa pequeña flor en la que se refleja tu belleza,
en mis deseos de ayudar, de servir, de amar…

Abre nuestra mente y nuestra mirada, Señor.


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La fe es abandonarse total y confiadamente en manos de Dios, sin esperar a verlo todo claro.
Auméntanos la fe.

La fe es depositar la propia vida en manos del auténtico Señor: Dios. Saber, aceptar y reconocer la propia pequeñez.
Auméntanos la fe.

La fe es el salto libre del trapecista en el vacío, seguro de encontrarse con las manos de Amigo.
Auméntanos la fe.

La fe es poner a Dios como único absoluto de la propia vida.         
Auméntanos la fe.

La fe es la brújula que orienta la vida, que la pone de cara al "norte", de cara a la felicidad y la justicia, de cara a Dios.
Auméntanos la fe.

La fe es abrirse a hacer la voluntad de Dios, que busca siempre nuestro bien y felicidad.
Auméntanos la fe.

La fe es atreverse cada día a tocar a Dios, seguros de que Él nos dará su fuerza.
Auméntanos la fe.

La fe es poner en manos de Dios los problemas de las personas que amamos y, a la vez, ponerse manos a la obra para solucionarlos.
Auméntanos la fe.

La fe es aceptar a Dios como respuesta, no siempre fácil ni evidente, a los interrogantes del ser humano.
Auméntanos la fe.

La fe es soñar despierto, arriesgar la vida, vivir en un sano inconformismo; es saber amar y esperar que es posible lo imposible.
Auméntanos la fe.

Fe es creer en la fuerza del débil, en el poder transformador de la oración, en la “eficacia” de la acción que sólo Dios ve.
Auméntanos la fe.

La fe es la llave que abre nuestro corazón para que Dios pueda curarlo y trasformarlo, llenarlo de de alegría, de compasión y de amor.
Auméntanos la fe.

Fe es esperar que después de cada noche amanece un nuevo día; que tras la muerte nos una Vida Nueva.
Auméntanos la fe.

4. Termino la oración   
Doy gracias a Dios por su compañía, por sus enseñanzas, por su fuerza...
     Le pido que me ayude a vivir de acuerdo con el Evangelio
     Me despido rezando el Padre Nuestro u otra oración espontánea o ya hecha.